Dicen que todo vuelve a su
origen.
Polvo al
polvo, tierra a la Tierra.
Todo Yin,
tiende a ir al Yang, pero solamente llega al Uno.
Salimos según
dicen los científicos de África, hemos poblado la Tierra, retornamos a África,
para colonizarla y llevar la cultura y la fe. Pero de nuevo hemos partido de África,
para poder vivir y encontrar la humanidad perdida.
Encontramos la
cultura de la sociedad en Asia, en la que un solo individuo podía controlar al
pueblo. En Europa era la cultura de la individualidad, en la que un solo
individuo podía controlar las individualidades del pueblo. Se fundieron ambas
culturas, la individualidad y la sociedad, en unidad. Ahora luchamos por saber cuál
de ellas nos llevará a encontrar, la humanidad perdida.
Vimos que
para que exista el Uno, tiene que haber una diversidad y que para que exista la
diversidad, solamente hay que romper el Uno, pasamos de dar gracias al
Universo, para dárselas a los dioses, lo que nos llevo a decir que solamente
hay un Dios, dejamos de darle las gracias, para presentarle nuestras quejas y
peticiones. Esperando y confiando que Él arreglará nuestras vidas, hemos dejado
hasta de buscar nuestra humanidad perdida.
Un día
partimos de un principio, como Humanidad, como hijos de Dios, como manifestación
de la Vida, hemos caminado durante millones de años, hemos olvidado que los que
tenemos que volver al lugar de donde nunca salimos, somos nosotros. Que la Humanidad
que salió, fue para mostrarse en el Camino, no para ser encontrada. Que el Hijo
que partió fue para recorrer el Camino y Ser Dios. Que lo único que nos es
permitido es poder expresar y manifestar la Vida, porque es lo que somos, pero
que la vida que percibiremos es la que nosotros vayamos creando en nuestro
caminar.
Seguimos perdidos
en el Camino, esperando a: "Quien nos diga
lo que somos y debemos hacer. Un Dios que haga nuestro trabajo, nuestra responsabilidad,
nuestro camino para ser llevados a nuestra meta, a nuestro sueño, a nuestro
retorno, sin movernos ni vivir nuestra responsabilidad. Unos dirigentes o
poderes, que nos permitan alcanzar las metas, que nos obliguen a vivir en una
humanidad que no hemos conocido, expresado o trabajado para manifestar".
Nuestro principio
no está separado del final, al igual que el Yin nunca puede separarse del Yang,
pero hemos olvidado, que el Camino no es lo que lleva desde el principio hasta
el retorno final a ese principio, sino el que hace de los dos principios Uno. Por
ello nuestro Camino es un eterno deambular, sin salir de ese Principio Eterno.
“Seguir el
Tao, ser Uno con el Tao, lleva a la Inmortalidad, la inmortalidad de la no
percepción de existencia, por ser Tao”.
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