En general
todos sabemos lo que es un camino, un trozo arreglado de campo, más o menos
ancho que sirve para ir de un sitio a otro con cierta comodidad. Los hay largos
y cortos, privados y públicos, más o menos arreglados, llanos, pendientes,
montañosos, de valles, pero lo importante es, que sabemos desde donde a donde,
van.
Ahí radica
principalmente su utilidad, solamente conozco dos caminos que no sabemos donde
van, no se de donde parten, nadie los ha visto realmente, mucha gente dice
conocerlos y que los usa a diario, pero realmente son los caminos del país,
de nunca, jamás. Nunca han existido, nadie ha podido caminar por ellos, al único
sitio que llevan es a lo sumo “aquí”, y la realidad es que son como el campo,
sin limites ni fronteras, estos caminos son: “Camino del Tao, sin Camino y
Camino del Zen, sin Camino”. Por supuesto sin número.
En general
nuestro propósito para hollar el Camino del Zen, es para que nos lleve a una
vida de: paz, tranquilidad, felicidad, respeto por nosotros y los demás, y al
final convertirnos en seres iluminados, aunque lo de la iluminación pertenece más
al campo de las autopistas que al de los caminos. Para ello estamos dispuestos
a sacrificar: nuestro ego, nuestra mente, nuestros deseos, nuestras ambiciones,
incluso nuestros recuerdos y forma de vida; a poder ser, preferiríamos mejor cambiarlos
por: nuestro ego universal, nuestra intuición, nuestra aceptación y no
discriminación, un buen presente y ser felices teniendo una vida de paz. Lo que
me impresiona es que nos embarquemos en una aventura, por un camino
desconocido, que además no lleva a ninguna parte, cargados con todo lo nuestro,
para terminar cargados con todo lo nuestro.
Los pájaros
no meditan, no quieren que les den nada o que se lo quiten, no es necesario
para ellos, dejar de moverse o hacer ruido, para escuchar a la Vida, no usan
calendarios, ni relojes, porque no piensan en el pasado ni en el futuro, son en
el presente el pasado y el futuro, no tratan de negar ni afirmar ninguno de los
tres. Nosotros nos pasamos la vida, programando lo que nos falta o nos sobra,
lo que nos gusta o disgusta, lo que es bueno o malo.
Solamente el
hombre tiene que meditar, creemos que es porque tenemos “la razón” y que el
resto del Universo es “irracional”. Pero hay algo más irracional que estar
durante años, intentando acallar la mente, para poder escuchar lo que somos; rompernos
las piernas, para poder aceptar lo que somos, cuando hallamos conseguido ganar
o perder, determinadas partes que no nos parecen las correctas; queremos una
Iluminación, pero que no deslumbre, que sea económica, poco contaminante y que
acepte a lo demás, aunque no se lo merezcan. Si no fuese porque en el Buda
tiene que existir Todo, para no perder Su Infinitud, con los problemas y las
exigencias que tenemos, podemos imaginar, que la imagen y semejanza, la
fotocopia hecha a mano por un aprendiz, estaría en la papelera. Dualidad, dualidad, dualidad y de postre ...
A pesar de
todo, seguimos creyendo que somos lo más elevado de la escala evolutiva, los únicos
en todo el Infinito Universo que no saben lo que son, que todavía no hemos
entendido que: El Buda, la Vida, Zen, es Todo, Todo y Todo. Lo bueno y lo malo,
el presente, el pasado y el futuro, la ignorancia y la Iluminación, la dualidad
y la Unidad, el Buda y Maya. Todo es Uno, Todo es Vacío, el Ser es No-Ser, todos
los Universos son solo Vacío, por qué esa necesidad incontrolable de querer quitar
o poner cosas en el Infinito, de arreglar la Vida, de cambiar al Buda, de crear
el Zen, de tener un camino que lleve de Zen a Zen, siendo Zen el camino. Es por
ello que Zen es Todo, estamos, vivimos somos Zen, todo el Universo lo sabe, algún
día nosotros no necesitaremos meditar para saberlo, no necesitaremos recorrer ningún
camino para llegar, para ir, para convertirnos en lo que siempre hemos sido,
somos y seremos por toda la eternidad Zen.
“El Camino Medio es aquel que incluye los
dos extremos, de un espacio, de una vida Infinita”
“La Mente Iluminada, es la mente de
cada día, no hay interior ni exterior, no hay Buda fuera del Universo, no hay fácil
o difícil, no existe el tiempo solo un Ahora Infinito,”.
Podríamos seguir con palabras de los
Maestros, pero ellos no son los que tienen el dilema de vivir en una dualidad
excluyente, separadora. El pájaro, las células conservan su individualidad, sin
por ello tener que renunciar a su Unidad con el Todo.
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