No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

jueves, 11 de febrero de 2016

DEL PUEBLO IGNORANTE

          Como he confesado en varias ocasiones, soy del pueblo y sin estudios, apenas llegué a la FP, pues no era mi camino el de los estudios y comencé a trabajar con catorce años.
          Probablemente por ello me pierdo en las charlas de políticos, periodista y economistas. Interminables discusiones en que lo único claro que saco, es que la culpa es del otro, por lo que termino sin aclararme, o vislumbrar lo que ha pasado, lo que está pasando y me aterroriza pensar lo que va a pasar.
          Debido a esta ignorancia, por la que le pido disculpas a los incomprendidos estudiosos de la economía y la política, tengo que recurrir en ocasiones a mi abuela y mis padres, que al menos a mí, me facilitan la comprensión de por qué la culpa es del otro y de que independientemente la cantidad de dinero de los impuestos o lo que se le da a algún ente público, siempre es insuficiente.
          Mi abuela me decía que si me daban dos “perrachicas” (diez céntimos de peseta), para mis gastos, y me gastaba una, podría estudiar de mayor, elegir con más tranquilidad mi trabajo, o invitar a las amigas cuando tuviese esa edad.
          En casa, mi padre manejaba el dinero y le daba a mi madre para que pagase la comida y los gastos diarios de la familia. No fumaba, no bebía, no iba al bar, no salía con otras mujeres y no se le conocían gastos personales.
          Comíamos de lo barato, carne en Navidad, ropa de mercadillo y alpargatas. Escuela pública gratuita, y las dos “perrachicas”, con nada en la cartilla de ahorros. Mi madre no iba a la peluquería y no salía de casa si no era para comprar o ir a visitar a la abuela.
          Con el tiempo, mi padre dejó de hacer horas extraordinarias,  mi madre tomó las riendas de la economía, y un día vino con ropa de marca de usar los domingos, para nosotros, otro peinada de la peluquería, comenzó a salir con las amigas a merendar y los domingos comíamos carne. No, no hacía dinero extra, era simple administración, y un día con los ahorros tuvimos nuestras primeras vacaciones.
          Mi padre me hablaba mal de mi madre, a la que yo defendía desde lo más profundo de mi corazón, sabiendo que aún malgastando el dinero en meriendas y peluquerías, era el mismo dinero o menos con el que malvivíamos con él.
          Con mi madre no podía hablar, pues era analfabeta y sin cultura, tenía una voz desagradable, sus conversaciones eran aburridas y sin contenido. No tenía buena relación con ella, ni me gustaba, ni me sentía cómodo presentándosela a mis amigos. Pero la defendía de las murmuraciones, de los ataques, de las acusaciones de mi padre y de la vecindad, con toda mi energía, desde el fondo de mi corazón.
          Mirar mi simpatía por ella, si me gustaba o no, para callarme ante las opiniones de los demás, solamente habría mostrado mi falta de dignidad, mi falta de humanidad, la ausencia de honestidad.
          Nunca descubrí, si mi padre se lo guardaba para vivir en el Caribe tras su jubilación, si es que se iría con una de veinte años a vivir en un chalet cuando mi madre envejeciera, o que tenía el bolsillo del pantalón roto. La realidad es que con mi madre, con menos dinero y a pesar de malgastarlo en peluquerías y meriendas con las amigas, podíamos vivir y ahorrar para las vacaciones.
          Todo lo que oímos, es de la corrupción, mala administración, inutilidad y mal uso de los dineros públicos del PP.
          Sus gobiernos han comenzado cuando no había horas extras y en casa entraba menos dinero, huelgas a diario, protestas, votos en contra de cualquier proposición y la dignidad de información de la mayoría de la prensa en contra.
          El PSOE ha gobernado cuando había horas extraordinarias, entraba dinero en casa y nos decía cosas bonitas, pero no ponía dinero para la ley de acompañamiento, ni para la mayoría de las cosas que legislaba y prometía, (Terremoto de Andalucía), los dos periodos que ha gobernado han dejado de ser votados por la ruina en la que estaba la casa.
          No importa lo que me guste mi madre, pero si tengo dignidad, sentido común y soy honesto conmigo mismo, pienso que no debo dejar que insulten, critiquen, hablen mal o pongan en duda la honestidad de mi madre. Estoy incluso pensando, en si tiene derecho a merendar con sus amigas y peinarse de peluquería.


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