Hoy, Lucía
publica una frase antigua, de mucha aceptación entre los creyentes de la
transmigración del alma. Posiblemente esté en más filosofías, pero la frase
como está construida pertenece a la filosofía hindú, apareciendo en el Bhagavad-Gita, en la conversación entre
Krisna y Arjuna, la frase nos dice así: “Así
como se arrojan las ropas gastadas para ponerse unas nuevas, así también el
alma encarnada arroja los cuerpos gastados para ponerse unos nuevos”.
Bastaría mirar,
la simple acción de quitarse la ropa, para darnos cuenta que lo primero que
sucede para que podamos hacerlo, es el que nos quedamos desnudos. No es
simplemente arrojar las ropas, el hecho, sino que nos desprendemos de lo que no
somos (la ropa), nos quedamos en lo que somos, desnudo, que anima o da vida al
cuerpo (el alma), que posteriormente da vida a otro cuerpo, que es su función.
Para el Alma
el cuerpo es su expresión, más que un ropaje. No es un “quita y pon”, sino algo
que animado con y por ella, evoluciona con ella y a ella. Es una necesidad para
el Alma usar el cuerpo, al igual que el cuerpo necesita los ropajes en el frío
o las conveniencias sociales, para manifestar el alma que le anima, que se
manifiesta por medio de él.
Pero al igual
que en nuestros días miramos el reciclaje, como aprovechamiento eterno de lo
que tenemos, la Vida nunca ha generado desperdicios, desechos, cosas
innecesarias. Todo es llevado a una conclusión y comienza otra desde ese punto,
porque el Alma del Universo, del Todo, está en cada alma individual, por lo que
no hay ropaje desechado, sino que hay un hermano que necesita esa ropa
innecesaria para ti.
Es el cuerpo,
ese que carga con el pecado, el que es castigado en la búsqueda del Espíritu,
la denostada carne, lo que creemos que nos impide alcanzar las cotas más altas
de la espiritualidad y alma humana, el único que manifestando a ambas, puede
hacer y deshacer en esta manifestación dual, para engrandecer y culminar en un
Espíritu y Alma de Todo, o para servir de cárcel a ambos, pero no está en ellos
la responsabilidad, pues ambos son cuerpo y materia también, sino en nosotros,
de que percibamos un aspecto de la Vida o el otro.
El Alma, lleva
a su conclusión evolutiva a un cuerpo, permite su evolución, para la que ha
sido creado. Lo que el Alma vive por medio del cuerpo la lleva a ella a otro
grado o aspecto evolutivo, concluido el cual la lleva a un nuevo cuerpo
adecuado y necesitado de evolución. Los diferentes aspectos del cuerpo anterior,
junto con los de otros, forman el cuerpo necesario para la evolución de otro
aspecto del Alma por medio de un alma individual.
Nosotros dejamos
las ropas para nuestros hermanos, otros familiares o personas desconocidas. Nuestras
madres mayormente, han utilizado las ropas rotas o que no tenían posibilidades
de ser vestidas por otras personas, para ser usadas en la limpieza, bolsos,
cubrecamas, otro tipo de ropa o simplemente para remiendos de las ropas
cansadas. A veces nos han transmitido los conocimientos de tierras extrañas,
esas exóticas y míticas vidas de los palacios de la India, sus guerras, filosofía
y tradiciones, al ser transformadas en papel.
El Alma nunca arroja el cuerpo como
algo inservible y nosotros deberíamos respetarlo, porque no es el cobijo, la cárcel
o el lugar donde vive el Alma, es el Alma misma expresándose en la forma. Al igual
que el Alma no puede expresarse o vivir en la dualidad sin el cuerpo, nosotros
no podríamos manifestar, nuestro pensamiento, sentimientos o ser, sin su colaboración
y entrega a servirnos. Pensar que es algo desechable es nuestro error, pensar
que es inferior al Alma, es nuestro error, pensar que nos estorba en nuestra espiritualidad,
siendo el único que la busca, es nuestro error.
Que lo que percibamos sea la Humanidad
es nuestra responsabilidad, porque es en Ella donde viven.
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