Capítulo X, El Aprendizaje o Aspiración: El Linaje de los
Arhats
La primera clase de discípulos piensa bien pero encuentra difícil
entender ideas no familiares. Sus mentes están felices cuando estudian y
practican las cosas pertenecientes a las apariencias que pueden ser
discriminadas, pero llegan a confundirse por la noción de una cadena continua
de causa-efecto, se sienten temerosos cuando consideran los agregados que
componen la personalidad y su mundo objetivo como siendo igual-a-maya, vacío y
sin ego. Fueron capaces de avanzar hasta la quinta o sexta etapa, donde se
pueden separar de las pasiones que surgen, pero no de las nociones que hacen
surgir la pasión y por lo tanto son incapaces de desprenderse del agarre al
ego-alma y sus apegos acompañantes, sus hábitos y la energía-hábito. En esta
misma clase de discípulos están los discípulos serios y sinceros de otras fes,
quienes agarrándose a las nociones de tales cosas como el alma como entidad
eterna, el Atman Supremo, el Dios Personal, buscan un Nirvana que esté en
armonía con ellos. Hay otros, más materialistas en sus ideas, que piensan que
todas las cosas existen en dependencia causa-efecto y, por lo tanto, que el
Nirvana debe estar en una dependencia equivalente. Pero ninguno de estos, aunque
sean serios y sinceros, ha ganado un discernimiento en la verdad del no-ego
dual, y por lo tanto son de
discernimiento espiritual limitado en lo que se refiere a la liberación
y la no-liberación; porque para ellos no hay emancipación. Tienen una gran
confianza en si mismos pero nunca podrán ganar un conocimiento verdadero del
Nirvana hasta que hayan aprendido a disciplinarse en la aceptación paciente del
no-ego dual.
La segunda clase de “maestros” o conocedores son aquellos que han
ganado un grado superior de entendimiento intelectual de las verdades
concernientes a los agregados que componen la personalidad y su mundo externo,
pero que están llenos de temor cuando se enfrentan al significado y
consecuencias de esas verdades, y a las demandas que su aprendizaje les impone,
esto es, no llegar a apegarse al mundo externo y sus formas diversas hechas
para la comodidad y el poder, y mantenerse aparte de los enredos de sus
relaciones sociales. Se sienten atraídos por las posibilidades que se pueden
alcanzar al realizar eso, es decir, la posesión de poderes milagrosos tales
como dividir la personalidad y apariencia en diferentes lugares al mismo
tiempo, o la manifestación de cuerpos de transformación. Para ganar estos
poderes recurren incluso a la vida solitaria, pero esta clase de maestros nunca
va más allá de las seducciones de su aprendizaje y egoísmo, y sus discursos
están siempre en conformidad con esa característica y limitación. Entre ellos
hay muchos discípulos que demuestran un grado de discernimiento espiritual que
se caracteriza por la sinceridad y la voluntad de lograr todas las demandas que
las etapas les exigen. Cuando ven que todo lo que compone el mundo objetivo es
sólo una manifestación de la mente, que no tiene naturaleza-propia, es no-nacida
y sin ego, lo aceptan sin temor, y cuando ven que también su propio ego-alma es
vacío, no nacido, y carente de ego, se sentirán serenos, invulnerables, y con
propósitos serios y sinceros buscarán ajustar sus vidas a la totalidad de las
demandas de esas verdades sin olvidar las nociones que descansan detrás de esos
hechos esenciales, especialmente la noción de su propio ego-consciencia y su
relación con el Nirvana. Estos son los que han-entrado-a-la-Corriente.
Son las
etapas del crecimiento personal y espiritual, el sentir y aceptar la vida,
logrando la felicidad, todavía aferrados al devenir de causa-efecto, del alumno
cuando todavía busca el entendimiento y conocimiento de la forma, de lo que
percibe.
Cuando comienzas
a entender que no hay causa-efecto en la Realidad, es el tener que ver la
existencia en el Vacío, la Nada Absoluta, que impide poder aferrarnos a la
propia concepción de existencia. Pero en la profundidad, sin ser perceptible, todavía
existe el habito creado desde el principio de los tiempos, en el que hay un espíritu,
un alma, un cielo o Nirvana, un Dios, que todavía impide el Verdadero Vacío,
donde la inexistencia de ego, impide la existencia de percepción o no-percepción,
incluso del propio Vacío, es el estado de Seidad, precursor de la Tathagataidad
En estas
etapas, tras los primeros pasos y entrando en la etapa de Arhats, todavía
tenemos la percepción, de la creación de las cosas en una causalidad de
causa-efecto, pasando a encontrar que hay un lugar que transciende la materia llamado
Cielo o un mundo Espiritual, donde lo físico desaparece. A pesar de que es
considerado por muchos como un estado elevado, incluso último o final, es un
plano donde no se ha extinguido el ego en su totalidad, por haber todavía
percepción de ser o de no ser.
Viene tras los discípulos, niveles de
maestría en los que a veces hay percepción, incluso apego al sentimiento de
elevación espiritual, a los poderes, al vacío adquirido o los Samadhis. El
entendimiento de la carencia de ego, de la disolución de la dualidad, de su unión
con el Todo, con Buda, todavía les impide la trascendencia de los niveles donde
todavía no se realiza la Seidad de Buda.
Esto que nos indica y explica los
niveles por los que tenemos que pasar en nuestro camino, es la enseñanza, la
letra, las explicaciones, de una Vida en la que no hay realmente niveles, que
no hay camino, que no hay dualidad, que realmente siempre permanecemos en todos
los niveles al mismo tiempo, en un Ahora Eterno, en el que nunca hemos dejado
de ser el nivel que incluye Todos, siendo el Primero y el Último, incluyendo
todos los Intermedios, el Ser Buda Eterno, Siempre, cada ahora del Ahora
Infinito, Eterno.
Pero al igual que siendo todos
Humanidad, a pesar de que al comer los demás está comiendo toda la Humanidad, moriríamos
de hambre si no lo hacemos. Siendo todos los Niveles Ahora y Siempre, estamos
obligados a recorrerlos todos en su totalidad, para sin habernos movido, estar
en Todas Partes.
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