No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 15 de mayo de 2014

EL BIEN Y EL MAL

          Antes de que se descubriera el mal, este debería existir en el Todo. Antes de que tan siquiera hubiese Creación, el concepto de dualidad estaba subyacente en la potencialidad de la Vida, con una latencia que sería plasmada por la Creación, en una aparente realidad.
          Hace mucho tiempo, mucho antes del principio, había un enorme espacio dividido en espacios hasta más allá del infinito. Cada uno era la mitad del anterior, cada mitad era, una blanca y otra negra, dentro de cada mitad blanca y de cada mitad negra, había dos mitades una blanca y otra negra, y esto seguía y aún cuando se miró hasta el infinito, lo dejaron al ver que seguía mucho más.
          Al no haber nada en ella, posteriormente nos referimos al nombrarla, como “la Nada, el Vacío”, si pudiésemos verla, al estar compuesta de tantos trocitos blancos y negros, la veríamos totalmente gris. Como lo que habría que hacer en ella para saber, cuál es la parte Yin y la Yang, sería coger todas las mitades blancas, separarlas de las negras, sumarlas y cada resultado sería el Yin y el Yang, a este cálculo, viendo que sería imposible, realizar conteos y sumas de infinitos sumandos, se le llamo Caos, que es más simple que separar todas las mitades. Al final siempre se sabe el resultado, “La mitad es Yin y la otra Yang”.
          Para simplificarlo, vino la Vida y lo lleno Todo, viendo que Todo era muy grande, dejó una mitad como Caos de Vacío y organizo la otra en habitaciones más grandes, que las llamó Universos, pero todos, en la mitad donde la Vida se expresaba. Cómo estaba ella sola, pues no había con quien hablar, ni percibir, ni sentir, ni amar. Así que de la expresión de su Amor, siguió haciendo habitaciones más pequeñas, con su mitad blanca y su mitad negra, “creando, constelaciones, estrellas y planetas, en los Universos”, podríamos decir que el patrón que seguía es el de antes del principio, lo que los científicos un día descubrirían como “Fractal”.
          Aquí en lo nuestro que es lo que nos interesa, creó las habitaciones blancas y negras, en forma de: “Luz y oscuridad, arriba y abajo, Dios y Creación, pero cada dos formando una sola habitación, en todas ellas las llenó de algo que no expresa la dualidad del blanco y el negro, no le dio nombre porque era de sí misma, pero cuando se crearon las lenguas se le llamó: “Amor”.
          Todos sabemos que cuando interponemos algo entre la luz y nosotros todo se oscurece, pero si ponemos algo entre la oscuridad y nosotros, simplemente no lo vemos, nunca se ilumina. En el amor, si introducimos la desconfianza, la inseguridad en nosotros, o el deseo, podría convertirse en odio, que no podría seguir existiendo dentro del amor, terminando por volver a ser amor; pero el odio que no ha conocido el amor, difícilmente puede convertirse en amor. Es por lo que en la Vida en su manifestación como Realidad, los aspectos positivos o Yang, tienen una naturaleza propia; mientras los negativos o Yin la tienen subordinada o dependiente de ser alimentados por el Yang.
          Cuando se crea al Hombre, siendo todo Uno, en el Paraíso, había comida para dar y tomar, no teniendo que compartir las cosas pequeñas, pues todo funcionaba bien, hasta que quisieron comer de un árbol raro que había en el centro, se llamaba: “Árbol del conocimiento de la separación del Bien y del Mal”. Era un manzano que solamente, tenía una manzana a la vez. Cuando llegaron para probar el fruto prohibido, lo cogió uno de ellos y se dio cuenta por primera vez, que no podía comérselo, que si ella se lo comía Adán se quedaría sin comer. Al estar inmersos en el Amor, no podían hacerlo, decidiendo por primera vez, cortar una de las habitaciones, separando la mitad blanca para él y la negra para ella.
          Fue el comienzo, de la separación de las dos mitades, se dividió: la Vida en, vida y muerte; la luz fue separada de la oscuridad; el Amor, en amor e indiferencia; y nos sumergimos en el Conocimiento del Bien y su enemigo irreconciliable, el Mal.
          El Buda, nos explicó, que desde antes del principio desde la Nada hasta el Todo, están hechos de su mitad blanca y su mitad negra, formando un absoluto Caos, al no poder ser separadas. Dios en su mitad blanca y de luz, permitió que la oscuridad, la mitad negra pudiese manifestarse, como parte de Él, y puso a una parte de Su Luz, llamada Luzbel, oscureciendo aún más Su mitad negra.
          Solamente hay una posibilidad de Meta, solamente se puede ir a un sitio al que llevan todos los caminos, cada mitad de la manzana, eran el Yin y el Yang de una individualidad, Adán y Eva, nunca fueron mitades separadas, porque Todo existe, el Bien y el Mal, en el principio que une las dos mitades: EL AMOR.

          Al creer equivocadamente, que las habitaciones, que la vida, pueden ser blancas o negras, vivimos en la ignorancia y la lucha, por eliminar lo que no nos gusta o conseguir la que nos gusta, sin darnos cuenta que como fatalmente dice la fractalidad, visto desde cerca o desde lejos todo es lo mismo, Uno, Infinito, Vida, Vacío, una Habitación con su mitad blanca y su mitad negra, llena de Amor.


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