No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 3 de agosto de 2015

HUYENDO DE LOS SUEÑOS


          ¿Qué lleva al hombre a huir de sus sueños?, ¿Cómo hemos llegado a la negación de lo que hemos soñado?.
          Durante miles de años hemos buscado, soñado, luchado por llevar nuestra existencia a lo que nuestras almas, nuestra consciencia, nuestro espíritu, ha percibido de alguna manera como realidad del Universo. Luchando por poder llegar al nuevo día, hemos vivido las dificultades, pero no hemos podido evitar el ir percibiendo en nuestras mentes en formación, que gracias a las estrellas, al sol, podía crecer el alimento que nos mantenía vivos, calentaba nuestros cuerpos en el frío de las mañanas, ayudaba a crecer los árboles que nos protegían de los elementos, podíamos trepar para huir de los animales, madera para nuestras armas, frutos para comer, alimentaban a los animales que cazábamos; la luna iluminaba nuestras noches, la lluvia que llevaba el agua del mar a las cumbres permitiéndonos beberla en los manantiales, arroyos y ríos, comer los peces que nadaban en ellas.
          Un día llamamos a esta existencia vida y a su esencia Vida, de alguna manera nuestra percepción era de un todo, no podíamos separar o destruir nada de cuanto nos rodeaba sin cambiar nuestra propia vida. A la convivencia de todas estas vidas, lo llamamos Humanidad, porque no significaba que éramos los únicos humanos, sino que la convivencia en unidad de todo cuanto existía en nuestro entorno, era una sola Vida y su coexistencia y convivencia unida, solamente era posible como Humanidad. A todo ello en una sola individualidad, en un solo Yo indiscriminado, de: especie, forma o condición; una individualidad que solamente pudiese existir en una no-existencia de Vacío, le llamamos Dios. Lo que haría posible este ser Uno de todas las individualidades, incluso impidiendo percibir o ser conscientes de separación de la más pequeña individualidad, le dimos el nombre de Amor.
          Éramos apenas unos recién nacidos, unas mentes primitivas, que más que pensar, solamente soñaban, sueños de lo que éramos, de lo que queríamos ser, de lo que deseábamos construir en un pequeño planeta llamado Universo. Estos fueron los sueños del hombre, que guardamos en preciosas cajas llamadas conceptos, estos conceptos fueron bautizados con nombres, son sonidos, a los que posteriormente le serían añadidas imágenes que le darían forma rígida a los sueños.
          ¿Qué mejor meta hay en una vida que realizar, materializar los sueños?, los nuestros son:
Crear un Dios, en el que todos estemos incluidos.
Para ello tenemos que conseguir ser una sola Vida.
Ser una sola Vida solamente es posible conviviendo como Humanidad.
El camino que nos lleva, es el que nos ha traído, el Único camino, el Tao, el camino del Amor.
          Lo importante para poder recorrer el camino es la dedicación y esfuerzo puesto en ello, la claridad de donde queremos que nos lleve, pues el camino nos lleva solamente a donde nosotros hemos ido, nadie puede caminarlo por nosotros, es un camino que necesita ser construido por todos, para que la meta sea la Humanidad.
          Ante las dificultades, hemos: adulterado, olvidado, engañado, cambiado, traicionado, nuestros sueños: culpamos a Dios, las religiones, la política, los demás, la sociedad, los poderes, de nuestra miseria: humana, moral, espiritual y social, en la que hemos convertido nuestros sueños. Pero los sueños, no tienen tiempo para ser realizados, los nuestros son sueños que viven en la Eternidad, no hay por qué huir, no hay motivo de desesperación, solamente reconocimiento de nuestro deambular sin rumbo, de nuestros errores, de nuestros verdaderos sueños.
          Tenemos que crear al Dios de nuestro sueño, con su Religión viva en nosotros que somos la enseñanza, el Dharma de Dios. Tenemos que ser la Vida de nuestro sueño, donde todas las individualidades sean solamente su manifestación. Tenemos que coexistir en unidad de un sueño llamado Humanidad.
          Los poderes, los políticos, las religiones, los dioses, todos pertenecen al pueblo, porque es del pueblo de donde emana el poder de construir, no un pueblo sino el Pueblo de la Humanidad, el Pueblo de la Vida, el Pueblo de Dios.
          Pero no son las leyes, las imposiciones, el tener que dirigirnos u obligarnos, no son los derechos, los que construirán y harán realidad nuestros sueños, sino la responsabilidad individual que nace del Amor. Es la huida, negación o empobrecimiento lo que hace imposible los sueños, no el tiempo. Hacer realidad los sueños, es simplemente Despertar.




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