No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 29 de junio de 2015

LA GRAN META


          Hay en todo lo que nace una meta, una que independientemente de nuestra naturaleza, todos alcanzaremos ineludiblemente: “La Muerte, la Gran Meta”.
En nuestra percepción de ella, está no solamente lo que seremos, cómo percibiremos y como nos prepararemos para llegar listos y preparados para recibir nuestro premio, sino si simplemente moriremos en el ego o realmente moriremos, no debido a la Muerte, sino al no haber vivido.
Buda, los filósofos y los Grandes Maestros, nos han intentado preparar para nuestro triunfo final, al explicarnos lo que es la Vida, nos han estado preparando para el último discurso antes de nuestra disolución, ¿Hemos realmente aprendido la lección de la Vida?, ¿Hemos aprendido realmente Su enseñanza?.
Buda nos enseña que: “Intrínsecamente, toda existencia es carente de algo llamado ego”. Es algo difícil de percibir en una vida, en la que nos sentimos inmersos en él, nos cuesta por tanto entender cómo es posible que tras enseñarnos las “Cuatro Nobles Verdades”, y con ellas, la inherencia del sufrimiento en nuestro vivir pretenda mantener que no hay ego en la existencia.
Cuando miramos la Vida como un Todo, es difícil de situar el ego en un lugar, porque realmente en la Vida al no manifestarse la dualidad en su Seidad, no hay nada que pueda percibir el cambio, no hay nada que perciba otra cualidad que la de ser. Esto hace que nada pueda nacer y por tanto nada puede morir.
Nosotros hemos sido agraciados con algo que se nos pasa en el momento que: pedimos, exigimos, o simplemente no aceptamos, que es el “Libre Albedrío”. Para poder ejercerlo, hay por supuesto unas responsabilidades y unas prestaciones incluidas en el “pack”. Hemos nacido, somos libres, somos felicidad, pero esto conlleva nuestra implicación, individual como colectivo (Creación), individual como grupo (Animal, humano, social), e individual (Yo), y la individual derivada (Lo que nos integra), en el motivo por el que hemos sido dotados de “Libre Albedrío, Libertad”, el aprendizaje de la gratitud.
No es la gratitud de decir: gracias, qué bueno eres, disfrutar de lo que nos gusta, ser felices cuando nos va bien, no es la de dedicarnos a vivir la vida de los demás, ni tan siquiera la de ayudar, la gratitud que tenemos que aprender es la de carecer de ego, algo que nunca hemos tenido, pero que nos esforzamos por crear, por manifestar, por dedicarle nuestra vida, que realmente nunca ha sido nuestra.
La gratitud es: Aceptación, es entrega, es manifestar y ser responsable de hacerlo, no lo que hemos recibido, sino lo que somos que es: Vida, la gratitud es entregarnos a esa Vida, diluyendo, desapareciendo, muriendo en nuestro ego, que destruye la Eternidad de nuestro ser Vida, para dedicarnos a vivir.

“Ésta, ¡oh, monjes!, es la Noble Verdad del Sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. En breve, los cinco agregados de la adherencia son sufrimiento”
“Ésta, ¡oh, monjes!, es la Noble Verdad del Origen del Sufrimiento. Es el deseo que produce nuevos renacimientos, que acompañado con placer y pasión encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí, ahora allí. Es decir, el deseo por los placeres sensuales, el deseo por la existencia y el deseo por la no existencia”.
La causa del dolor es el apego material. El ceder a las emociones y pensamientos negativos.
          El sufrimiento, es por ese apego a no dejar fluir la Vida, por no aceptar los ciclos de vida, nuestros y de lo que deseamos o queremos.

         Es natural en nuestra condición humana, el sufrir, el apego, el no aceptar, pero nuestra Gran Meta es que todo esto muera, no para encontrarnos con lo que hemos perdido, con lo que hemos amado, con lo que ha aportado felicidad, bienestar y amor en nuestro paso por el Libre Albedrío, es para que seamos Uno con todo ello, para que vivamos en Todo, para que Todo viva en nosotros, porque eso es la Gratitud de la Vida que es lo que somos por encima de una Humanidad, que debe de aprender solamente lo que es y debe de manifestar que es: Ser Vida.
          Sufrir por las pérdidas, es natural y necesario, porque el sufrimiento nos debe de enseñar pasados los momentos de no aceptación de que algo o alguien, continúe su existencia propia, pareciendo que nos ha abandonado, que la Vida quiere castigarnos, debemos de ver lo que nos ha aportado, lo que nos ha dado, lo que nos ha enseñado, lo que puede vivir en nuestro corazón, y no morir nunca, porque es lo que nos enseña el dolor, a aceptar, a apreciar lo que hemos recibido, a lograr que algo o alguien que no está , siga viviendo en nosotros porque es realmente cuando comenzamos a amarlo.

          Hay una Gran Meta en la Muerte, y es que halla una sola Vida, porque si lo que muere no es el inexistente ego, es que no hemos vivido.


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