Hay lugares
donde alguien viene a tu casa, te echa, te dice que dejes todo y que te vayas a
otra parte, es en muchos lugares, pero como ejemplo podemos poner a los desterrados
en Colombia, por bandas, paramilitares, guerrillas, obligados a dejar sus
tierras y bienes, siendo desplazados a otros lugares sin garantías de no ser
expulsados de nuevo.
En España,
alguien le da una patada a la puerta, ocupa un edificio, no te bajas los
pantalones ante un cacique, hay una banda de asesinos y gentuza terrorista, no te
pagan el alquiler y te hipotecan el piso, y al final tienes que buscarte la
vida como puedes.
Tienes gente traída
de otros países, que son forzadas a la prostitución, se dedican al menudeo de
droga, venden en la calle lo producido por mafias y se enfrentan con las
autoridades, defendiendo unos derechos que no supieron defender en sus países.
Vemos barrios
enteros bajo el poder de una banda, países bajo dictadores, ciudades asustadas
por mafias, favelas donde o perteneces a una banda y haces cuanto te digan o no
puedes vivir. Somos amenazados en el colegio, el trabajo, somos extorsionados y
usados como rehenes por trabajadores que por el servicio que prestan es
necesario que no paren, los sindicatos nos obligan a ir de huelga cuando a
ellos o el partido al que sirven le viene bien.
Somos expulsados
por las alimañas ansiosas de poder, que no les importa a quien asesinan, por
guerras que nunca son para el bienestar del pueblo, por gente que perteneciendo al
pueblo, reniegan de él para buscar su beneficio, usándolo, explotándolo, engañándolo,
y si no se dejan asesinándolo.
Con todo ello
lo que más me preocupa es la enseñanza y lo que entendemos como capacidad de
discernir o encontrar la verdad, del pueblo. Puede que los pocos: abusadores,
alimañas sedientas de poder, gentuza carente de humanidad, quieran usarnos para
conseguir sus metas, pero lo que me preocupa es que les ayudemos a conseguirlas.
Vemos los
movimientos terroristas a los que se adhieren personas jóvenes y a veces con
estudios, vemos que la retirada de las religiones de la enseñanza común,
solamente ha servido para que nos digan:
“Mata en el nombre de dios”, y seamos capaces de creerlo y hacerlo. ¿Qué persona que sepa lo que es el concepto
de Dios, podría matar en su nombre?, ¿Hay alguna religión que no diga que Dios
es amor?.
Nos han
convencido tanto de que tenemos todos los derechos ganados, que en lugar de
sentirnos responsables de algo, en especial de nuestra libertad, huimos a
buscarla donde se nos de por garantizada, renunciando a serlo en nuestra propia
casa.
No abogo
porque haya fronteras y cada uno esté en donde nace, pues la humanidad es
universal. Tampoco pretendo que no nos demos ayuda, pues la humanidad es una. Lo
que sí creo es que no podemos huir o vivir en un rebaño de borregos, manejado
por la minoría. No son los poderes los que tienen que instaurar una sociedad
humana, sino el pueblo, puesto que los dirigentes son servidores, trabajadores
por cuenta del pueblo, para organizar lo que el pueblo desea, porque ellos son
también el pueblo.
Pero una sociedad humana no se
consigue con darnos derechos, sino viviendo en la responsabilidad de mantener
la humanidad por encima de la gentuza inhumana, que pretende quitarnos lo único
que nos permite vivir: “La Libertad”.
No es en Alemania, Francia, Europa, América
o Australia donde hay que conseguir nuestra libertad, sino en la casa donde
habitamos, nuestro corazón. La libertad no es recibir limosna, o que nos
permitan vivir dignamente, libertad es recibir ayuda en nuestro esfuerzo, por
ser libres en donde deseamos vivir. El no permitir que nadie nos pueda expulsar
de nuestra casa, que nadie pueda despojarnos de nuestra dignidad humana, no es
un derecho es una responsabilidad, una obligación para con nosotros, para con
la Vida.
Yo no sé como arreglarlo, pero pienso
que no es huyendo ante la adversidad y la indiferencia de quien no está siendo
exiliado en ese momento.
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