A veces las filosofías y en general las
religiones, nos dicen a lo que hay que renunciar para alcanzar nuestras metas.
Buda, nos
enseña que por mucho que nos esforcemos no podemos cambiar a los demás, incluso
a las personas más queridas. Que el único cambio que podemos hacer es en
nosotros mismos, pero en diferente Ahora. Lo que no podemos cambiar o dejar de
manifestar es nuestra Naturaleza, independientemente de la apariencia y las
condiciones en las que nos estamos manifestando.
Es por
ello que lo importante en budismo, no es la apariencia de la manifestación,
sino la capacidad de ver lo que hay y es manifestado por ella, que siempre es
la Naturaleza de Buda.
No hay
que buscar en la crítica o el que los demás resuelvan los conflictos, no hay
que suponer, que las condiciones serán más propicias en un tiempo que nunca
llegará para el que somos, que solamente lo será en este ahora que esta
viviendo nuestra manifestación.
No importa cuanto nos esforcemos negándolo
o buscándolo, toda la Impermanencia es la Eternidad de Nuestra Verdadera
Naturaleza, el que la Vida sea como deseamos, es solamente un aspecto o
manifestación de ella, siempre posible para una Vida que es Infinita, que es
Eterna, por eso siendo lo que somos, lo que creemos ser, seguimos siendo: Buda,
Todo, Vida.
¿Buda o Yo?, Buda-Yo, Yo-Buda. Nada a lo
que renunciar, nada que aportar, nada que encontrar, nada que olvidar, Todo.
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