En el
principio del libro: “Relatos de Belcebú a su Nieto”, su autor Gurdjieff, habla
de sus dudas acerca de qué idioma usar para sus escritos, me ha recordado uno
de los primeros artículos que escribí, titulado: “Palabras y Nombres”, en el
que intentaba desarrollar la importancia de los conceptos y de qué entendemos
cuando escuchamos el sonido de la palabra que le define.
Casi todos
los idiomas han llegado a una simplificación, adulteración y materialización del
significado de los conceptos. Es difícil en nuestros días leer un libro antiguo
y tener una clara percepción del significado de lo que hay escrito. En loor de
facilitar la comprensión, hemos simplificado los significados de estos
conceptos, para que se estudie y sea fácil de aprender hemos simplificado las
gramáticas, para que nos sea fácil la convivencia hemos acortado el vocabulario
y generalizado el uso de palabras en significados, para andar por casa, sin conocer
su entendimiento y significado profundo.
Hay libros
explicando la importancia del idioma, en la estructuración de la forma de
pensar. No solamente por los significados de sus palabras, sino también por sus
sonidos y por la riqueza de estos. En todas las culturas, el lenguaje se
desarrolla para expresar, por medio del sonido, unas experiencias y
abstracciones captadas por la mente. Cuando desde nuestro nacimiento estamos
inmersos en una sociedad, crecemos con una forma de expresar las vivencias, con
una serie de conceptos, unos sonidos y una pronunciación, que poco a poco va
estructurando nuestra mente y la percepción de nuestras vidas, desarrollando
una personalidad, que está influenciada por la forma de expresarnos y entender,
los sonidos de las palabras.
En nuestros días
hemos traducido el concepto: de creatividad, por sexo; el de Amor, por sexo; el
de matrimonio, por dos personas juntas; el de Dios, por alguien inmensamente
poderoso; el de Vida, por una energía que se mueve, por hacer lo que queremos,
que es lo que percibimos y solamente puede existir si reúne una serie de
requisitos establecidos por la ciencia; hermandad, es nuestro circulo de amigos
y los demás son “primos”; y hay un concepto, que quizás es el que más me cuesta
entender, cuál es, su significado actual, este concepto es Humanidad y la
consabida pretensión que tenemos de ser seres humanos y por tanto el punto más
alto de la evolución. Incluso si mirásemos lo que entendemos por sexo, no tendría
nada que ver con la sexualidad, pues la mayoría de las veces es un “aquí te
pillo aquí te mato”, sin importar muchas veces, con quien, ni cómo, muchas
veces estás bajo los efectos de algo que nubla: los sentidos, la mente, la
personalidad, el conocimiento y el disfrute de lo que estás haciendo y lo único
aparentemente bueno para las gentes, es que no sientes y crees no tener, responsabilidad
alguna por lo que haces.
Hemos dejado
de formar una estructura mental sólida, capaz de entender y comprender, de crear una
personalidad independiente y solidaria, hemos perdido el interés, la capacidad de entender
y disfrutar, de una mente capaz de percibir y vivir conceptos elevados y
profundos. Todo ello por una simplificación y adulteración de los idiomas para
crear estructuras mentales, que principalmente perciben y entienden los
conceptos de la vida material, la de cada día, la de los deseos, la que
solamente ve el bienestar, la que quiere solamente lo bueno, y la que es fácil
de esclavizar y manejar, por los que simplemente desean usar a los demás en su
propio beneficio.
Hay una expresión que usa
Gurdjieff en su libro para explicar la dualidad que no había escuchado
anteriormente esta es: “Todas las varas
tienen siempre dos puntas”.
Y que explica de la siguiente
manera. “Al tratar por primera vez de
comprender el pensamiento esencial y realmente significativo oculto detrás de
esta extraña fórmula verbal, de que toda causa que obre en la vida del hombre,
procedente de cualquier fenómeno, como uno de los dos efectos opuestos de otras
causas, se halla necesariamente estructurada, a su vez, en dos efectos
completamente opuestos; es decir, por ejemplo, que si «algo» procedente de dos causas diferentes
genera la luz, también deberá generar, inevitablemente, un fenómeno opuesto,
esto es, la oscuridad; de este modo, si un factor genera en el organismo de un
ser vivo un impulso de satisfacción palpable,
también generará, necesariamente, una correspondiente insatisfacción, también
palpable por supuesto, y así sucesivamente, siempre y en todas las cosas. Este
aserto popular formado a través de varios siglos y objetivado por la idea de
una vara, la cual tiene en verdad, según se dijo, dos extremos, siendo el uno
bueno y el otro malo, si me decido a valerme del automatismo antes mencionado
adquirido por mí sólo gracias a una larga práctica, claro está que será para mí
un gran bien; pero de acuerdo con aquel aforismo, en el lector tendrá
precisamente el efecto opuesto.
En suma: si valiéndome del privilegio, tomo la vara por el extremo
bueno, entonces el extremo malo habrá de caer inevitablemente «sobre la cabeza
del lector»”.
Es por ello que si queremos de nuevo
desarrollar una personalidad profunda y de fácil entendimiento de todos los
niveles, deberíamos mirar nuestro vocabulario, la definición de los conceptos y
revisar la definición, de las palabras usadas definiendo conceptos por encima
de lo material, al menos interiorizar esos conceptos, para formar una
estructura mental digna de pertenecer a un ser humano.
O lo que es lo mismo, diseñemos un
lenguaje y una enseñanza, que en lugar de crear adoctrinados, nos ayude a
Humanizarnos.
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