No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

Si tenéis que pagar para entrar en la página, no es la original. Como digo a la derecha es Gratuita y sin publicidad.
Yui Shin

martes, 2 de diciembre de 2014

LA MENTE HUMANA

Hace quizás más de unos días, podrían ser una o dos semanas, leía este cuento sufi que me llamó la atención. Lo copie y lo he leído un poco más atentamente que un simple vistazo.
En el entendimiento de él, como siempre, procuro pensar que son traducciones, podría ser que incluso de otra traducción. Me pareció una explicación sencilla de lo insaciable y poco coherente, que son, el deseo y la ambición. Pero de alguna manera me sentía un poco extraño leyendo sobre todo el final. Este es el cuento.

Anónimo sufí. Un emperador estaba saliendo de su palacio para dar un paseo matutino cuando se encontró con un mendigo.
Le preguntó: ¿Qué quieres?
El mendigo se rió y dijo: ¿Me preguntas como si pudieras satisfacer mi deseo?
El rey se rió y dijo: Por supuesto que puedo satisfacer tu deseo. ¿Qué es? Simplemente dímelo.
Y el mendigo dijo: Piénsalo dos veces antes de prometer.

El mendigo no era una mendigo cualquiera. Había sido el maestro del emperador en una vida pasada. Y en esa vida le había prometido: "Vendré y trataré de despertarte en tu próxima vida. En esta vida no lo has logrado, pero volveré..."

Insistió: Te daré cualquier cosa que pidas. Soy un emperador muy poderoso. ¿Qué puedes desear que yo no pueda darte?
El mendigo le dijo: Es un deseo muy simple. ¿Ves aquella escudilla? ¿Puedes llenarla con algo?
Por supuesto: dijo el emperador.
Llamó a uno de sus servidores y le dijo: Llena de dinero la escudilla de este hombre.
El servidor lo hizo... y el dinero desapareció. Echó más y más y apenas lo echaba desaparecía. La escudilla del mendigo siempre estaba vacía.
Todo el palacio se reunió. El rumor se corrió por toda la ciudad y una gran multitud se reunió allí. El prestigio del emperador estaba en juego.
Les dijo a sus servidores: Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero este mendigo no debe derrotarme.
Diamantes, perlas, esmeraldas... los tesoros iban vaciando. La escudilla parecía no tener fondo. Todo lo que se colocaba en ella desaparecía inmediatamente. Era el atardecer y la gente estaba reunida en silencio. El rey se tiró a los pies del mendigo y admitió su derrota.
Le dijo: Has ganado, pero antes de que te vayas, satisface mi curiosidad. ¿De qué está hecha tu escudilla?
El mendigo se rió y dijo: Está hecha del mismo material que la mente humana. No hay ningún secreto... simplemente está hecha de deseos humanos.

          Es difícil entender y aún más percibir la sencillez y simpleza de la Vida. A veces nos sentimos poderosos, ricos, capaces no solamente de satisfacer cuanto queremos, sino que podemos satisfacer y solucionar los deseos de los demás.
          Otras veces prometemos, con una seguridad que nos iguala, no solamente a los reyes poderosos, sino con Dios, con la Vida. Nos sentimos que podemos controlar, el tiempo y el espacio, la felicidad y el sufrimiento, pero con la misma arrogancia que nos llena de nosotros mismos, incapaces de poder aceptar nada más que nuestra prepotencia.
          Un rey pierde su riqueza, su reino, cuanto posee, porque al ver una persona harapienta, cree que puede satisfacer sus necesidades, sus deseos, sus sueños.
          Una pequeña, escudilla puede contener y permanecer vacía, no solamente todas las ambiciones y deseos de un rey, sino las de todo su reino.
          Es simplemente una escudilla, construida con lo mismo que la mente humana. Es algo que nos parece extraño, pero nos olvidamos del “Sutra del Corazón”: los cinco agregados son en su naturaleza, solamente Vacío.
          Es aquí en la continuación, donde quisiera exponer lo que pienso, pudiese ser un error en la traducción o al ser copiado.

No hay ningún secreto... simplemente está hecha de deseos humanos. Los deseos humanos son los que se diluyen en la mente, nos atormentan y nos pesan, no porque la mente humana se llene de deseos, ni tan siquiera de pensamientos. Al igual que los tesoros al ser depositados en la escudilla, desaparecen quedando solamente el vacío, los deseos y los pensamientos desaparecen en el vacío de la mente, incluso la humana. El peso que nos producen, no lo siente la mente sino nosotros. Al intentar ser los que pensamos, cargamos y sufrimos el peso de nuestros deseos, ambiciones y pensamientos, siempre confrontados con otros, única manera de ser percibidos.
Nosotros somos la escudilla, la Vida nos colma de bienes, de tesoros, de vida y felicidad, que desaparecen tragados por nuestra ambición, en lugar de nuestra entrega. Todo el Universo, desaparece en el Vacío de la Vida, pero su desaparición como Universo es para expresar la Vida, porque ellos viven siendo Amor. En nosotros todos los bienes y tesoros que nos da la Vida, desaparecen en nuestro ego, nuestra ambición, incapaces de dar respuesta, de desaparecer siendo y manifestando Vida.
Los cinco agregados son en su naturaleza, solamente Vacío.


No hay comentarios:

Publicar un comentario