Miramos las palabras como algo vacío y hueco, algo que no
tiene importancia.
Cuando comenzamos a hollar la Tierra,
descubrimos cuanto había en ella, y le dimos nombre.
Vivimos, hicimos cosas y experimentamos
sensaciones, y les dimos nombre.
Decía Confucio que: “Cada nombre, cada
palabra, se corresponde con una función o realidad, y que cuando no era así,
había que cambiar el nombre o la función”.
En algunas tribus se daban nombres
secretos, para que no se pronunciasen y pudiese robarse el alma al hacerlo.
Hemos olvidado que las palabras, son la realidad
de la Vida que percibimos transformada en sonido, de ahí su importancia.
Hemos olvidado su significado, por eso ni
las personas son humanas, ni los políticos servidores del pueblo, ni los
libertadores saben el significado de Libertad.
Simples palabras que nos han traído a estar
perdidos por no entender lo que somos, ni los significados de los nombres que
nos hemos asignado.
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