Miramos la forma de escapar del
sufrimiento, sin poder encontrarla. Parece casi imposible que nuestros
esfuerzos nos puedan ofrecer un día erradicarlo de nuestra vida.
Todos nuestros esfuerzos, han sido
tratando de cambiar las circunstancias dañinas, las que no nos permiten vivir
adecuadamente, apartando los obstáculos que nos permitan la felicidad.
Lo curioso es, que la única ley que no
podemos evitar es precisamente: “Ninguno de los ahora,
puede ser modificado en lo más mínimo”.
Cualquiera de los ahora, que no son ni tan
siquiera un soplo, un pestañeo, que no abarcan ni la sombra del tiempo, son en
sí mismos y cada uno, el Ahora Eterno.
El sufrimiento es creado, nace, crece y se
manifiesta en el deseo de cambiar uno de los ahora. En la no aceptación de lo
que Es, que siendo en el Ahora es en la Eternidad.
Desear o pretender cambiar algo, no
solamente en el pasado o el presente, sino también en el futuro. Podemos crear
cualquier ahora, por disparatado que parezca, por imposible que lo deseemos,
pero no podemos modificar ninguno de los Infinitos Ahora de la Eternidad.
La Aceptación, nos permite la Libertad de
Crear, pues no hay ninguna regla o ley, que limite la Creación. Pero nada puede
ser destruido o rechazado, nada puede ser modificado, toda Creación es por una
sola y única vez.
El sufrimiento es el deseo de cambiar el
ahora, lo que ya existe y determina lo que existirá. Porque lo que será,
dependerá de lo que estamos creando
La Felicidad es la Aceptación de Crear Todo Nuevo, sin deseos,
solamente Siendo.
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