No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 8 de mayo de 2014

EL EGO EN ZEN

          Hay algo que siempre olvido. Cuando hablo acerca de Dios con alguien, independientemente de si es creyente o no, o es de los que niegan su existencia, se me olvida preguntar en qué dios cree, o no cree. Olvido que yo hablo de mi concepto de Dios, como Absoluto o Todo, y que es independiente de filosofías, creencias, religiones o doctrinas, es simplemente un concepto lingüístico, idiomático. Todo lo que hay en un Espacio Infinito, formando Una sola Individualidad, se dice, se pronuncia “Dios”, lo escribo con mayúscula para diferenciarlo de todos los demás.
          Otro de los conceptos esquivos y que siempre se me olvida también preguntar, es por el “ego”. Mi percepción de él, es la que entendí de mi Maestro y sobre esa base, lo he ampliado con lecturas, conversaciones y charlas. Pero cuando leo sobre el ego que: niegan, describen, pelean, reniegan, culpabilizan, ignoran o quieren destruir. Me doy cuenta o de que estoy hablando de algo totalmente diferente, o que estoy aquí porque el Buda es compasivo y no ha querido mandarme de vuelta a empezar, a ver si soy capaz de hacerlo mejor, o puede que crea que no doy para más.
          En Zen se habla por supuesto del ego, pero el concepto de él que yo entendí es, que es creado por la propia idiosincrasia de la dualidad, por la naturaleza dual, que nos hace ver el “yo y otros”, ese yo que nos separa de los demás es lo que llamamos ego, no tiene razón de ser o existir, si no creamos separación, dualidad.
          En general, hay muchos que piensan que el ego es de aspecto negativo, que es un algo, o alguien con personalidad, y una existencia propia. Es aquel que nos empuja a lo negativo y el responsable de nuestra infelicidad y falta de altura espiritual. Por lo que hay que intentar anularlo, destruirlo, arrinconarlo y echarle, no solamente de nuestras vidas, sino de la Vida misma, es algo que no tiene espacio, ni lugar en el Universo.
          El Buda enseñaba que no hay tal cosa como algo llamado ego, ni en el ser humano, ni en el Universo. Algunos Maestros cuando ha sido demandada su ayuda para aliviar las penas y sufrimientos de la mente o el ego, han dado muchas y diferentes respuestas, pero no hay memoria de ningún discípulo, que les haya enseñado un ego o una mente.
          La no existencia de una entidad propia e independiente llamada ego, no quiere decir que el Buda no supiera que puede ser creado, por los humanos. El resto del Universo no vive la dualidad de la misma manera que el hombre, todo es independiente y conserva y realiza su propia individualidad, pero no tienen conciencia de separación, de estar en conflicto permanente con el resto del Universo. Es por ello que realizan el principio del Buda, de no existencia del ego, y pueden funcionar en una individualidad interdependiente, en la que cada una está al servicio de las demás y las demás de cada una. Formando un Todo en el que cada una cumple con su función, con su responsabilidad. Podríamos incluso pensar que hay un ego, que ayuda en las individualidades, y otro Ego que es el del Todo, la diferencia es que este, “Ego Grandioso”, sería incluyente y no tendría manifestación propia.
          El ego, al igual que las manifestaciones en el mundo dual, son todas impermanentes y según el budismo, pertenecen al mundo de Maya o irreal. Son todas creaciones mentales en la dualidad de un mundo irreal, en contraste con el real que es el Mundo de la Naturaleza de Buda, Eterno, Uno, y existente como Vacío o Nada.
          El ego no es nuestra parte positiva o la negativa, pertenece a las dos, como creación nuestra, al vivir en la dualidad de separación, de lucha, intereses, sensación y deseo de poseer, y ver nuestra vida en un caparazón propio y separado del resto del Universo. Este caparazón que nos aísla incluso de nosotros mismos, es una irrealidad, creada por nosotros y que solamente puede existir, mientras nosotros le alimentemos con nuestra percepción equivocada de la vida.
          Es nuestro deseo de ignorar, combatir, destruir, percibir o dejar de hacerlo, o simplemente usarlo para bien o para mal, la energía que necesita el ego para seguir teniendo parte en nuestras vidas. Ignorarlo o aceptarlo, es lo que le da existencia aunque sea irreal. Es viviendo en el Amor, trascendiendo la dualidad, siendo Nada, cuando el ego no tiene donde agarrarse, donde obtener energía para existir. Porque solamente se puede ser realmente Nada siendo Todo, no hay sitio, para un yo o un tú o vosotros, solamente un Yo, que no sabe de Sí mismo.
          Esto es lo que yo entendí, de mi Maestro, los errores son míos.


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