Es difícil entender
las palabras cuando las escuchamos, aún más cuando estas han sido traducidas
varias veces. Es difícil para la persona que ve, percibir la luz de una voz, la
luminosidad del calor del sol, o del fresco de la sombra, como puede ver
claramente un invidente, que no puede ver la luz.
El Buda
siempre repite conceptos desde ángulos diferentes, para que todos podamos
vivirlos. Al no poder oír su voz, ni verle físicamente, nos ofrece la
oportunidad de “escuchar” sus traducciones y de vivirlas en nuestros corazones.
“Si hay solamente espacio,
sin soles o planetas en él, entonces el espacio pierde su esencia”. Buda.
¿Qué es una habitación o corazón vacío?
Todo el Universo existe en el Vacío, en el Espacio, que precisamente puede
denominarse espacio, porque puede contener algo, el espacio denota una posibilidad de
ser medido, incluso el espacio infinito. Vacío, en nuestra dualidad solemos
llamarlo al espacio donde hay nada, implicando de alguna manera ausencia de
algo.
El Espacio,
el Vacío del que nos habla el Buda, es ese que existe eternamente, infinito,
que está ahí esperando con infinita paciencia, que algo exista en Él. No discrimina
entre un solo átomo y un número infinito de universos, sin diferenciar se
entrega a cada átomo, incluso a cada átomo de los infinitos universos,
totalmente, porque ese Vacío es lo que contiene, precisamente por ser vacío,
siendo nada, es lo que el contenido es.
“Tu deber es descubrir tu
mundo y después entrégate con todo tu corazón”. Buda.
El Vacío, ni
tan siquiera necesita descubrir qué es lo que se crea, es aceptado mucho antes
de nacer. Es por lo que la Naturaleza de este Vacío es el Amor. Lo único que le
falta a este Amor para que la creación que ocupa el Vacío, cobre existencia es
su Naturaleza de Vida. Al igual que el Vacío, la entrega de Ella a cuanto nace
es absoluta, su existencia es Eterna espera, de entrega y aceptación absoluta, a
cuanto ocupe el Vacío. No necesitando descubrir a cuanto se materializa, porque
es a cada átomo, cada universo, cada brisa y cada muerte, su entrega absoluta, no por entregar su corazón, sino que su corazón es el Universo, mostrando su
energía de Amor.
“Todo existe por convención
pero en realidad solo hay átomos y espacio”. Buda. Demócrito.
El universo,
todo cuanto existe es nuestra percepción, de la manifestación de la Vida como
forma. De la misma manera que no podemos percibir lo que es blanco, en un fondo
blanco. La parte de la Vida que podemos percibir depende de nuestra mente,
capacidad de percepción y la afinidad con lo que percibimos, siendo generalmente
lo que contrasta con nuestra estructura mental, lo que percibimos como real. Es por
ello que en nuestra relación con la Vida, en sociedad vamos conviniendo nuestra
forma de percibir y estructurar las
formas.
La Vida se
entrega a cada una de nuestras células, a cada uno de los átomos del universo, sin dejar de ser Vacío para
poder ser cada uno de ellos.
Nosotros
hemos nacido en el reino animal, pero somos Vida, Vacío, Buda, por encima de la
forma que adquiramos, es algo a lo que no podemos renunciar, porque es nuestra
realidad última. Podemos negarlo, podemos ignorarlo, podemos incluso renunciar
a nuestra humanidad inalcanzada. Pero
a nuestro Ser, nuestra verdadera Naturaleza, nuestra única opción es aceptar.
Un
millón de años después, de que el avestruz metiese la cabeza en el agujero, el
cazador no había desaparecido, al igual que nuestra Naturaleza de Buda.
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