No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 9 de abril de 2015

ENTENDIENDO EL ZEN


          Zen es Dhyana, zen es la meditación de la no-mente, la expresión del Silencio Acogedor, es el Camino a la Nada, es la extinción del Zen.
          Los Maestros siempre han utilizado: sentarte, meditar o hacer cosas, utilizando los pronombres posesivos. Es por ello, que generalmente cuando nos sentamos a meditar, utilizamos estos términos, lo que contradice el hecho de practicar Zen.
          Es común decir, “Estoy meditando para: alcanzar la iluminación, silenciar mi mente, encontrar mi verdad, o un supuesto “Yo interior desconocido””.
          Las metas y métodos que utilizamos, vienen generalmente precedidos del posesivo, sentando desde el principio que hay algo que ganar o perder, puesto que el poseer algo indica que lo que sentamos a meditar es la dualidad. Si conseguimos perder o ganar algo, al sentirlo, lo que realmente hemos perdido es la meta, al conservar el ego de nuestra dualidad, pues el que algo se pierda en algún lugar no supera dicha dualidad.
          Practicar Zen pretendiendo o conociendo que: “No conseguiremos nada, que ya somos silencio, somos un exterior que queremos abandonar y un interior deseado, que somos o dejamos de ser”. Indica que hay alguien realizando una práctica, con un objetivo, por lo que está sentada es la dualidad.
          El pensar o creer que el Zen es un medio, un camino, para alcanzar un objetivo, o que es un conjunto de reglas, prácticas, consejos y métodos, que nos enseñan y conducen a ganar o perder algo, nos equivoca y nos distrae, pensando en definir lo que es el Zen. Nada puede ser definido en su realidad, por medio de conceptos o palabras. Por lo que cualquier concepto o palabra, solamente puede definir uno de sus aspectos, cuando estos son infinitos.
          El Zen no es: meditación, observación, esfuerzo, felicidad, silenciar la mente o dominar algo. El Zen es todo eso, pero podríamos seguir añadiendo términos o conceptos, y seguiría siendo todos ellos y cada uno, por lo que podríamos decir que sí lo es o que no lo es, estando igual de acertados o equivocados, en ambas asertaciones. Siempre que estemos seguros que sabemos lo que es el Zen, podemos estar seguros de estar equivocados, lo que no quiere decir que lo esté el concepto.
          Creemos que el Zen es desapego, pero ¿Cómo desapegarnos del yo?, otras pensamos que hay que no tener apegos o que hay que soltar todo, o que hay que arrojar cuerpo y mente, pero de todas estas acciones o conceptos es el “yo”, el que nos obliga y permite realizarlas. Por lo que ¿no sería más simple no sentar al yo?.
          Pensamos que en el Zen, hay un sí o un no, que hay que meditar o que no es necesario, que podemos silenciar una mente o que no hay mente que silenciar, que hay que vivir en un ahora en el que no hay futuro o pasado, que existe un Ser Interior que alcanzar, que hay que ser el observador interno o externo. Todo ello es la búsqueda, el intentar encontrar las respuestas a nuestras preguntas, el entendimiento de las respuestas de los Maestros a nuestras preguntas, todo ello con un fin, agotar nuestra soberbia, agotar todas las preguntas y respuestas que intentan entender el Zen.
          El primer momento, el comienzo de la salida de este laberinto, de este circulo que forma nuestro ego, intentando convertirse en el que alcanza, encuentra, consigue, con su esfuerzo la conciencia de alcanzar la Iluminación, es cuando por primera vez entendemos que no es la respuesta del Maestro a nuestras preguntas, lo que tenemos que entender, sino encontrar la pregunta del Maestro, para esa respuesta que nos ha dado. Nuestra pregunta ha salido desde el ego, la suya desde la unidad, por eso su respuesta no es para nuestro ego, sino para nuestro Ser.
          El Buda dijo que Todo es Buda, que no hay nada que pueda estar fuera o ser expresión de otra vida, hay una única Naturaleza, una sola Vida, un solo Buda, en el que Todo está incluido. No hay nada que conseguir, nada que percibir, nada que hacer, cuando decimos Zen ese es el significado del concepto, ese Ser Todo, es por ello que Dhyana, significa algo más que meditar, la Meditación a pesar de la palabra, no tiene nada que ver con pensar o dejar de hacerlo, con parar o tener la mente descontrolada, porque lo importante es que en Dhyana no hay algo que pueda tener, percibir o poseer algo.
No hay nada que decir, nada que escuchar, nada que entender, nada que alcanzar o cambiar, porque: “Ichi tantei” es el ahora del ahora, en el que solamente puedes Ser Zen, sin nadie fuera o dentro de quien está sentado siendo Zen, siendo Nada. Siendo Silencio, en el que todos los sonidos están incluidos, por ser silencio al no haber quién los escuche, porque ese silencio tienes que serlo tú. Un Ahora que no tiene pasado ni futuro, porque es la Eternidad. El Zen no puede practicarse, porque es lo que somos, lo que es la Naturaleza de Buda, cuando percibimos algo que llamamos zen, no puede serlo porque no está el que percibe, yo.


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