Mirando en el
pasado cercano, recuerdo aquellas fábulas que leía de niño, las cuales tenían
siempre su moraleja. Hoy en día sería difícil escribir algunas de ellas, unas
veces porque habría que poner un niño de cada color y una niña también de cada
color, lo que sería un montón de protagonistas, hacer la casa de chocolate “Light”
o que los cerditos, estuvieran sindicados y sus viviendas tuvieran un proyecto
de construcción. No hay nada como los derechos para facilitar la vida.
No se por qué,
pensando en las lecturas de otros tiempos, me han venido a la memoria algunas
de ellas.
Siempre me he
preguntado por qué dios, puso a los primeros padres, sin hijos y con la
prohibición de comer de un solo árbol, obviamente la moraleja es, que tuvo que
echarlos del Paraíso.
A continuación
les dice, que les den nombre a los animales, les cuiden y enseñen, moraleja, Caín
decide arar la tierra y cambiar las plantas, mata al obediente pastor y se
tiene que ir del Edén.
Tenemos a un
hombre llamado Diógenes, que buscaba un hombre justo; para tener más luces,
llevaba un farol, moraleja, buscar fuera te impide encontrar nada. Si para lo
que llevaba la luz era para encontrar un farol, no lo encontraría nunca y si lo
que buscaba era un hombre justo y no lo llevaba puesto, tampoco.
En nuestros
tiempos las fábulas son de espíritus (Espíritu), que tienen que encontrar a la
materia para espiritualizarla. Todos sabemos que el Espíritu no es dúal, cómo
va a encontrar la materia, si ni tan siquiera sabe que existe.
Queremos alcanzar
grandes niveles de conocimiento, conseguir cosas, luchar por metas. Todo ello
en un Universo Único, con una Vida que es Absoluta y un Dios que Es Todo. No
como el del Paraíso, que estaban un montón de acompañantes.
Queremos imponer:
el “bien”, luchando y combatiendo el “mal”; el amor, diciendo cómo queremos que
amen y nos amen los demás; la espiritualidad y la sabiduría, destruyendo y
aniquilando, la materia y la ignorancia. La moraleja es que, encendemos el
farol, para buscar y encontrar el farol; buscamos un hombre justo por todas
partes, con todo nuestro empeño y esfuerzo, sin poder encontrarnos o al menos
vernos.
Estamos creando
sin darnos cuenta, no una fábula, sino nuestra realidad quizás de la manera que
peores resultados ha dado en la historia: imponiendo, buscando fuera, o mirando
dentro; peleando para imponer la paz; criticando y odiando a quien hace daño,
sin darnos cuenta de quién crea el odio; desmembrando y diseccionando, las
circunstancias, las personas, la tierra, la Vida; oponiendo unos aspectos con
otros y creando leyes para obligar a las personas y a la Vida, a ir por donde,
queremos, creemos y nos interesa.
Nos olvidamos
que solamente hay una Vida, esa vida soy yo, no puedo ni debo buscar las
soluciones fuera de mí, no debo de separar ninguno de mis aspectos, pues todos
son parte de Mi Individualidad, de mi Todo y ni un solo átomo puede ser
eliminado sin destruir lo que soy.
Es la única
responsabilidad que tengo, no necesito buscarme, no necesito cambiarme, no
necesito quitar nada de lo que soy. Soy una parte de la Vida, soy la Vida, la
Vida es Todo, con todo lo malo y todo lo bueno que la Infinitud puede tener. Pero
Todo es usado al servicio de la Vida, nuestra responsabilidad es que los
resultados sean todos para nuestro bien, pero para ese Yo que no necesita buscarse. Yo
Soy Vida.
Moraleja, no dejes que nadie te eche del Paraíso,
eres: Dios, los primeros padres, los primeros y últimos hijos y el Paraíso, no
hay nada fuera, ni dentro de Dios.
No hay que acarrear un farol, tienes
que ser la luz; no busques un hombre justo, sé un hombre justo; no intentes
espiritualizar la materia, el Espíritu es Todo, también materia; no analices y
separes, la Vida es todo, simplemente exprésala, vívela, sírvela, con el mismo
Amor y Entrega que ella expresa, vive y sirve lo que eres.
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