“El Canto del Señor”, “El Libro del Yoga”,
un trocito del “Mahabharata”. Las tribulaciones de Arjuna, decidiendo si vale
la pena, combatir para ser lo que le corresponde por nacimiento, ser Rey. Si por
conseguir un reino, se debe matar en batalla a todo lo que te ha permitido
vivir, conocer la vida que has vivido: familia, maestros, amigos, compañeros,
personas que te han ayudado y te han permitido pasar los años en sociedad, a
los que has amado, formados ante ti en gran ejército, sonando sus trompas de
batalla, deseando ser los que gobiernen en tu reino, los reyes que controlarán
lo que podrás hacer dentro de tu casa, en la que no podrás reinar.
Sus tribulaciones
son contestadas y aclaradas por Krishna, el conductor de su carro de batalla, que
lo guiará hacia donde Arjuna desee, al lugar y situación en la que Arjuna
quiera librar su batalla.
CAPITULO 5° LA
RENUNCIA KRISHNA:
2. Tanto el camino de la renuncia, como el
camino de la acción desinteresada, nos llevan al estado de la Dicha Suprema.
Sin embargo, de los dos, es mejor el camino de la acción con desapego, que el
de la mera renuncia.
3. Como auténtico renunciante, se considera
a aquél que nada desea y que nada aborrece. Pues aquél que no se ve afectado
por los pares de opuestos, pronto ha de encontrar su liberación.
4. Sólo el ignorante, y nunca el sabio,
considera que la renuncia a la acción y la adoración mediante las obras puras
son dos cosas diferentes. Cuando uno se entrega con toda su alma a uno de estos
dos caminos, con seguridad alcanza la meta a la que ambos conducen.
Uno tras otro,
diferentes caminos por medio del Yoga: La
adoración, el sacrificio, la no-acción, la sabiduría, la meditación, le van
siendo enseñados. Cada uno con sus peculiaridades, todos un solo camino, todos
llevan a la única meta. Pero Arjuna no puede percibirlo todavía y trata de
encontrar cuál de ellos será el mejor, el que le lleve a la meta, a ser posible
sin dirimir la batalla, sin tener que sacrificar a cuanto le ha permitido
sentir y vivir la vida hasta ese momento.
No puede ver
más allá, de dos ejércitos enfrentados, en los que una misma familia, los que
han formado un solo grupo, una sola sociedad, personas de un mismo reino, una
sola humanidad, van a librar cruenta batalla, donde uno de los dos ejércitos será
destruido. Su duda es si vale la pena, si se debe de luchar por ser lo que eres
por nacimiento, si debes de entregar tu vida por la libertad y el destino de tu
reino. O es mejor dejar que tu reino tenga por rey a los familiares, a los que
han compartido vida contigo, pero no han sido nacidos para reinar.
Vemos la
batalla de Arjuna, olvidando que las mayores enseñanzas están en el silencio,
en lo que no se dice, en lo que no es expresado. Porque es en ello donde puede
mirar nuestro Ser, donde se muestra en todo su esplendor la enseñanza del
Maestro.
Es Krishna
quien trata de que Arjuna comprenda que, su elección es: “Ser Rey o reinar en un reino”, que la batalla está en ser lo que
le pertenece por origen o permitir que su familia y amigos: su mente, sus
sentimientos, sus deseos, su dualidad, su percibir lo que él es y a los demás,
creen un reino donde ellos sean los que reinen, siendo Arjuna, un simple siervo
si le era perdonada su vida, o una nada arrastrada por la mente y las pasiones.
El Maestro,
Krishna, no puede combatir, no puede posicionarse a favor o en contra de uno de
los ejércitos, en Él no puede existir la dualidad, Él no percibe el combate, la
lucha por el predominio del Espíritu o la Forma. Él no tiene en su Seidad
Absoluta, que decidir entre lo que existe o no, lo real o lo irreal. Por ello en el
principio del libro, permite elegir a los contendientes: Espíritu-Forma,
Kurus-Pandavas, entre su Creación, su ejercito, la Forma, la dualidad, o ser
guiados en nuestro carro de batalla por Él mismo, por el propio Krishna. Pero nunca
interviniendo en la lucha, pues al no percibir la dualidad, no tiene contra
quien luchar, no puede favorecer o perjudicar a una de las partes, que no puede
percibir.
Al final, la
Meta está en la vuelta al origen, al Reino, a ser el Rey, pero no el rey de un
reino, de la misma manera que no puedes ser un reino que tenga un rey, porque
solamente hay una Meta, Ser, Todo, Uno, donde la dualidad no puede
manifestarse.
Pero Krishna
no deja de hablar con Arjuna, ni de dirigir su carro, ni de prestar su ejército
de: Estrellas, constelaciones, universos, mentes, sentimientos, porque Él sigue
siendo Todo, indiscriminadamente, sin luchas, sin ejércitos, sin dualidad. En
las que su enseñanza es que Siendo lo que se es por origen, viviendo en el
Amor, la Entrega, el Sacrificio, la Adoración, la Meditación, lo importante es
Ser Uno en el Amor.
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