Hay una
pregunta, que define un futuro, que quizás es la que no se hacen los griegos: “Renunciáis a vuestro pasado, a la
responsabilidad adquirida, a la libertad que da el no vivir de la limosna y del
aprovechamiento de los demás”.
No tenemos la
culpabilidad de nuestro pasado, pero sí una responsabilidad en haberlo vivido,
haber estado, haber formado parte de él, independientemente de haber estado de
acuerdo o no, hemos vivido ese pasado, lo que conlleva una responsabilidad
personal y colectiva.
Pero hay políticos
que no saben lo que hacen, otros lo hacen mal, pero el pueblo los elige, el pueblo
interviene en sus decisiones, en sus chanchullos, en su robo, en ser
beneficiarios de sus subvenciones, de sus despilfarros, de su gastar sin mirar
lo que tienen.
El pueblo
griego, no puede elegir seguir viviendo sin mirar lo que tienen, no pueden
vivir de un dinero público financiado por los demás, no pueden mantener un
bienestar desde la limosna o el chantaje al resto de la humanidad o de Europa,
no pueden tener un gobierno que les ofrece la dignidad de la irresponsabilidad,
de la falta de aportar al grupo nada más que sus necesidades, sus deseos, su
falta de compromiso.
Cuando pedimos
limosna, ofrecemos nuestra necesidad, nuestra pobreza y nuestra buena actitud,
para que los que quieren darnos sientan bienestar, al ser útiles, al ser
consciente de lo que tienen. Eso es pedir desde la dignidad.
Lo que no es
dignidad es exigir desde el chantaje, desde la irresponsabilidad, desde
mantener nuestro bienestar y nuestra dignidad, sin importarnos el de las
personas que tienen que pagarnos y subvencionándonos, nuestra inutilidad,
desidia y falta de responsabilidad para crearlo y poder ayudar a los demás a
conseguir el suyo.
La izquierda
nos dice que debemos ayudar a los irresponsables, a los que quieren vivir de lo
público pagado por otros, a los que quieren disfrutar de un bienestar y una
vida, en la que no quieren ninguna responsabilidad aparte de exigir que nos sea
dada y subvencionada por quien sea, pero que no nos pidan nada, ni esperen que
correspondamos, menos aún devolver lo que hemos pedido comprometiéndonos con
nuestro honor y responsabilidad a devolver.
Es difícil
vivir con dignidad cuando no se sabe lo que es.
No es la
pobreza o la necesidad lo indigno, es la negación de nuestra responsabilidad y
no querer aportar nuestro esfuerzo si queremos salir de ella.
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