Nansen
vio que los monjes de los pabellones del este y del oeste se peleaban por un
gato. Cogió al felino y dijo a los monjes: “Si alguno de ustedes da una buena
respuesta, pueden salvar al gato.”
Nadie
respondió por lo que Nansen cortó, sin vacilación, al gato por la mitad.
Aquella
noche Joshu regresó y Nansen le habló del incidente. Joshu se quitó las
sandalias, se las puso sobre la cabeza y salió.
Hay veces,
que lo único necesario para encontrar la paz y lo que buscamos en la Vida,
depende simplemente de mostrar que estamos vivos, que tenemos opinión, que
estamos comprometidos y somos responsables de ser simplemente lo que somos.
Un monje al
hacer sus votos, hace el voto del bodisattva, “Ser el último en cruzar a la
otra orilla”, pero a veces no se puede, sin caminar cabeza abajo, con la cabeza
alta. Joshu se calzó sus sandalias en la cabeza y salió caminando. Todos
salimos caminando, pero la diferencia es que Joshu, sabía donde estaba, quién
era y estaba vivo.
En nuestros días,
tenemos grandes manifestaciones por la erradicación de la pena de muerte, por
el fin del maltrato animal, por el trabajo infantil.
En cambio nos
callamos cuando al que se ejecuta o es condenado a muerte es un feto, por la
simple razón de que todavía no es un ser humano, algo que comparto por una
simple razón, no creo que esos padres pudieran engendrar un ser humano,
solamente las personas y los seres humanos pueden tener hijos humanos. Es simplemente
una cuestión genética, otra diferente es la humanidad de los animales y la de
los que decimos ser humanos.
Lo curioso es,
que muchas de las gentes que defienden el maltrato animal y la erradicación de
la pena de muerte, son las que defienden el derecho a decidir sobre la vida del
feto, con la excusa que es una decisión sobre la suya.
Así hemos
llegado a que: si un ladrón mata a una persona que estaba tranquila en su cas,
no pasa nada, ni hay conmoción social, pero si esa persona mata al ladrón, todo
se sale de cauce. Si un país no tiene dinero para dar de comer a sus ciudadanos
y no puede crear centros donde puedan rehabilitarse los asesinos, violadores y
terroristas, en última instancia los tendrá que soltar en libertad, porque no
puede tener pena de muerte.
Ayer leía en
la página de Dan Roguer una noticia sobre la matanza de ballenas y delfines en
las islas Feroe y que al parecer sucede cada año, debido a que es una tradición
de cientos de años. El artículo se pregunta al final, el motivo de esta
masacre, siendo que no es por necesidad. Bueno los razonamientos para
explicarlo pueden ser muchos, pero el más natural y posible, es que hace
cientos de años estuviesen pasando hambre por algún motivo, sus diose en plan
compasivo, les llevaron por la zona unas ballenas y unos delfines, para que
pudieran comer y en agradecimiento asesinan desde entonces un buen número de
ellos en honor de sus dioses, aunque no tengan necesidad de ello. Es lo que los
humanos llamamos amor a nuestras creencias, moraleja: “cortemos el gato en dos”.
Desde tiempos
inmemoriales se ha abortado, muchas veces por necesidad y otras para ocultar,
infidelidades o adulterios. Hoy en día es por la conveniencia de tenerlo ahora
o no, porque nos estropea la vida que tenemos, o porque simplemente es el
resultado de una vida de irresponsabilidad. Sé que también hay casos en los que
puede ser razonada, la idoneidad de llevar a término el embarazo, y que nunca cualquiera
que sea la decisión, podremos saber qué habría sido mejor, al no poder tomar
ambas decisiones, pero en esos casos la decisión se toma con dolor. Lo que me
parece aberrante es que por la conveniencia, la vida o la forma de vivir, de
una persona adulta y responsable, se pida como derecho el poder asesinar un
feto, que no tiene culpa alguna de estar donde está, en el momento inadecuado.
Es importante
que defendamos la vida de todos los seres, su bienestar, pero deberíamos
repasar nuestros conceptos y nuestra forma de verlos, tan malo es matar lo que
matamos por necesidad de comer, como lo que es por costumbre, las tradiciones y
cuando lo hacen los profesionales o las personas honradas. Pero matar en ningún
caso debería ser un derecho.
Al igual que
Joshu, caminemos no hacia la salida, sino hacia el centro de la Vida y en una
muestra de vivir, simplemente respetemos la Vida.
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