Hay algo que es fácil de hacer, que es lo justo o necesario. Para ello a veces, solamente es necesario un mínimo de dignidad o al menos
profesionalidad.
Los españoles estamos en una situación delicada, al menos como
país, en cuanto a economía, trabajo y deuda.
Tenemos tres partidos políticos, que dicen trabajar por el bien
de todos los españoles y otros que dicen o señalan, los que son más españoles
que otros, y piensan, que mejor separados cada uno en su casa, que todos unidos.
En esta situación, por qué es tan difícil, acordar una tregua de
cuatro años, aceptar principalmente la política de quien ha ganado las
elecciones, hacer acuerdos en lo importante: enseñanza, industrialización, tipo
de economía, el poder judicial, las oficinas de detección temprana de la
corrupción, y todo lo que va a hacer falta cuando se arregle la situación de
ahogo.
Ponerse al servicio de los españoles, olvidando la ideología por
cuatro años, pactar la columna vertebral de España, para dentro de cuatro años,
dejar al gobierno decidir, pero aportando ideas que mejoren lo que ha pensado
el gobierno.
Pero presentar enmiendas o apoyar el trabajo para mejorar la
situación, no es el poder chantajear al gobierno en su trabajo.
El gobierno, puede aparcar las leyes que son mayoritariamente ideológicas
y que nunca darán satisfacción a la totalidad, para dedicarse a resolver la
vida del día a día de los ciudadanos.
Sé que es mucho pedir, que los políticos muestren dignidad,
dedicación a mejorar el bienestar del pueblo por encima del partido y la
ideología, que en estos cuatro años se dediquen a mejorar la honradez de sus
partidos, que revisen cuánta gente es necesaria realmente para bajar gastos,
mejorar entre todos la estructura del gobierno para evitar gastos innecesarios,
bajar lo inútil de lo público, ofrecer mejores servicios.
Simplemente unirse para crear la infraestructura, aceptando
estos cuatro años de tregua. Siendo que si la situación mejorase lo suficiente,
poder realizar nuevas elecciones si estuviesen todos de acuerdo.
Pienso que es lo que deberían de ofrecer Pedro Sánchez y Albert
Rivera, desde la profesionalidad y la dignidad de un político. Mientras Mariano
Rajoy debería de ofrecérselo.
A veces, en cualquier actividad, el tener dignidad, no sobra, ni
molesta.
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