Hace
unas semanas, mirando por varias páginas, me encontré con esta “Reflexión” que
me gusto y la copie para escribir sobre ella un día.
Ese día es
ahora, el momento ideal para cualquier cosa, la reflexión se titula: “La Mariposa”, y es la siguiente:
“Había un viudo que vivía con sus dos
hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A,
algunas de ellas, el padre sabía responder a otras no. Como pretendía
ofrecerles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que
vivía en lo alto de una colina.
El sabio siempre respondía todas las
preguntas sin siquiera dudar. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron
inventar una pregunta que el no sabría responder. Entonces, una de ellas
apareció con una linda Mariposa Azul que usaría para engañar al sabio”.
-”¿Qué vas a hacer?” preguntó la hermana,
-”Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta”. Si él dijese que está muerta abriré mis manos y la dejaré volar, si dice que está viva la apretaré y la aplastaré”.
Y así cualquiera que sea su respuesta,
sería una respuesta equivocada!.
Las dos niñas fueron entonces al
encuentro del sabio, que estaba meditando.
“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, está viva o muerta?
“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, está viva o muerta?
Muy calmadamente el sabio sonrió y
respondió
“Depende de ti ..... Ella está en tus manos”
“Depende de ti ..... Ella está en tus manos”
Mi Padre que
siempre ha vivido solo en el campo, nos había prohibido acercarnos a un árbol. Niños
al fin y al cabo, nos acercamos, nos subimos y comimos de él.
Deseando lo
mejor para nosotros, nos envió con una gran Maestra que deseaba enseñar, “en un
mundo lejano llamado dualidad”, se llamaba “Doña Vida", y era muy exigente y
sabia.
Estuvimos: incordiándola,
exigiéndola y pidiendo más y más cada día. Ella con infinito amor, nos daba
todo cuanto pedíamos, nunca nos faltaba de nada y cuanto necesitábamos aprender
o para vivir, nos era entregado antes de pedirlo.
Al estar tan
mimados, exigíamos, más que pedir, la Vida con su infinita paciencia y sabiduría,
fue sacando cuanto había en nuestro interior, con su enseñanza llena de amor. Un
día, con esa impotencia que nos llena, haciendo vibrar lo más profundo de
nuestro ser, llevándonos a esa situación incomoda de insatisfacción con
nosotros mismos, al recibir tanto amor, comenzamos a: ensuciar los mares, el
aire, cortar y quemar los árboles, pelearnos, querer cada uno para sí mismo
todo lo que nos daba, bueno probando hasta el extremo, su paciencia, su sabiduría
y su amor por nosotros, y cuanto peor éramos, más nos daba.
Así que nos enfadamos y le preguntamos
directamente: “¿“Qué va a ser de la Tierra”?, sonriéndonos con infinita ternura,
nos contestó: “Vuestra vida y como queréis vivirla, depende de vosotros, ella es
lo que vosotros hagáis, porque está en vuestras manos darla a Luz al ser sus
padres”.
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