Es
complicado, establecer un origen para el azote de la sociedad y de la vida, el
creador de todo lo negativo y dañino que nos acontece: El mal.
Todas las
religiones nos hablan de un Ser, Entidad, Nada o Algo, que es: Infinito,
Absoluto y Eterno, sin principio, ni final, cuya Naturaleza principal es el
Amor.
Siendo esto
así, se hace complicado comprender, la necesidad de este Absoluto de crear el
mal. ¿Cómo podría explicarnos la necesidad de crear al diablo, el infierno, el
mal?
Pienso que al
final al menos para mí, lo simple es ir a lo simple, la dualidad, el Yin y el
Yang, al Taoísmo que basta que quieras, desees, veas o percibas una cosa, para
que estés creando su opuesto.
En el Principio, obviamente todo
era Uno, lo de antes del principio, algo he escrito acerca de él, pero
solamente podemos elucubrar sobre ello. Este Uno, independientemente de su
tamaño, solamente puede tener dos mitades, al ser dos y que una era opuesta
siempre a la otra, pues eso, a lo simple, llamémosle “dualidad”. Los chinos que
en esa época vivían principalmente en China, llamaron a una mitad Yin, lado
oscuro o sombreado de la montaña, simbolizando ese aspecto de la dualidad y a
la otra Yang, lado soleado o luminoso de la misma montaña. Establecieron que
tenía que ser de la misma montaña, principalmente porque como hemos dicho, solamente había Uno, además si lo hiciésemos de dos montañas, podríamos elegir
lo que nos gustase, las dos de sombra o de sol, pero nos sobrarían las otras
dos mitades, que no podrían ser montaña.
Si miramos la dualidad de este
Uno Absoluto, la mitad Yang, sería: la realidad, lo que existía, lo real. Esto
haría que la otra mitad Yin, fuese: lo irreal, lo inexistente, la irrealidad.
El Yan es lo positivo el Yin lo negativo, por lo que lo real, lo que existe es:
lo Positivo, el Bien, el Amor, que sería el aspecto Eterno, el Yang. Mientras
lo irreal, lo inexistente y por tanto necesitando ser continuamente creado para
manifestarse, sería el Yin, el mal, la indiferencia, el desamor.
Antes de este Uno, obviamente si
no hay algo, no puede haber mitades y por tanto dualidad, este no existir ni el
Uno, podríamos también mirarlo desde diferentes puntos: El Vacío, la Nada, la
Seidad que al no poder percibirse a sí misma, no sabría de existencia o inexistencia
de ese Uno, en cuyo caso podría existir el mismo Universo que tenemos, pero no
habría podido percibirse a sí mismo al no estar creado el aspecto Yin.
En nuestra dualidad, deseamos la
desaparición o destrucción del mal. A lo que dedicamos todo nuestro esfuerzo, a
lo largo de nuestras vidas finitas. Cuando se lanza una mentira, algo que es
inexistente, se le da entidad a base de repetirla y cuanto más se lucha por
destruirla, más real se muestra como verdad.
El alimentar el mal, no es algo
que nos planteamos conscientemente, pero ¿dónde están sus alimentos? Al tratar
de extinguir el mal, algo que no tiene existencia propia, la energía que
producimos es de: rechazo, odio, repulsión, sentimientos asesinos, pelea,
guerra sin cuartel. Algo que es la carta de un restaurante de lujo para el mal.
Otras veces creemos en él y
tratamos de alimentarlo: propugnándolo, protegiéndolo, practicándolo, y creando
los medios para su fortalecimiento.
Queremos extinguirlo con leyes,
con derechos, pero, ¿Qué necesidad habría de ello si no estuviésemos inmersos
en él?
El Buda dice que: “El odio (el mal), nunca se extingue por el odio (odiarlo)
en este mundo; solamente se apaga a través del amor. Tal es una antigua ley
eterna”. Buddha. Dhammapada.
"En verdad que vivimos felices si no
odiamos a aquellos que nos odian, si entre hombres que nos odian habitamos
libres de rencor". Buda. Dhammapada
“El hombre que tiene miedo, busca refugio en
los montes, en los bosques sagrados o en los templos. Sin embargo tales
refugios no sirven, pues allí donde vaya, sus pasiones y sus sufrimientos lo
acompañarán.” Dhammapada 14:10-11.
No importa el mundo que deseas, siempre
obtenemos lo que hemos creado.
"Apresuraos en hacer el bien; refrenad
vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en hacer el bien,
se recrea en el mal" Dhammapada Cap. 9
La no manifestación del mal no es por consecuencia de luchar con él, sino por: crear, hacer, actuar y finalmente ser, el Bien.
El Tao Te
King nos dice: “Bajo
el cielo, cuando algo se concibe como bello, aparece lo feo. Cuando todos
reconocen algo como bueno, surge lo malo”.
Reconocer, percibir, concebir, es crear u originar el principio, el
nacimiento de la dualidad. No importa qué aspecto deseas o tratas de instaurar,
la energía, la lucha, el propio deseo creará siempre su opuesto.
Es por ello que Vida, solamente se
puede Ser, ser Vida significa: no hacer, no percibir, no crear, no desear. Es,
ser lo Positivo, el Amor, el Bien sin originar la dualidad, Siendo, sin saber,
percibir o conocer, Qué.
Todo lo que crea dualidad, todo deseo,
toda lucha, toda percepción, es el origen de la manifestación de lo Negativo,
del Mal. Evitarlo, significa ser: Vida, Amor, porque en ser no hay dualidad.
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