Todos los
Maestros, Buda, Lao Tse, Hakuin, nos han
prevenido en contra de la comparación, nos han advertido en numerosos escritos,
que es el páramo donde no puede crecer la felicidad, que en nuestras vidas más
que elegir entre la felicidad y la infelicidad, elegimos entre la felicidad y
la comparación.
Nuestra mente
tiene dos medios de percibir la manifestación de la Vida, en la unidad por
medio del análisis, en la dualidad es necesario que tras el análisis hagamos la
comparación para conocer las diferencias. Si sabemos que nada es repetido en la
Vida exactamente igual, ni en las mismas circunstancias, podemos imaginar la
problemática de conocer realmente algo, por lo que independientemente de la
profundidad de nuestro análisis, es del todo imposible saber lo que algo es en
su realidad.
El Tao nos
dice que: “La simple mención de bien, crea el mal”.
Shakyamuni nos recuerda que: “Buda existe por el
hombre, el hombre existe porque existe Buda”.
Este eterno
discurrir del Yin y el Yang, no es realmente el conflicto de nuestra comparación,
no es la dualidad que permite la comparación la que crea el sufrimiento. En la
dualidad al no estar separadas las dualidades, las polaridades, las dos
mitades, cada mitad solamente es lo que es, no nace la comparación en ella, por
eso es nuestra mente la que crea nuestra infelicidad, separando y confrontando
las dos mitades, los dos aspectos.
En la Vida no
existe la imperfección, puesto que cada cosa es simplemente lo que es, al no
ser comparada es absolutamente perfecta. Para nosotros no existe la perfección,
pero no miramos nunca el por qué, simplemente sufrimos por la imperfección de
nuestras vidas. Es en la comparación de las cosas, al no poder existir dos
iguales, donde surge la posibilidad de imperfección, si consideramos una
perfecta, todas las demás serán imperfectas, independientemente de cuál
elijamos como perfecta, convertirá, trasformará en imperfección el “ser de las
demás”.
Quién podría
buscar el Espíritu aparte de la materia; quién puede hacer realidad nuestros
sueños aparte de quien somos ahora, que es el único que tiene esos sueños; cómo
podríamos obtener algo que tenemos o cómo podríamos tener algo que deseamos;
nunca podremos ir a donde estamos, nunca podremos conseguir ser lo que somos.
Es la
aceptación la que hace todo perfecto, pues se acepta como es. En la comparación
se establece una perfección, que origina la imperfección, al observar
igualdades o diferencias, el modelo con el que se realiza la comparación es lo
perfecto o lo imperfecto, pero siempre en dualidad, origen del sufrimiento que
acompaña a la felicidad.
Nuestros deseos
de vivir una vida espiritual, o disfrutar de la material, no es la consecuencia
de la infelicidad, sino la comparación. No importa que la comparación sea entre
ambas: Materia-Espíritu, si lo hacemos con dos aspectos de la espiritualidad o
de la materia, no habrá diferencias, comparar pasado y presente o futuro, dos
periodos o momentos de nuestras vidas, estaremos creando la sementera de la
infelicidad, del sufrimiento, por lo que si lo seguimos regando aferrándonos o
comparando, crecerá hasta cotas ilimitadas.
Miramos la
Vida como abstracción, y creamos una hipotética Vida, que controla, crea,
modifica o puede tener una vida independiente de la Creación, la Manifestación.
Algo que no puede considerarse en lo Absoluto. La Vida es percibida y vivida
por la Manifestación, por la Creación, la Vida solamente puede manifestarse si
existe algo, la Creación. En el aspecto
de No-Manifestación, la Vida se manifiesta como Vacío, por no existir algo en
lo que se pueda manifestar, en la Manifestación, al no poder percibirse a sí
misma, Ella sigue existiendo en el Vacío, la Manifestación expresando la Vida
en y cómo Vacío.
El sufrimiento
existe en la comparación del cambio, más que en el Cambio por Naturaleza de la
existencia, porque independientemente de la profundidad o rapidez del cambio,
nada deja de ser lo que es ahora.
Si la oruga,
no hace el capullo, la crisálida no puede crear las alas, que permitirán volar
a la oruga entre las mariposas.
No importa
cuantas mariposas existan, todas se transformaran en orugas.
No importa
cuantas orugas existan, siempre habrá mariposas esperándolas para volar juntas.
Cuando la
oruga solamente vive como oruga, lo hace en la luz, en la seguridad, de que su sueño de las mariposas es realidad. Cuando la crisálida vive como crisálida, su
responsabilidad es crear las alas que permitan volar a la oruga. Cuando la
mariposa vive como mariposa, nunca olvida que es una oruga que vuela con las
alas fabricadas por la crisálida. Cuando la mariposa deja de vivir, es por Ser
Mariposa.
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