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Yui Shin

martes, 18 de agosto de 2015

LA NO-ACCIÓN


Es un concepto que comienza a nacer en el Budismo, que ya estaba desarrollado en China en la filosofía del Tao. Es el “wuwei”, que de alguna manera se traduce por “la no-acción”, algo que ha llevado a occidente a una interpretación errónea, al no acercarse al entendimiento desde donde es definida esa no acción, o la explicación para el correcto entendimiento del concepto. Probablemente en China en nuestros días, es más sencillo verlo en la vida y comportamiento diarios, que si preguntamos por una explicación de ese “no-hacer”.
Probablemente, la mayor diferencia al contemplar el concepto nos la dé el tipo de ego desde el cual es contemplado. El ego de occidente es el individual el “yo frente al universo”, mientras el oriental es el de grupo, el nosotros, la familia, el país.
Unos miramos el hacer del yo, los otros el de nosotros, puesto que el hacer propio está supeditado al general. Ninguno de los dos se acerca al concepto, pero unos lo han practicado socialmente, por la influencia de los Maestros Taoistas y Budistas en las reglas sociales implantadas por los gobiernos.
El no-hacer nuestro no hay que explicarlo, es simplemente el dejar de hacer, el ocio, la inactividad.
El no-hacer budista es: la actividad ininterrumpida, la manifestación constante y eterna de la actividad. Parece un contrasentido, el que para vivir en un no-hacer, nuestra actividad no cese nunca, que no tengamos un solo momento de descanso ningún instante de nuestras vidas.
No es un no-hacer entre dos actividades, sino un no cesar en ella. El punto más importante es, que esa actividad no debe ser realizada por un yo o por un nosotros, sino que esa actividad es lo que hace que seamos lo que somos, nos da de alguna manera nuestra seidad al ser lo que permite nuestra manifestación.
Nosotros para hacer o no hacer, necesitamos un sujeto que realice la acción, un resultado o una falta de él en la actividad. Es por ello que surgen las diferencias entre la afirmación o la negación, pero no hay cuando vamos a los infinitivos de los verbos, que generalmente son solamente positivos, “Hacer”, no indica nada que halla que hacer, no indica un sujeto que tenga que realizar la acción, solamente “Hacer”.
Ese hacer lo contemplamos en el Universo, donde las estrellas aparecen y desaparecen, los planetas cambian continuamente, en unas partes es de día mientras en el mismo momento es de noche en otras, todo ello en un hacer donde no hay sujeto, donde no hay un ego realizando la acción, donde todo se manifiesta en lo que es ahora, sin posibilidades de cambio, sin poder ser otra cosa que lo que es.
Vemos un Sol en combustión durante millones de años, sin pretender hacer nada, sin tan siquiera saber que ilumina y calienta la Tierra, sin saber que esta ardiendo, sin sentir que la vida en la Tierra depende de Él, que si desapareciera la Tierra vagaría en el espacio, al no haber un campo gravitatorio que la fijase y sirviese de referencia.
Nuestro corazón es un músculo hueco, que palpita, que no sabe que está latiendo, ni que la sangre es bombeada gracias a sus palpitaciones, porque simplemente es un corazón, su Naturaleza de corazón es la que le permite no hacer nada, simplemente ser lo que es y manifestar su Naturaleza de corazón, toda la actividad es la simple manifestación de su Naturaleza, sin propósito, sin ego, sin consciencia de hacer. Es esa Naturaleza Universal de cada individualidad, la que permite que cada una de ellas al manifestarse se convierta en actividad, sin sujeto, sin propósito, sin hacer.
Cuando el budismo nos habla del “wu wei”, nos dice que para ser verdaderamente lo que somos, no hay que hacer, no hay que esforzarse, no hay que cambiar o esperar hacerlo, simplemente manifestar lo que somos en cada ahora. Es entonces cuando comenzamos a percibir conscientemente esta no-actividad, que hemos vivido innumerables veces, cuando estamos haciendo y viviendo realmente, sin esperar resultados, entregados a hacer, el hacer sin ego, sin expectativas, siendo el hacer, siendo la actividad, manifestando lo que somos en ella. Eso es penetrar en el camino del no-hacer.
A veces, los koans e historias budistas o taoístas, nos cuentan de acciones que nos parecen reprobables, que ponen de ejemplos de “wu wei”, pero es Buda el que dice que la acción correcta, es lo importante para Ser el Camino, al explicarnos el Camino Óctuple. Si realmente queremos alcanzar el no-hacer, es simple: ser comiendo al comer, risa al reír, sueño al dormir, simplemente ser lo que somos, en cada ahora, cada actividad, en la que en lugar de hacer “Somos”, porque siendo la manifestación de nuestra verdadera Naturaleza, no hay actividad que no sea Ser.
Por eso en Budismo nos dicen los Maestros: Ser verdaderamente lo que somos, es la no consciencia de serlo, o No-Ser. Ser lo que somos, manifestar nuestra Naturaleza, Ser la actividad de esta Naturaleza y manifestarla es “No-Hacer”, “Wu Wei”.



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