Quizás la
parte de la Aceptación que nosotros percibimos, que nos pasa desapercibida es
la de la propia Vida. Un Universo en continúo movimiento, lleno de cataclismos
para nosotros, en eterno cambio y sin estrés. La vida en la Tierra ha
desaparecido aparentemente en varias ocasiones, pero de nuevo se llena de
manifestación de Vida, todas las mañanas las flores aparecen perfectamente
pintadas, la nieve fría, el sol encendido en las mañanas, las estrellas y la
luna en la noche y los mares llenos de agua. No importa a la hora que abrimos
los ojos, todo está en su sitio, no porque la Vida lo coloque, sino por su
aceptación de que todo está y es perfecto.
Si una flor
cambia de color, de forma, de especie o simplemente deja de manifestarse, es
aceptada su Seidad en el Ahora, en el que sin importar cómo sea, es perfecto. Si
la Vida no tiene manifestación es aceptado, si la tiene, sin mirar la forma, la
condición o las circunstancias, es aceptado.
Un cojo, o
cualquier condición que tengamos, deja de ser un problema, o un defecto cuando
es aceptada de verdad, lo que anula el estrés que dicen los científicos, es la
causa principal de nuestros problemas y enfermedades.
Cuando una
persona acepta su manifestación en la Vida, sabe que muere en la misma proporción
que está viviendo, esforzándose en mantenerse vivo y vivir plenamente, porque
es lo único que exige la Vida para que puedas morirte, “¡¡Estar vivo!!”.
Por el
contrario la persona que no acepta la muerte, no vive realmente, no puede
disfrutar de vivir, no permite que la gente a su alrededor viva. Consiguiendo que
al no vivir mientras muere, vivir en la muerte, tanto ahora como cuando
muera.
La realidad
es la Vida, la irrealidad la muerte. La muerte necesita la Vida para existir. La
Vida es Eterna, en su cambio, desaparición y aparición de su manifestación, de
la misma forma que el parpadeo de una luz. La luz aparece y desaparece, pero
nunca se extingue la Fuente de donde emana la Luz.
Nosotros miramos
la vida parpadear, porque no somos y aceptamos Ser la Vida, que continuamente
permanece inmutable en la Eternidad.
No aceptando la muerte, permitimos que
nuestra manifestación no viva. No vemos la vida de los que nos rodean, no les
permitimos ni nos parece bien que vivan, cuando no hemos aceptado la muerte. Aceptar,
es que la Vida, siempre está en nosotros, que nada muere porque esa vida, es la
Vida que nosotros manifestamos y que hemos convivido, manifestado, compartido y
dado vida en nuestros corazones.
Creemos que aceptar el que no podemos
cambiar las cosas, que es mejor resignarse, aguantar, pelear, esforzarnos por
conseguir, es Aceptación. Pero Aceptación es: Vivir, ser, manifestar, la Vida
que somos, sin la más ligera pregunta o deseo de cambiar algo.
La Vida en su manifestación es
Impermanencia, Cambio constante y Eterno. Del que Nosotros somos los Creadores,
simplemente viviendo, manifestando y Aceptando las condiciones de lo que somos.
Vivir es morir en la misma medida, que
se vive. La manifestación de la Vida, es mitad Yin, mitad Yang, mitad vida y
mitad muerte, pero la realidad no es el parpadeo sino la fuente: “La Vida”.
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