Sería
alrededor de los últimos 90’s, que una persona vino a masaje, no le conocía de
nada y supongo que le habría hablado de mí algunos de los pacientes que venían.
Sentado en la camilla, sin zapatos, me preguntó: “¿Qué es eso de Dios y la Vida?”. Sin terminar de tumbarse, se paró
para decirme que eso se lo tendría que explicar, a mi respuesta. Sin salir de
mi sorpresa ante la pregunta de una persona desconocida, sonó una voz
contestando: “Una docena de huevos”.
A lo largo de
mi vida he tratado de explicarme el concepto de Dios, he ido por muchos
caminos, me he dado muchas explicaciones, la mayoría sacada de libros y
conversaciones con otras personas. Un día me di cuenta que no había nada que
explicar, que desde el principio la definición era clara, concreta y
definitiva: Lo que habíamos definido y llamado Dios, era: “todo”.
Tantos años
perdidos pensando que lo importante estaba en Dios, pensando que sabía leer,
que entendía español, que entendía sus palabras. Al final resulta, que habiendo
leído innumerables veces que Dios era todo y que todo era Dios, no me había
dado cuenta que la importancia y la explicación no estaba en el nombre, sino en
la definición, en lo que calificaba y determinaba lo que era Dios: “Todo”.
Esto me
permitió entender lo que han dicho algunos Maestros: “El
Todo está en la partes y las partes en el Todo”, “Buda es Todo, Todo es el
Buda”, “El Padre y Yo somos Uno”, “Dios es una docena de huevos”,
os habréis dado cuenta que lo último es un añadido.
Tenemos a
algunas mentes privilegiadas que dicen lo contrario, que el Todo no existe: “Dios ha muerto, o la famosa negación Zen,
si ves a Buda mátalo”, significando que cuando eres un todo, no sabes que
existes, el cuerpo no percibe al cuerpo, la célula a la célula, ni el ojo al
ojo, porque es lo que eres en un Todo, que a pesar de ser una parte o
individualidad, no deja de ser Todo lo que es. Otro grupo niega las matemáticas
y a Dios, diciendo: que el Todo no
existe, que lo único real es el Partido y el Secretario General, a lo que
(todo lo demás, los todos) los camaradas y el pueblo están supeditados, porque de ellos
emana la verdad suprema.
Al haber
creado el hombre: los conceptos de Dios, Vida y Humanidad, si queremos saber lo
que son, simplemente con mirar a lo que hemos llamado así, pues nos queda
claro. “Dios es Todo, Todo es Dios”, pues podemos ir a las matemáticas o a la
gramática, y si nos resulta pesado a un diccionario abreviado
En lo de los
huevos (la docena), el concepto que en general usamos para Dios, es el de un
Todo Absoluto e Infinito, por lo que solamente podría existir la docena de
huevos. Esto implicaría que no había noción de existencia, que no podrían
modificarse y por tanto no valdrían para mi ejemplo. Si suponemos que podemos
tirarlos, freírlos, hervirlos o hacer lo que queramos con ellos, siempre tendría
que haber una docena. Por lo que independientemente de cómo fuese el Universo,
si existe algo o simplemente está el sitio, la cantidad de Dios y Vida,
permanecería inmutable.
Pero “el Todo es Buda, Las partes están en el Todo”,
las matemáticas nos dicen que en el infinito número de partes y ecuaciones,
siempre cada una es un “Todo”, y el
concepto no nos dice cómo y cuál es el “Todo
de Dios”. Lo que nos llevaría a pensar que si por ejemplo le quitásemos un átomo
a la docena de huevos. Dios sería: “Una
docena de huevos, menos un átomo”, porque ese es el “Todo”, que estamos
considerando, en él está incluido lo que
hay, la docena de huevos y lo que no
hay, por eso es Dios.
El que se nos
vaya Dios, no es posible porque independientemente de lo que creamos, pensemos,
hagamos o queramos, lo que es inmutable es que: “Somos lo que somos”, no lo que
aceptamos o sabemos sino lo que no aceptamos y conocemos también.
Cuando miramos la Humanidad el problema que tenemos es que la miramos
como partes separadas de un todo, por lo que no la podemos hallar. Cuando
buscamos a Dios o a Buda, lo hacemos separando unas partes de otras, lo que
impide que podamos percibir el Todo. Esto nos lleva a intentar percibirlo,
meditando, haciendo prácticas diferentes, siguiendo religiones, o siguiendo
Maestros, pero olvidamos lo importante Dios solamente es: “Todo”, no importa el
tamaño, o si le buscamos en una célula, Universo o Multiuniverso, si intentamos
permanecer fuera, observando, conociendo o analizando, nunca podremos percibir
o conocer a Dios.
Si nos incluimos, tampoco podremos observarle, conocerle o analizarle,
porque seremos un Todo, Dios. El Todo de algo es lo que se Es, en ese Todo está
incluido lo que se es y lo que no se es, imprescindible para determinar lo que
somos en la dualidad, que al no poder percibir lo que somos, llegamos a
conocernos por lo que no somos.
Porque lo que nosotros hemos llamado Dios
es a Todos los Todos, lo que cada cosa es: “Todo lo que es”, Todo Dios, Dios
Todo.
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