No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 5 de septiembre de 2014

¿QUIÉN GANA?

Ayer Blanca me contaba una historia antigua, podría haber contestado diciendo, “Sí, es preciosa”. Pero es un tema que he tratado con mucha frecuencia en esas terapias, esa simple pregunta del nieto, daría para un gran número de libros, pero simplemente escribiré un poco más que un simple: “Sí, es preciosa”.
Una noche, un viejo Cacique indio le contó a su nieto, la historia de una batalla, entre dos lobos dentro de cada uno nosotros. Uno es malvado, es: ira, envidia, celos, odio, orgullo, egoísmo, agresividad. El otro es bueno, es: paz, amor, esperanza, simpatía, alegría, verdad, compasión y fe.
El nieto pensó acerca de eso durante un minuto, y le preguntó a su abuelo; " ¿y cual de los dos lobos gana"? El viejo indio simplemente le respondió, "el que tú alimentas".
¿Precioso verdad?
          Todos hemos oído en alguna ocasión, de la lucha del Yin y del Yang. Pero en mi opinión, en realidad nunca existió esta batalla fuera de la dualidad. La Vida, Dios, son la unión de ambas polaridades, en realidad no son ni tan siquiera su unión, sino su Unidad. ¿Cómo podría haber una guerra? Si en ellos no existe dualidad.
          Podríamos decir que en realidad, el lobo que es perceptible, es aquel que al alimentarle, le otorgamos manifestación en nuestra vida dual. Pero no es una cuestión de ganar o perder. Si uno perdiese, todo su esfuerzo, toda su vida, estaría dedicada a retomar su lugar, a cobrar existencia en la dualidad de nuevo.
          Siendo que es la visión que tenemos, “todo es una lucha, tenemos que dar todas nuestras fuerzas, para conseguir lo que queremos y destruir lo que no”, la vida la hemos traducido como una supervivencia entre nosotros y lo demás, lo bueno y lo malo, el bien y el mal.
          Mi cuento para explicar a las personas que han venido durante estos años, el por qué no tenían que estar continuamente luchando con lo que no querían, es sobre la ropa de temporada.
          Generalmente la ropa que dejamos de usar o no necesitamos, lo mejor que podemos hacer es: limpiarla, plancharla, introducirla en una bolsa de plástico con algo para la polilla, incluso introducir unas flores o plantas aromáticas secas para perfumarlas, y con todo cariño, decirlas lo mucho que nos gustan, cuanto las agradecemos su utilidad y con un beso introducirlas en el armario, para que estén listas si son necesarias en otro momento.
          Estas ropas innecesarias, sintiendo nuestro amor, esperaran el tiempo que sea necesario, incluso una eternidad, sin intentar salir. Pero bastaría que intentásemos encerrarlas en un armario, para que tuviésemos que estar continuamente peleando, para que no consiguieran salir.
          Es la misma situación que con nuestras  personalidades, si intentamos destruir una de ellas, luchará con todas sus fuerzas por su existencia. No pudiendo destruir nada en nosotros, pues solamente crearíamos sufrimiento innecesario. Lo mejor no es pelear, sino construir; no es rechazar, sino amar.
          La Vida es Absoluta, nosotros como Vida somos también Absolutos e Infinitos, todas las personalidades tienen  que existir en nosotros, en cada uno, si pudiésemos destruir una sola de ellas, incluso una pequeña parte de una, perderíamos esa condición y habríamos terminado con la Infinitud de la propia Vida.
          Al igual que la ropa, la única que tiene existencia y manifestación real en nuestro ahora es, la que llevamos puesta.
          La Vida comienza en un Eterno Ahora, no hay que destruir nada y crear cadáveres y cicatrices con ello, simplemente crear la vida y personalidad que deseemos a partir de “AHORA”, porque es lo único que se puede manifestar, es por ello que cagar y mear cuanto antes el pasado y no intentar alimentarse del futuro, tragando muy deprisa para llegar antes, es lo importante.
          No hay peleas, guerras, para construir lo que somos, solamente nuestra determinación y esfuerzo para ser, hacer y construir, la persona, personalidad y Vida que deseamos, porque lo que somos y la Vida es AHORA.

          ¿Quién gana? El que vive con amor, sin guerras, siendo, simplemente ahora.
               Gracias por la historia Blanca.

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