Hay en todo lo
que nace una meta, una que independientemente de nuestra naturaleza, todos
alcanzaremos ineludiblemente: “La
Muerte, la Gran Meta”.
En nuestra percepción de ella,
está no solamente lo que seremos, cómo percibiremos y como nos prepararemos
para llegar listos y preparados para recibir nuestro premio, sino si
simplemente moriremos en el ego o realmente moriremos, no debido a la Muerte,
sino al no haber vivido.
Buda, los filósofos y los Grandes
Maestros, nos han intentado preparar para nuestro triunfo final, al explicarnos
lo que es la Vida, nos han estado preparando para el último discurso antes de
nuestra disolución, ¿Hemos realmente aprendido la lección de la Vida?, ¿Hemos aprendido
realmente Su enseñanza?.
Buda nos enseña que: “Intrínsecamente, toda existencia es carente de algo llamado
ego”. Es algo difícil de percibir en una vida, en la que nos
sentimos inmersos en él, nos cuesta por tanto entender cómo es posible que tras
enseñarnos las “Cuatro Nobles Verdades”, y con ellas, la inherencia del sufrimiento
en nuestro vivir pretenda mantener que no hay ego en la existencia.
Cuando miramos la Vida como un
Todo, es difícil de situar el ego en un lugar, porque realmente en la Vida al
no manifestarse la dualidad en su Seidad, no hay nada que pueda percibir el
cambio, no hay nada que perciba otra cualidad que la de ser. Esto hace que nada
pueda nacer y por tanto nada puede morir.
Nosotros hemos sido agraciados
con algo que se nos pasa en el momento que: pedimos, exigimos, o simplemente no
aceptamos, que es el “Libre Albedrío”. Para poder ejercerlo, hay por supuesto
unas responsabilidades y unas prestaciones incluidas en el “pack”. Hemos
nacido, somos libres, somos felicidad, pero esto conlleva nuestra implicación,
individual como colectivo (Creación), individual como grupo (Animal, humano,
social), e individual (Yo), y la individual derivada (Lo que nos integra), en
el motivo por el que hemos sido dotados de “Libre Albedrío, Libertad”, el aprendizaje de la gratitud.
No es la gratitud de decir:
gracias, qué bueno eres, disfrutar de lo que nos gusta, ser felices cuando nos
va bien, no es la de dedicarnos a vivir la vida de los demás, ni tan siquiera
la de ayudar, la gratitud que tenemos que aprender es la de carecer de ego,
algo que nunca hemos tenido, pero que nos esforzamos por crear, por manifestar,
por dedicarle nuestra vida, que realmente nunca ha sido nuestra.
La gratitud es: Aceptación, es
entrega, es manifestar y ser responsable de hacerlo, no lo que hemos recibido, sino lo que somos que es: Vida, la gratitud es entregarnos a esa Vida,
diluyendo, desapareciendo, muriendo en nuestro ego, que destruye la Eternidad
de nuestro ser Vida, para dedicarnos a vivir.
“Ésta, ¡oh, monjes!, es la
Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es
sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse
con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no
obtener lo que se desea es sufrimiento. En breve, los cinco agregados de la adherencia
son sufrimiento”
“Ésta, ¡oh, monjes!, es la Noble Verdad del
Origen del Sufrimiento. Es el deseo que produce nuevos renacimientos, que
acompañado con placer y pasión encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí,
ahora allí. Es decir, el deseo por los placeres sensuales, el deseo por la
existencia y el deseo por la no existencia”.
La causa del dolor es el apego material. El ceder a las emociones y pensamientos negativos.
El sufrimiento,
es por ese apego a no dejar fluir la Vida, por no aceptar los ciclos de vida,
nuestros y de lo que deseamos o queremos.
Sufrir por
las pérdidas, es natural y necesario, porque el sufrimiento nos debe de enseñar
pasados los momentos de no aceptación de que algo o alguien, continúe su
existencia propia, pareciendo que nos ha abandonado, que la Vida quiere
castigarnos, debemos de ver lo que nos ha aportado, lo que nos ha dado, lo que
nos ha enseñado, lo que puede vivir en nuestro corazón, y no morir nunca,
porque es lo que nos enseña el dolor, a aceptar, a apreciar lo que hemos
recibido, a lograr que algo o alguien que no está , siga viviendo en nosotros
porque es realmente cuando comenzamos a amarlo.
Hay una Gran
Meta en la Muerte, y es que halla una sola Vida, porque si lo que muere no es
el inexistente ego, es que no hemos vivido.
Les invito a ver esto de seguro les gustara algunos
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