No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 2 de mayo de 2014

VIBRANDO EQUILIBRADAMENTE


          El otro día hablábamos de “la Vibración de Amor”, o la teoría vibracional de la Vida. Donde sus diferentes expresiones, son los múltiples niveles de vibración percibidos en un espacio o universo.
          La Vida en su Unidad Dual, de Yin-Yang, podríamos decir, que tiene un aspecto de vibración de frecuencia infinitamente alta, Yang y otro de frecuencia infinitamente baja, Yin. El Yang tiene una frecuencia tan alta, que no hay espacio entre las ondas de sonido, resultando en el aspecto Yang del, Silencio. El Yin es tan infinitamente lento que no llega a sonar la primera vibración, siendo el aspecto Yin del Silencio.
          Esta no vibración del Yin, en relación a la Vida como Absoluta, es la que le da la Infinitud, el Yang existe entre las vibraciones del Yin, que al no haber comienzo o nacimiento, conserva su opuesto de no terminación o muerte.  
          En su oscilación o transformación, de un opuesto en el otro, la manifestación de los universos, mantiene el aspecto de infinitud. La vibración infinita, Yang, va bajando su frecuencia hacia su transformación o cambio de equilibrio con el Yin. Mientras que la ausencia de vibración, comienza con una primera vibración que sería el origen de la vida o los universos que conocemos, como vida dual.
          En este recorrido de un opuesto hacia el otro, el Yang de la Vida, se manifiesta entre dos vibraciones del aspecto Yin, o muerte. Al ser una frecuencia ascendente y otra descendente, el número de expresiones de vida que se van manifestando son siempre infinitos, pues no hay ningún aspecto o expresión de Vida que pueda perder su Infinitud.
          El infinito de cada expresión o nivel vibracional, estaría marcado por el espacio entre dos ondas del Yin, en la que se realizaría, que una existencia está naciendo con la onda, manifestándose entre las dos y transformándose en una nueva sin poder llegar a morir, con la llegada de la siguiente. Por lo que en el mundo dual, su existencia sería percibida entre las dos ondas del sonido Yin, conservando su eternidad en una continua transformación o podríamos llamarlo renacer.
          La Vida como manifestación, oscila entre las vibraciones de las dos polaridades de infinito, sin poder perder su condición de Silencio.
          Dentro del mundo físico o material, la importancia de las vibraciones, es que de una manera u otra son las que determinan, el estado de cualquier manifestación de vida, no solamente su estado, sino también su condición. Esto no solamente se realiza en la vida desde la vibración, también puede aplicarse al de las energías, al de los planos o cualquier otro, incluso a los científicos. La Vida siempre es interdependiente, con cualquiera de sus aspectos manifestados o no manifestados.
          En la salud lo que se aprecia es, el equilibrio entre los diferentes aspectos o individualidades y si es el que se quiere o está de acuerdo con lo que se espera o desea.
          Dentro de cualquier individualidad, por grande o pequeña que sea, existen o coexisten, un número infinito de individualidades, que trabajan y dedican su existencia, a la formación, desarrollo, defensa y mantenimiento, de la individualidad en la que están integradas. Siendo esta individualidad, el resultado, del equilibrio existente en la manifestación de todas ellas.
          Cada célula, cada órgano, cada átomo de nuestro cuerpo, tiene su propia vibración. Pero cada pequeña partícula de nuestra mente, de nuestras emociones, de nuestra alma, o de cualquier componente de nuestra individualidad, igualmente tiene su propia y única frecuencia vibracional.
          Nosotros somos la sinfonía de esa partitura, toda sonando al unísono, que muestra nuestro ser y nuestra salud, en este preciso momento. En un ahora eterno que no puede ser cambiado.

          En cualquier otro momento, nuestra sinfonía será diferente, pues, “todo es impermanente”, y es en el cambio en una de nuestras notas, en el cambio vibracional, de una célula, de un órgano, incluso de nuestro entorno, como puede ser cambiada para otro momento, el sonido de nuestra sinfonía, pero mientras suene, siempre habrá alguna nota que altere el equilibrio. De una manera u otra, solamente nuestra partitura original, nos permite que no haya posibilidad de desafinar, nuestra Sinfonía como Vida, como Silencio acogedor y aceptador de todo sonido, del Infinito Sonido del Silencio, nuestra repudiada y querida Nada.


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