No pretendo molestaros

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Yui Shin

sábado, 15 de noviembre de 2014

SOMOS EL CAMINO

          Este es un dialogo entre un monje llamado Joshu y su Maestro Nansen.

Joshu:   ¿“Cuál es el camino del Buddha?”
Nansen: “La mente ordinaria de cada día es el Camino”
Joshu:    ¿“Cómo puedo saber que la mente ordinaria es el Camino?”
Nansen: “Si tratas de buscarlo o saberlo, iras con toda seguridad en la dirección equivocada”
Joshu: ¿“Cómo puedo tener la seguridad de que es el Camino”?
Nansen: “El Camino no es saber o no saber. Saber es un engaño, no saber es indiferencia. Cuando realmente has alcanzado el Camino Verdadero más allá de toda duda, es como el espacio infinito, un inexplicable vacío.
  “¿Cómo podría ser esto o aquello, correcto o incorrecto?”

          Es una conversación simple, de las muchas que hay escritas, entre un Maestro Zen y un discípulo. Con el tiempo se llamaron “koan”, que muchos entienden que es una conversación en la que no se puede encontrar el significado o que no lo tienen.
          A decir verdad, esta es la realidad, los discípulos actuales se esfuerzan por encontrar el sentido oculto de estos koan, pero verdaderamente no hay nada que entender en ellos. El poder verlos es siendo uno con el koan o haciéndolo algo vivo, entregando tu vida a él.
          Tras largos años meditando, estudiando y esforzándose por encontrar a Buda, Joshu le pregunta a su Maestro, cómo puede encontrarle, en qué se está equivocando para no haberlo encontrado, dónde tiene que buscar para hallarlo.
          Nansen sabe del potencial y el esfuerzo de Joshu, y le contesta de una manera directa y simple, en cada cosa que ves, en todo lo que hay en este momento, en las cosas exactamente como son, en lo que vemos como materia, en lo que vemos como pecaminoso, sucio, en lo que llamamos ignorancia, reside el Buda, el Camino. “La mente ordinaria de cada día es el Camino”.
          Joshu todavía, a pesar de la simpleza de la respuesta, se aferra al esfuerzo hecho, quiere alcanzar, encontrar algo que esté por encima de lo que está viviendo, algo misterioso y valioso. Le cuesta aceptar, “que la mente ordinaria es el Camino”. E insiste en querer que le aseguren, quiere entender, con su mente, que tal como es, ya es Buda.
          Nansen sabe que tiene que empujarle, forzarle a salir de su aferramiento, de su razón, y le dice que si trata de buscar donde es aquí, qué es lo que hay, cómo es el ahora; si pretende entender, lo que la vida es, o el ahora, si se esfuerza por percibir al Buda, estará caminando en la dirección equivocada. “Si tratas de buscarlo o saberlo, iras con toda seguridad en la dirección equivocada”.
          Pero nadie se sienta a meditar, a sufrir los dolores en la espalda y las piernas, a esforzarse duramente, si no tiene la seguridad de una recompensa, ser Buda, la Iluminación.
          Pero si uno mismo es el Camino, si tal como somos ya somos Buda. ¿Cómo podemos saberlo, si es lo que somos?, pero serlo es, no el ser conscientes de ello, sino la Consciencia del Ser Buda, por lo que hay un saber que trasciende la consciencia de serlo. Saberlo es dualidad, es ver a Buda separado del perceptor, no saberlo, es no manifestar lo que eres, no manifestar tu Naturaleza de Buda, no ser tu Camino. Cuando realmente eres el Camino, Buda, no puedes percibirte por lo que se manifiesta cómo “el espacio infinito, un inexplicable vacío” donde todo es acogido, todo lo ordinario y lo extraordinario, la ignorancia y la sabiduría, lo humano y a Buda.
          Ser lo que somos, no es algo que podamos buscar, encontrar o modificar. Tampoco puede ser percibido por nosotros, no hay manera de ser comparado, por lo que no puede ser calificado tampoco. “¿Cómo podría ser esto o aquello, correcto o incorrecto?” cuando se ha trascendido la dualidad, cuando somos el aquí y ahora, solamente se puede Ser.
          Cuando buscamos recompensas, lo extraordinario, superar lo que somos, mundos idílicos, planos elevados, en nuestra meditación, debemos recordar las palabras del Maestro, “La mente ordinaria de cada día es, MEDITACIÓN”.


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