Es cada día más
frecuente, encontrarnos con personas que practican un tipo u otro de Meditación.
Al igual que los métodos, los motivos por los que la practicamos también son
diferentes. Los más frecuentes o están implícitos en los demás son: “Encontrar
y aceptar lo que somos o el de relajarnos, sintiendo tranquilidad y bienestar”.
Es probablemente
la forma que tenemos de percibir la vida, el concepto que tenemos de ella, lo
que nos ha traído a una vida social en la que prima la competitividad, el éxito,
el poder, el ser o tener más que los demás. Nos hemos hundido en la comparación,
en el inconformismo, en el deseo, no hay nada que podamos ver o sentir, que no
lo comparemos con algo del pasado o con nuestros infinitos deseos.
Es esta
actitud la que nos lleva al estrés, el inconformismo y a luchar por tanto con
todo para que sea diferente.
No hay nada más
alejado de la Meditación, que vivir en este estado. No significa esto, que todo
ello no esté incluido en la Meditación, en Ella está Todo incluido, también
nuestro estrés e inconformismo.
La diferencia
entre la Meditación y nosotros es que nosotros competimos por cambiar el Ahora,
dejar de estar Aquí. Buscamos ser algo diferente a lo que somos, lo que vendrá
naturalmente. Queremos saber lo que somos, lo que es imposible. Al meditar
queremos ser lo que somos, lo que es imposible de conseguir. ¿Cómo encontrar la
paz en la Meditación, si no aceptamos nuestras turbulencias, nuestro estrés?.
Buda dice que
Todo es Buda, las religiones dicen que Dios es Todo. Nos fijamos tanto en Buda
o Dios que no vemos Todo. La Meditación es Buda, Buda es Meditación, Todo es
Meditación, la Naturaleza de Todo es Meditación.
Lo que
sentamos en el zafu, independientemente de su condición, ya es lo que es, ya es
Meditación, ya es Buda. ¿Dónde reside entonces el problema?, es querer
encontrar lo que somos, lo que nos lleva al fracaso antes y después de meditar,
si no dejamos de sentar nuestros deseos, nuestras frustraciones, nuestra falta
de aceptación. Eso es lo que nos ha llevado precisamente a meditar, por eso es
el obstáculo, ya somos Meditación, no podemos percibir que hemos añadido algo,
porque eso es lo que sobra. No lo que creemos añadir sino nuestra percepción o
insatisfacción.
Nada puede
percibirse a sí mismo, por lo que no podemos practicar Meditación, encontrar lo
que somos, por serlo; encontrar la paz rechazando el estrés, por ser Todo.
A veces digo
que: “Nadie puede ir donde está, no
podemos conseguir ser lo que somos, no podemos poseer lo que deseamos, lo único
imprescindible para aprender una cosa es no saberla”. Son cosas que con
matices pueden ser aplicadas a la Meditación.
Nosotros buscamos
encontrar algo en la Meditación, que ya es Todo; pretendemos meditar, cuando somos
Meditación; deseamos encontrar lo que somos, que siendo Todo, no puede ser
añadiendo la búsqueda; buscamos saber lo que somos, pero no es posible, ni
saberlo, ni evitar ser lo que somos.
A estas disquisiciones, mi Maestro decía
“Sigue Meditando”, a lo que yo entendía que tenía que seguir con la meditación.
La Vida, el Todo, Buda, yo, es un continuum Ahora, por lo que probablemente lo
que mi Maestro trataba de decirme era que: “Aceptase Ser Meditación”. Que el
meditar no era para conseguir algo, sino para ser lo que era, para que el zafu
fuese Meditación, Nada sentada en Él.
Eso es lo que hace difícil la meditación,
porque es un trabajo arduo hacer lo innecesario. Tratar de ir donde estamos,
conseguir lo que somos, aprender lo que somos. Todo ello es difícil pero no
imposible, porque solamente hay que insistir, hasta que solamente queda la
Meditación. Así que si no ponemos a alguien sobre el zafu, el zafu dejará de
ser: “Un zafu con alguien sentado encima, para ser Zafu, Meditación, Buda”.
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