En el capítulo
9 del Lankavatara, nos habla del “Logro de la Comprensión Propia”. Al leerlo
parece imposible que sin sicólogos, sin universidades, sin tantos estudios,
hace unos dos mil años, aproximadamente en los tiempos de Jesús, se pudiese
escribir con tanta simplicidad, lo que no podemos entender en nuestros días. Vemos
la diferencia entre lo que creemos enseñanzas, panteístas, inmovilistas, nihilistas
y lo que realmente enseñaba Shakyamuni, el Bendito del Sutra.
Los párrafos
son entresacados de antes de la mitad del capítulo, es difícil elegir qué
parte, qué párrafos, publicaros, pues cada uno es importante y una mirada nueva,
a lo que es realmente alcanzar, la Comprensión, el Samadhi, el Nirvana, la
Sabiduría Noble. Nuestra expectativa de alcanzar los más altos niveles, nos va
abandonando poco a poco, casi sumiéndonos en un estupor, al ver que no hay nada
que alcanzar, entender o desear, todo está en lo que somos, en Ser, y solamente
es apreciable cuando desde Ser comenzamos a manifestarlo.
Capítulo IX
Habiendo logrado este estado alabado y maravilloso de comprensión,
el Bodhisattva o debe darse a sí mismo al placer de su éxtasis, porque eso
podría significar la cesación, sino que debe pensar compasivamente en los otros
seres y mantener siempre frescos sus votos originales; no debe nunca descansar
ni esforzarse en el éxtasis del Samadhi.
Pero Mahamati, a medida que los discípulos serios y sinceros tratan
de avanzar en el camino que guía a la comprensión completa, hay un peligro en
contra, ante el cual deben estar en guardia. Los discípulos no pueden apreciar
que el sistema-mental, por la energía-hábito acumulada, continúa funcionando
más o menos inconscientemente mientras ellos vivan. Algunas veces pueden pensar
que son capaces de acelerar el logro de su meta de tranquilización a través de
suprimir completamente las actividades del sistema-mental. Esto es un error,
porque incluso si las actividades de la mente son suprimidas, la mente todavía
continuará funcionando porque las semillas de la energía-hábito aún
permanecerán en ella. Lo que ellos piensan que es la extinción de la mente, es
en realidad el no-funcionamiento del mundo externo de la mente al cual ellos ya
no están más apegados. Esto es, la meta de la tranquilización debe ser
alcanzada no a través de la supresión de todas las actividades de la mente,
sino por dejar ir o desprenderse de las discriminaciones y apegos.
Luego existen otros quienes, temerosos del sufrimiento ocasionado
por las discriminaciones de vida y muerte, tontamente buscan el Nirvana. Ellos
han llegado a ver que las cosas sujetas a la discriminación no tienen realidad
y así se imaginan que el Nirvana debe consistir en la aniquilación de los
sentidos y sus campos de sensaciones; ellos no entienden que el nacimiento y la
muerte y el Nirvana no están separados uno de otro. Ellos no conocen que el
Nirvana es la Mente Universal en su pureza. Por lo tanto, estos estúpidos que
se agarran a la noción de que el Nirvana es un mundo en sí mismo que está en el
exterior y es visto por la mente ignorando todas las enseñanzas de los
Tathagatas concernientes al mundo
externo, continúan rodando en el curso de la rueda de nacimiento-y-muerte. Pero cuando experimenten al “giro” o la “desviación” o la “rectificación-reajuste” en la consciencia profunda que les traerá la perfecta comprensión-propia de la Sabiduría Noble, entonces entenderán.
externo, continúan rodando en el curso de la rueda de nacimiento-y-muerte. Pero cuando experimenten al “giro” o la “desviación” o la “rectificación-reajuste” en la consciencia profunda que les traerá la perfecta comprensión-propia de la Sabiduría Noble, entonces entenderán.
Abandonarnos en nuestros propios
logros, sentir, pensar o creer que hemos alcanzado un nivel, que nos ha llevado
a una cima. Si no hemos perdido la percepción propia, que nos separa de los demás,
si vivimos en el éxtasis y pretendemos mantenernos en el Samadhi, esforzándonos
en ello, todo está perdido, pues permaneceremos en nuestra dualidad, en el
sueño, en la ensoñación de un lugar llamado Nirvana.
En el más profundo Samadhi, cuando
creemos haber trascendido la dualidad y el estado discriminativo de la mente
consciente, este permanece vivo, esperando que al estar tan cerca del final, de
la meta, no seamos capaces de ver, que la discriminación permanece
imperceptible, impidiéndonos alcanzar la Budeidad por mantenerse viva en el inconsciente.
Porque no es Samadhi el parar la
mente, sino permitir su funcionamiento natural sin inmiscuirnos, sin
discriminar, perdiendo la dualidad. Tampoco es el Samadhi, sentir que estamos más
allá del bien y del mal, en un estado Nirvánico que nos impide percibir la
realidad. Porque el Nirvana es la realidad misma, lo que Es, lo que
manifestamos. Muriendo mientras nacemos, naciendo mientras morimos, donde no
puede existir una de las dos solamente, no hay una Vida Eterna que no sea también,
Muerte Eterna. Porque no puede haber cambio, transformación, Universo, si
perdemos una de las dos.
La Sabiduría Noble es simplemente Ser,
no hay fuera o dentro, no hay existencia, no hay ego por tanto. Porque existir es Ser Existencia, encontrar el Nirvana es Siéndolo.
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