En las últimas
semanas, he estado leyendo párrafos de “Así hablo Zaratustra”, en la página de
Yahan, suele tener una temática interesante y a veces comento sus posts.
Al final he
decidido bajarme el libro, desempolvar un poco los recuerdos, de las
conferencias donde alguien trajo a colación a Nietzsche, algunas de sus frases
en libros o artículos que he leído y en general lo que he entendido de su
pensamiento por medio de ello. No he leído todavía el libro, creo que el libro que
leí hace muchos años sobre él, no lo terminé y además resultó no ser de Nietzsche,
sino opiniones sobre su concepto del “superhombre” y poco más, lo que no me
detiene para dar mi opinión sobre su pensamiento, aceptando mi ignorancia y
posibles errores.
Estos días no
puedo salir de casa, vivo como único habitante en un pueblo de Palencia, sin coche
y con la nieve alrededor. Por lo que salí a hablar con Zarathustra, puesto que Nietzsche
murió hace tiempo.
Le encontré
en una plaza llena de multitudes, en un rincón oscuro, hablando sólo, de cara a
la pared. Le saludé, y sin preámbulos le pregunté por su creador. Al principio
decía que le daba vergüenza, pero al final y con un buen café, se animó a
contestarme.
Al parecer en
su juventud, era un niño luchador y soñador que se dedicaba a pelearse con todo,
para conquistar y conseguir ser alguien importante. Tenía puesta su confianza
en los profesores, su familia y la sociedad, de que podría conseguir lo que
quisiera si peleaba con esfuerzo, que un día, si además tenía un comportamiento
digno, Dios le llevaría al cielo, donde tendría cuanto desease.
Peleó como
los grandes conquistadores, Jesús, Zoroastro y Buda, poniendo toda su vida en
lo que deseaba conseguir, hasta que finalmente al igual que ellos la perdió. No
teniendo vida por la que luchar, descubrió que todo el tiempo había tenido una
visión equivocada del campo de batalla, que solamente había un campo donde
realmente se podía batallar, ese campo era él
mismo. No hay nada que se pueda conseguir luchando con los demás, no hay
nadie que pueda conseguir algo por ti, al menos algo importante, que no era
Dios quien tenía que darte algo, que te había dado todo, que ya eras todo, pero
había que descubrirlo en el único lugar posible, “tú mismo”.
Al igual que
Jesús, encontró: “Que el Padre y yo, somos Uno”.
Al igual que
Zoroastro: “Que
el Cielo y la Tierra, están en mí, que Dios ya es Todo”.
Al igual que
Buda: “No hay
Buda sin el Hombre, ni Hombre sin Buda”.
Al igual que
los Maestros: “Si
ves a Buda mátalo”.
Al igual que Buda nos habla de
lo bodhisatvas, Jesús de los santos, Nietzsche usa el término Übermensch,
que al inglés se ha traducido por superman y por seguidismo por superhombre
al español. La impresión que yo tengo y por algunos apuntes que he leído, me
decanto por una definición más afín a las de Jesús y Buda, podríamos decir que
por ejemplo,: “Hombre transcendido, o
que ha trascendido”, me parecería más de acuerdo con la intención del filósofo.
La trascendencia
de este Übermensch,
sería más de tipo espiritual, al contrario de los que defienden que sería
un hombre superdotado, por lo que el resultado sería un hombre que ha
encontrado su “Humanidad”.
Esto cambiaría
muchos de los aspectos y significados de las frases aisladas, que cada uno
defiende como justificación de su burrez o apego a su ignorancia.
Según me decía
Zarathustra, su creador, mirando las diferentes capas sociales, todas
aborregadas, en su vagancia e inutilidad, esperando que alguien viniese a
salvarlos. Unos que el capital fuese repartido y les llegasen las mejoras
sociales, otros que los gobiernos creasen una sociedad justa y libre, los más
espirituales que llegasen los seres de luz de otras galaxias y les ungiesen con
saliva transmitiéndoles la iluminación, confiados en un salvador o un Dios que vendría
a darles otra vida. “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el
tormento del hombre”, no por la esperanza, sino al no hacer nada. Pero
todos con una actitud de carencia de: autoestima, confianza, conocimiento de lo
que eran en realidad, desesperados y sin embargo totalmente hundidos esperando
la salvación de fuera. Llenos de luchas y peleas, solamente por el poder y la
riqueza, en la destrucción del entorno y del mismo hombre, confiados en que
vendrá alguien que nos salvará y arreglará lo que hemos destruido.
El hombre
creado en la entrada de la meta de la Humanidad, estaba cada día más lejos de
ella, el chimpancé cada día más cerca, y con él, toda la creación era cada día
más humana, al haber dejado y negado el hombre, su responsabilidad y función en
ella. Fue cuando dijo Nietzsche: “Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda
descender de ellos”.
Al ir a bajar del monte, mi creador me dijo
que se lo dijese a las gentes: “Dios ha muerto”,
ese Dios que nunca ha nacido, que nunca existió, porque no fuisteis capaces de
permitirle vivir en vuestros corazones, porque solamente en el corazón existe
Dios, sois el Dios que nació, y en vuestra ignorancia, esperáis al que nunca
nacerá, a ese dios que vive fuera de vosotros.
Porque Dios solamente vive, cuando vive en mí, cuando trascendemos el estado de hombre,
para ser Humanidad. Algo que al igual que siendo Buda, Buda, es una realización
individual. Cuando cada uno de nuestros átomos sean humanidad, habremos
realizado nuestra Humanidad, una pero de todos, realizada por mí, por ser un
solo YO.
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