Ni a lo largo de
los años que he estado hablando, ni en las conferencias, ni escritos, he
hablado o escrito sobre técnicas de respiración.
Siempre y aún
hoy lo pienso, he creído que lo primero que deberíamos trabajar son, las pautas
mentales y las emocionales, para alcanzar un grado de aceptación y estabilidad
en lo que somos, que hiciese más simple la práctica de las técnicas
respiratorias.
Es el comer,
lo sólido, lo que se relaciona con la mente. Es por ello que la forma y actitud
al alimentarnos, influencian a y son determinadas por, el funcionamiento y
pautas de nuestra mente. Por lo que el camino simple y apenas influenciado por
nuestro ego, es la forma de alimentarnos.
Los fluidos y
líquidos, son el equivalente del mundo emocional. En los que el agua simboliza,
lo que no está alterado, ni adulterado, lo que no tiene color, ni sabor, lo que
es tal como es. El resto de líquidos y fluidos, nos pueden apetecer o gustar
por su color o sabor, lo que alteraría cómo percibimos la realidad. Siendo el
otro líquido importante la sangre, que simboliza la Vida, y es lo que sale del
corazón.
La respiración
es la técnica que se ha utilizado durante milenios para alcanzar un mayor
desarrollo personal o espiritual. Su relación es con la actitud, la aceptación
y la responsabilidad de nuestra individualidad, de nuestra vida y de la expresión
de ella que somos.
Es la más
directa, y probablemente la más simple, precisamente por ello la más fácil de
realizar equivocadamente, la más complicada. Cuanto mayor es la popularidad de
sus técnicas, menores y más superficiales son los logros alcanzados a través de
ellas.
Estamos en un
momento, en el que toda nuestra actividad está desarrollada para alcanzar
metas, para conseguir logros o beneficios, todo es realizado para conseguir
algo, que es precisamente lo que te dicen los Maestros que es una actitud
equivocada para Meditar. No significa que no llegaremos a la meta, pero sí que
vamos por el camino largo, puesto que tendremos que abandonar por desesperación
y frustración todas nuestras pretensiones, antes de empezar a Meditar
realmente.
De todas las
técnicas de respiración, todas ellas con sus ventajas e inconvenientes, la que
para mí es mejor y más simple (no quiere decir que sea sencilla), es la del recién
nacido. Existes con tu cordón umbilical, y en el momento que pierdes las
ataduras, en el que eres libre, una individualidad, en el que ese cordón es
cortado, la firma de la aceptación de libertad, individualidad y responsabilidad
de ese ser, es simplemente una respiración. El diafragma que estaba quieto en
uno de sus extremos, en el límite de una de sus polaridades, comienza a
invertirse permitiendo la entrada de aire en los pulmones. No es la fuerza
muscular, no es la voluntad, no es nada externo lo que permite que vivamos, es
la aceptación de lo que somos lo que ha originado esa primera y perfecta
respiración.
Es por ello
que la respiración para ser perfecta, de nuevo tiene que ser originada por esas
mismas condiciones. No hay ningún tipo de actitud o emocionalidad, aparte de la
felicidad, que nos permita respirar, profunda y largamente con naturalidad.
En Budismo
una de las técnicas es el “Shikantaza (只管 打坐)”, “Solamente sentarse despojándose
de cuerpo y espíritu, solamente Respirar”. Cómo meditar, viene también en uno de
los escritos de Dogen: Fukanzazengi, en donde explica la postura y la técnica.
En general la
técnica es la de escoger una posición cómoda donde podamos permanecer por un
periodo de tiempo quietos. Esta dependerá de las condiciones, de cada persona.
Que sea incomoda y nos obligue a un esfuerzo no quiere decir que no sea buena.
La espalda
debe estar alineada, derecha y relajada, pero viva, con energía, como una flor
cuando está fresca. La cabeza en línea con la espalda, un poco inclinada pero
no caída, pues el cuello debe estar en línea con la espalda. Los hombros
relajados y redondeados, bajos pero no caídos.
Las manos, la derecha soportando a la izquierda y los pulgares formando un circulo al unirse sus yemas, con una ínfima o ligera presión,
unidos pero no empujándose. La parte interna de la mano derecha puede tocar
ligeramente el “Hara”, unos tres dedos por debajo del ombligo, que es donde
fijaremos nuestra atención, para sentir como se expande y se contrae, al
respirar con el diafragma.
Percibiendo todo
pero al mismo tiempo, ser solamente un observador que no interviene. Esto no
quiere decir estar muerto, ni insensible, simplemente en una actitud de
aceptación.
Cada vez que
nuestra atención, mente, o algo nos mueve de la concentración del movimiento
del “hara”, simplemente dejamos a un lado la distracción y sin ningún rechazo u
opinión, volvemos a lo correcto “ahora”, sin pensar en el pasado incorrecto. Si
no podemos salir de un bucle, simplemente nos relajamos, damos unas cuantas
respiraciones profundas, y comenzamos ahora.
Si conseguimos que solamente quede la
respiración siendo uno con ella, aceptando el presente, si somos capaces de sentar
en el “zafu”, a la felicidad o una actitud de felicidad y aceptación, todos los
problemas irán desapareciendo, conforme nuestra respiración vaya simplemente
mostrando nuestra realidad:
Somos Libres, Individuales, Vida, que
por medio de lo que percibimos nos muestra el Ser, el cual reflejamos con
nuestra responsabilidad.
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