Al leer la
frase de la página de Lucía, “Si la palabra no
está apegada a las apariencias entonces es libre. Si el silencio está apegado a
las apariencias, entonces está encadenado". La primera
impresión fue la del apego, como parte diferenciadora. Posteriormente busqué en
Google a dónde pertenecían las palabras, siendo del “Sermón del Despertar” de
Bodai Daruma.
No es un
despertar con el sol brillando y pájaros cantando, sino a la Verdad, la
Realidad, la Iluminación, brillo de sol, canto de pájaros. Es el despertar a la
esencia del Zen, la estructuración de sus bases, el kun fu de la sombra
enfrentada a nuestra percepción de ser, el ver que lo que la mente percibe es
la irrealidad, que no hay nada que pueda ser llamado real.
No nos habla
de la libertad de una palabra que: Hemos escuchado o pronunciado, que define lo
que es o lo que no es algo, sino de la palabra que no define nada, que no ha
sido pronunciada, que no puede ser escuchada, por lo tanto no puede apegarse a
nada, porque es: “La Palabra del Vacío”.
Cuando el
silencio, acoge al sonido, cuando se sitúa entre dos sonidos, cuando quiere
significar algo, está existiendo en una irrealidad, pues está encadenado a su
propia percepción de ser.
Bodhidharma,
es el que por primera vez habla con sencillez del Vacío, de la Nada, del No-Ser,
el que nos transmite la percepción de la Vida que llamaríamos Zen. Nos habla no
desde la percepción, sino desde su propia vivencia del despertar al Vacío.
Lo que
entiendo de lo leído es, que cuando se es Vacío, no es solamente como un
recipiente donde se ponen cosas dentro, no es un espacio que es ocupado por
algo, es algo más profundo, pues es: “Ser
la Consciencia de que eres lo aceptado, de lo que hay en ti, ser el opuesto, al
aceptarlo como Vacío”.
“Usar la mente para buscar la realidad es ignorancia. No usar la
mente para buscar la realidad es conocimiento. Liberarse uno mismo de las
palabras es liberación. Permanecer sin mácula de polvo de sensación es
permanecer en el Dharma. Trascender vida y muerte es abandonar el hogar”.
Es el
Conocimiento que al ser Vacío acoge y se transforma en ignorancia, de la misma
manera siendo Vacío, al practicar el kunfu si te mueves en el Vacío, siendo tu adversario
(propia sombra), el espejo de la dualidad te llevará a que tu mano o pie, llega
al mismo tiempo que la de quien está frente al espejo, bloqueándola. La mente
que almacena conocimiento, que simplemente se llena de algo que no es ella,
solamente puede albergar la ignorancia del conocimiento. Cuando lo que somos es
Vacío cada cosa es aceptada por lo que es, al ser nosotros uno con ella, no hay
percepción que origine pensamiento, por lo que la mente permanecerá en silencio
al no ser requerida o usada, aceptar las cosas por lo que son es la realidad. Al
no percibir, por aceptar en nuestro Vacío, es lo que hace el Dharma con la
manifestación de la Vida, por lo que actuamos, y nos manifestamos como Dharma,
sin ser conscientes incluso de serlo. Trascender desde el Vacío la Vida y la
Muerte, es la aceptación de serlo, por lo que no hay hogar donde vivir, pues
somos el Hogar de Todo, lo que también hay que abandonar, pues no se puede ser el
Hogar de algo.
En la pareja,
¿Quién podría dejar de amar, si como Vacío somos el otro?, ¿Quién podría
maltratar o destruir, a quien hemos elegido para ser?.
Es la nación la que acoge a los
ciudadanos, son los ciudadanos los que acogen la nación. Es la Vida la que nos
acoge a Todo lo que somos, es Todo lo que acoge a la Vida. Es Dios el que acoge
la Creación, la Creación la que acoge a Dios. Es la Humanidad la que acoge al
hombre, el hombre el que acoge la Humanidad.
La aportación de Bodhidharma, es: que
esta aceptación es necesario que sea hecha desde el Vacío, porque es donde
existimos, porque es donde hemos sido acogidos, para ser lo que somos, pero
aceptar lo que somos, es acoger y transformarnos en Vacío, que es el que nos
acoge.
Solamente cuando somos Consciencia de
Ser lo que aceptamos, podemos entrar en el Vacío del Zen.
"Antes de criticar
a alguien, camina una milla con sus zapatos”
Solamente siendo lo demás, aceptando serlo,
podemos erradicar la discriminación, la envidia, la codicia, la aversión y la
ignorancia, porque en lugar de conocer, pasaríamos a Ser.
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