Es difícil de
explicar el por qué el hombre se aferra a diseccionar la Vida, al parecer y según
él para conocerla mejor. Recuerdo un día que pedí un pollo asado en un
restaurante, me lo sirvieron primorosamente en una gran cantidad de
recipientes: en uno mediano, habían colocado de diferentes colores y materiales
otros pequeños y en cada uno venía un tipo de vitamina diferente, en otros las proteínas,
las grasas, los líquidos, los sólidos, todos separados por texturas y tipos, lo
miré todo extasiado y maravillado de la gran labor de los cocineros y su buen
gusto para la
presentación. Me levanté como en un sueño, me compré un bocadillo y una cerveza en un quiosco, me fui a un parque y comí escuchando el canto de los pájaros.
presentación. Me levanté como en un sueño, me compré un bocadillo y una cerveza en un quiosco, me fui a un parque y comí escuchando el canto de los pájaros.
Leía al Dr.
L. Gaynor, acerca del mundo vibracional y su uso en las terapias, es
interesante y como siempre le he dicho a las personas que he tratado, “si una
terapia te va bien, es la mejor para ti”.
Comprendo, no
sin sorpresa, que el mundo científico y las terapias en el mundo de la medicina
occidental, puedan separar: la mente, el cuerpo, la psiquis los órganos e
incluso las enfermedades por tipos, la sorpresa es que se hallan olvidado de
que el paciente es una persona, entera, con familia, circunstancias, incluso con
un entorno.
La Vida se
mide en Infinitos en todas sus manifestaciones y formas, por supuesto en el
mundo vibracional también. Lo que sabemos con seguridad es, que no podemos
percibir conscientemente por encima, ni por debajo, de unas ciertas frecuencias.
Que diferentes tipos de vida pueden percibir frecuencias diferentes. En la Vida
vibracional, cada célula cada átomo tiene su frecuencia particular y grupal,
mostrando su vibración el estado del: tejido, del órgano, o cualquier nivel de
individualidad donde este integrado. Teniendo su frecuencia individual y
aportando su información y peculiaridad a la vibración a lo que está integrada;
también su vibración es afectada por el resto de las vibraciones de las otras
individualidades.
Lo vemos en
cualquier orquesta, un solo instrumento aporta lo que es, a la melodía, y es
afectado e influenciado por los demás. Además para cada melodía los
instrumentos deben de ser afinados y armonizados con una tonalidad base,
producida por un diapasón o por otro medio, para que la armonía sea perfecta.
Los cuerpos
forman parte de una orquesta mayor, y todas las orquestas interpretan la Sinfonía
Única de la Vida. En los cuerpos, aún siendo afectados por los otros músicos de
su orquesta, la parte más sensible y urgente de armonizar, es la de: mente,
cuerpo y espíritu; posteriormente cada una de ellas por separado y a continuación
los órganos y células, este sería el orden de producción de los problemas y
enfermedades; para mejorar la armonía a veces se puede usar el camino inverso,
o simplemente usar el diapasón.
Todos sabemos,
que apenas somos conscientes del funcionamiento de un pequeño porcentaje del
cerebro, que nuestros conocimientos son más acerca del funcionamiento bioquímico
de la Vida, que de lo que un pollo asado es comiendo en el restaurante famoso.
Hemos oído y leído,
la destrucción de las murallas por medio del sonido, los chamanes y curanderos
de las tribus lo llevan usando miles de años, para curar e inducir a diferentes
estados de consciencia, lo usamos para hacer fotos, para investigar el universo
y todavía nos negamos a creer que pueda influir en nuestro bienestar.
El sonido de
nuestra voz, las voces de las personas de nuestro entorno, el sonido de nuestro
nombre, los sonidos de nuestro entorno; todos ellos están determinando nuestra
calidad de vida, no es que halla sonidos más o menos sagrados, es que todos los
sonidos pertenecen a nuestra Sinfonía, y nuestra afinación depende no solamente
de nuestro sonido, sino de su armonización con el sonido del Universo, y
nuestro universo del sonido de cada una de sus células.
Un diapasón
que suena en el espacio, en la Nada, pervade, no solamente la conciencia y la
consciencia, sino toda esa parte que no percibimos de nuestro ser, esa parte
que no por desconocida, deja de formar parte de nuestra Sinfonía, sino que puede
armonizarla para poder disfrutar de su sonido.
Un día a la pregunta de un paciente de: “¿Qué
era Dios y la Vida? contesté que una docena de huevos”. Solamente faltando un
simple átomo de huevo, desaparecería la docena, nosotros seguiríamos viendo
doce huevos, pero falta un átomo para ser una docena. Es el problema de lo absoluto, una docena es Una,
una pareja está formada por Una. Nuestra Sinfonía esta compuesta por el
Infinito vibracional, si falta lo más ínfimo e infinitesimal, nuestra Sinfonía
estaría incompleta, desafinada, y rota su Armonía.
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