Acabo de ver
en el telediario, el pacto de investidura entre Pedro Sánchez y Alberto Rivera,
verdaderamente, lo que siento es vergüenza al verlo y escucharlo, no es por lo
que han pactado sino por las formas. No creo que lo que han pactado sea indigno,
no quiere decir que sea lo mejor, pues pienso que se deberían haber centrado más
en medidas concretas, con las que mejorar la creación de puestos de trabajo, en
lugar de en medidas que requieren cambiar la Constitución, algo que necesitan
que los demás estén de acuerdo y no depende de ellos.
Es algo que
no me ha extrañado en Pedro, al que pienso que es una persona ambiciosa de poder
y con bastante odio en su interior. Me extraña la dirección de su odio, al haber
nacido en democracia, en una época en la que la alternancia y la centralidad
ideológica, se estaba instaurando, olvidando los odios que nos llevaron a una
guerra civil. A veces es difícil rechazar la educación que se recibe y que ha
estado en institutos y universidades, en las que las leyes de educación han
sido socialistas en su totalidad, por lo que es natural que la sindicalidad y
la ideología de izquierda, sea lo que se desarrolle en las mentes de los niños.
Pero el odio, es algo que te tiene que quedar desde la incomprensión de lo que
te han dicho o sin llegar a pensarlo o analizarlo por ti mismo, como ser
humano.
Por otro lado
es por la forma de dar la mano, desde las pocas veces que lo enfocan en Tv.,
una persona más de tipo marrullero para salirse con la suya, que de carácter fuerte
que impone sus ideas. De ahí, su predisposición a pactar y acordar, lo que sea
y con quien sea, para llegar al poder.
De Alberto
Rivera, he dicho anteriormente que me estaba defraudando, verdaderamente sigue
con buena verborrea y hay que mirar un poco por detrás, para ver lo que hay. No
me han gustado las diferencias entre el pacto en Andalucía y el de Madrid, aún
menos su implementación en el día a día. En uno estando de palmeros, en el otro
de oposición exigente y arrogándose los meritos de cuanto hace la Comunidad de
Madrid, porque todo lo bueno es gracias al pacto y la vigilancia que ellos hacen.
El otro día, un exconsejero de la Junta decía, que nada ha cambiado en la
distribución del dinero, no pasó nada con Aznarcollar, ni con nada de lo que
pasa, ni con los papeles que no son aportados a la jueza, aún así, presumen del
cambio que ha habido en Andalucía debido a su influencia.
Aparte de
esto, algunas de sus intervenciones, las explicaciones en cuanto a las
diferencias en su relación con PP y PSOE, su enjuiciamiento de la corrupción de
unos y otros, y la forma en cómo se ha desarrollado el pacto de investidura en sí.
No tengo nada
que decir de las declaraciones en general, pero sí en los silencios y en los
detalles. Desde el principio dijo que no pactaría con el PP, que a lo máximo se
abstendría. Su excusa, la corrupción del PP, algo que nadie niega y que sale en
los medios, día sí, y día también, principalmente desde antes de las elecciones
y especialmente desde el principio de las negociaciones.
Es de mirar,
que todas las investigaciones y los sumarios son secretos, que ha habido
probablemente, un empate de casos e imputados entre ambos partidos, que
solamente hay filtraciones y que son publicadas con gran fanfarria, las de un
solo lado, que oportunamente es el PP. No critico que salgan los casos de
corrupción, sino que la imparcialidad de la justicia filtre solamente los de
un color, que los periodistas que se deben a la información del pueblo, se
dediquen a acusar a personas que no han sido acusadas, a destapar casos que
todavía no han sido probados, que destruyan la honorabilidad de personas
solamente por favorecer o ser favorecidos por la oposición a ellos, denunciando un sólo lado.
Esto propició,
que no teniendo suficientes apoyos para pactar, no aceptase Rajoy el encargo. Solamente
una persona que no tenga demasiada vergüenza, se atrevería posteriormente a pedir
una abstención por conseguir sus propósitos, usando como excusa el bien nacional, que ellos
nunca tuvieron en cuenta.
Por último y para preparar el terreno,
pactando cosas que nadie negaría, lo que introducen es una reforma que sabe que no
puede hacerse, pero que le podría ofrecer una excusa para decirle al PP que
sabe que está en contra, que no puede pactar con él.
Esta es la supresión de las
diputaciones Provinciales, que según declaran: no serían despedidos sus
funcionarios y que simplemente se haría en otro departamento con el nombre
cambiado y con la misma gente. Esto ahorraría un montón de dinero, si fuese
posible hacerlo.
Me parece una indignidad, vetar al
partido más votado, contando mentiras. Prefiero en esto, el odio de Pedro o la
sinceridad de Iglesias, aunque también tenga algo de odio, rencor, manía, además
de la ideología.
Alberto Rivera, no es lo que esperaba
de un partido, que dice que viene a reformar algo, se necesita algo más que
verborrea, buenas palabras, declaraciones coherentes y sonrisas, para reformar
la política, hace falta honestidad y dignidad.
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