Hace mucho
tiempo que Buda vino a vivir a la Tierra, viendo que era un buen sitio, decidió
ser Shakyamuni y vivir en un mundo de paz, belleza, exento de enfermedad y en
perfecta armonía.
Transcurrió mucho,
mucho tiempo y un día salió a ver como vivían las gentes. Se dio cuenta de sus
penas, sufrimientos, peleas, ambiciones, enfermedades del cuerpo y del alma, y
sintió una profunda pena por ellos. Dedicó un tiempo a alcanzar la paz (algo
innecesario para Él), a la vista de todos, para que viesen y aprendiesen uno de
los métodos por el cual se podía lograr.
A continuación, se sentó tranquilamente, cerró sus ojos y se convirtió en escultura y pintura, para recuerdo de todos.
A continuación, se sentó tranquilamente, cerró sus ojos y se convirtió en escultura y pintura, para recuerdo de todos.
Siendo el de
la Gran Compasión, quizás podría simplemente, haber cambiado nuestras vidas y
cobijarnos en su palacio. Puede que eso nos hubiera dejado más satisfechos,
conseguir una vida estupenda sin ningún esfuerzo. Pero Él no puede sentir
compasión, Él, es Compasión. Sabe que antes de que termine la Eternidad,
habremos conseguido todo ello por nuestros propios medios, simplemente siendo
lo que somos, “Libertad, Vida”. Podría habernos salvado, nada más tenía que
quitarnos nuestra libertad, “en su profundo Amor y Confianza en nosotros, ha
permitido que podamos caminar, para construir nuestro propio camino, nuestro
propio método”. Él no ha podido vivir tantas experiencias, por ello ha dejado
que nosotros, su cuerpo, lo haga, todo lo que nosotros aportemos, será el conocimiento de
lo bueno y lo malo que existirá en el Buda, Nosotros. Él solamente puede Ser el
Bien y el Mal, nosotros podemos vivirlo, porque Él es Vida, es Nosotros.
Cuando Jesús
vino, al igual que Buda, vio nuestros sufrimientos, causados por: nuestros
aferramientos a las cosas materiales y al poder, nuestras vidas abrazando todo
lo que nos causaba el sufrimiento y decidió ayudarnos. Para ello se clavó en la
cruz que el hombre portaba, sujetando sus brazos (los de la cruz), construida con: ambiciones, envidias, falta de
amor, ambiciones y un alma enferma, tratando de evitar que pudiera abrazarnos,
o nosotros cayésemos en ellos, nos dio tres oportunidades, al igual que Pedro
no supimos aprovecharlas, y por tres veces la oscuridad cayó sobre nosotros, alternándose
con la luz. Viendo que quisimos mejor cerrar los ojos para no vernos, ni verle,
de nuevo nos ofreció su ayuda, para cuando quisiésemos pedírsela, prometiéndonos
estar siempre cerca. Lo que no pudo permitir fue que introduciendo la mano en
su costado, pudiésemos tocar su corazón. En la Vida solamente hay un corazón
que puedo tocar y es el Mío.
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