El Buda y los
grandes Maestros nos enseñan, que nunca hemos dejado, ni dejaremos de ser Buda.
A mi Maestro también le preguntaron en diferentes ocasiones acerca de ello, ¿Por
qué si somos Buda, tenemos que meditar y esforzarnos en ello?, dando diferentes
respuestas. A veces fue un: “no se”, “es verdad, ¡eh!”, ¿vas a comer hoy?, ¿por
qué me preguntas?. Algunas veces nos parecían respuestas sin sentido, otras
simples, otras equivocadas, otras que era de gallegos contestar con otra
pregunta, a veces nos preguntábamos si realmente era tan siquiera maestro.
Afortunadamente
Él si sabía lo que era, por eso no se lo preguntaba ni tenía dudas, era un Buda
que sentía hambre y comía, que respondía sus dudas y tribulaciones meditando, que
tenía que esforzarse para olvidar que había: escuchado, aprendido y recordaba
que era Buda. Si realmente eres algo, ¿Cómo tener dudas, saberlo, percibirlo o
preguntarle a otro?, si realmente eres Todo, ¿Cómo puedes comer, preguntar, o
sentir duda de algo, si no hay nada dentro o fuera de ti?. Siendo Todo, cuando
hay un yo que: sabe, ignora, se opone, se une, desea o deja de desear, al YO,
lo mejor es hacer algo totalmente innecesario, como es entregarse a la práctica
del Zen.
Hemos leído a
los Maestros, en sus conversaciones con los discípulos, con otros Maestros o
con la gente, lo hemos estudiado con gran esfuerzo y finalmente lo hemos
entendido o llegado a la conclusión, que es algo que no tiene lógica y por
tanto no puede entenderse.
Tenemos a
Gutei que no se sabe, si era mudo, ignorante, que no respetaba a sus discípulos,
ni a la gente, o que quizás estuviese enajenado. “Cuando
alguien le preguntaba sobre el Zen y a veces sobre lo que creían que no lo era,
el gran Maestro Gutei solía tranquilamente levantar un dedo en el aire”.
Podéis imaginaros, la cara que se les ponía. Pero si quieres entender el Zen y
no puedes verlo en Todo, ¿quién puede explicártelo? Si realmente sabes lo que
es, sabes que no es una explicación, porque la explicación y la pregunta ya son
Puro Zen.
Joshu tenía
otras formas, era uno más de los de pueblo, así que sus respuestas eran menos
sofisticadas. Un día en sus tribulaciones de meditación, un
monje fue y le preguntó a Joshu: Maestro, ¿el perro tiene Naturaleza de Buda o
no?, Joshu con cariño le respondió: “Mu” 無 . Podéis suponer que no es el sonido de la
voz del toro, es un ideograma chino que significa “no”, pero en una negación absoluta. Esta era con diferentes
ejemplos una pregunta corriente, si esto
o aquello, tenía o no “Naturaleza de Buda”. Por activa y por pasiva, tanto
Buda como innumerables Maestros, habían dicho que Todo, todo, Era Naturaleza de
Buda, por tanto, lo sorprendente, es la ignorancia de Joshu que dijo que no.
El discípulo
pregunta, desde sus dudas, “un animal
irracional, que a veces nos comemos si estamos mucho tiempo sin comida, que no
medita, ni reza a Buda, ¿puede ser de la misma naturaleza que yo?.
Joshu dice
que no, pero muchas otras veces, ha dicho que sí a esa misma pregunta, además
en su enseñanza estaba que: ¡Todo es
Naturaleza de Buda”. ¿Por qué entonces le dice eso al pobre monje?, ¿Estaba
intentando reírse o burlarse de él?. ¿Qué se había preguntado Joshu, para dar
semejante respuesta?.
Si todo es
Naturaleza de Buda, ¿Puede algo o alguien, tenerla o poseerla?, ¿Hará alguna
diferencia decir sí o no?. Ser o no ser, es lo importante, porque: ¿Qué necesidad,
percepción o conocimiento, de lo que eres puedes tener?, porque realmente,
solamente somos lo que no percibimos y por tanto no sabemos que somos. Mientras
lo que percibimos y creemos ser, no podemos serlo, porque lo percibimos. Que gran
respuesta la del Maestro, “Sí la tiene, no
la tiene”.
Cuando el dedo del Maestro señala la Luna,
todo lo que percibimos es parte del zen, solamente cuando se es el Maestro, el
dedo, la Luna, la energía que mueve y crea todo ello, el fuera y el dentro, Hay
Zen.
Creemos que lo que nos lleva a los
resultados es la práctica, pero son los resultados los que se manifiestan
cuando se vive en Zen. Poseerlo o no, practicarlo o no, entenderlo o no, ser
Silencio o no, ser Sonido, o Vida o no serlo, no es lo importante, porque
mientras hay duda, si tenemos preguntas, todavía no hemos realizado nuestra
realidad, Ser Zen.
Son las incongruencias, las respuestas
de los Maestros a nuestras preguntas desde la dualidad, lo que nos lleva con
gran esfuerzo, no a llegar, sino a no percibir lo que nos impide, simplemente
SER.
No hay comentarios:
Publicar un comentario