Algunas de las historias que he
usado para desarrollar los últimos escritos, son del libro: “Recopilaciones de Cuentos y Fábulas de BUDA
Sri Deva Fénix (Prof. Félix E. Díaz)”, alguna de ellas, las había leído
anteriormente atribuidas a otras culturas o filosofías, a veces con mínimas
modificaciones. La de hoy es de un padre, que al igual que la propia Vida nos
deja desperdiciar nuestros días, en la seguridad de que nos da cuanto nos es
necesario, para conservar nuestra felicidad y nuestro bienestar en el camino de
la Humanidad.
APRENDIZAJE O DINERO.-
A un
hombre con fama de sabio y que había amasado una gran fortuna le llegó la hora
de la jubilación. Desde ese momento, cada día, encontraba motivos para invitar
a sus numerosos amigos a costosos banquetes, o para hacerles caros regalos.
Pasados unos meses de lujos y derroches, un amigo le dijo:
Pasados unos meses de lujos y derroches, un amigo le dijo:
- Creo que deberías dejar de
gastar de ese modo. Aunque tu fortuna es mucha, estás dilapidándola
rápidamente, y recuerda que tienes unos cuantos hijos que te heredarán.
- Precisamente por ellos lo
hago -contestó-. La riqueza conseguida sin esfuerzo arruina la capacidad de los
inteligentes y agrava la estupidez de los más torpes. Yo a mis hijos, les he
dado la educación y los medios suficientes, como para que construyan un futuro
por ellos mismos. La expectativa de disponer de mi patrimonio no sería más que
una invitación a que aparecieran la codicia y la indolencia. No necesitan mi
dinero para nada, no sería más que un veneno en sus vidas.
Y, en efecto, aquel hombre gastó
hasta el último céntimo antes de morir.
Son incontables
las civilizaciones, los Maestros, los antecesores, nuestros padres que han
aportado sus vidas, su esfuerzo, su conocimiento, a la herencia que recibimos
desde que somos simples espermatozoides y óvulos, separados por distancias
infinitas, que hacen difícil saber si alguna vez, llegaremos a poder recibir
nuestra herencia.
A veces,
parece que es la casualidad la que nos permite nacer con la herencia de una
incipiente humanidad, que rápidamente derrochamos, apenas sin salir de la
infancia. Pero es la blandura, el excesivo amor de nuestra madre la Vida, la que hace que nuestro padre el
Universo no pueda por menos que entregarnos, lo que nuestros ancestros han
acumulado en cuanto a experiencia, cultura, civilización y los esfuerzos
realizados para seguir existiendo ante las dificultades que encontraron.
Su esfuerzo
les permitió, que algunos se convirtieran en Maestros y pudiesen transmitirnos
el conocimiento adquirido en su camino hacia la Humanidad. Transmitido en forma
de conceptos, en escrituras que tendríamos, no solamente que entender y
comprender, sino que las tendríamos que dar vida propia y un lugar en las
nuestras. Porque la herencia del padre, no es solamente olvidar de dónde
venimos una vez que heredamos, sino que hay que honrarlos y guardarles eterna
gratitud, por habernos dado la vida, la oportunidad de continuar con su camino,
engrandeciendo lo que hemos heredado.
Mirando desde
fuera, parece que el padre de la historia, dilapida su fortuna en fiestas y
regalos. Pero qué puede hacer un padre que no discrimina a sus hijos de la
Vida, sino compartir sus momentos con todos ellos, entregándoles cuanto es y
tiene mientras aún vive.
Parece que lo
ideal es que nos entregue cuanto posee, una vez que muere, para que nosotros
carguemos con la herencia sin saber qué hacer con ella, porque no es algo
nuestro sino de él, lo que estamos cargando.
Un padre debe
de entregar en vida cuanto es a sus hijos, acompañarlos en sus caminos hasta
donde le es permitido como padre, porque no puede permitirles caminar en los
caminos que él ha abierto, no puede darles por herencia una meta, donde
encuentren todo lo que él ha conseguido, permitiendo que ellos lo consideren
suficiente. Una vez fortalecidos, su herencia debe de ser la miseria, la
inanición, las puertas, los muros, que les obligue a descubrir por sí mismos
cuanto han heredado.
Nuestra herencia
es la Vida, pero hay que crearla continuamente, para que no vuelva a su
Naturaleza y nos suma en el Vacío. Porque es la herencia que recibimos, nuestra propia Naturaleza, la misma de nuestros padres, Vacío en el que se
manifieste la Humanidad, porque la Humanidad es una, puede ser Vida, sin perder
la Naturaleza.
Para que nos
esforzáramos tratando de recibir nuestra verdadera herencia, nuestros padres,
nos han cargado con: deseos, ambiciones, poder, riquezas, dualidad y cuanto
creará en nosotros el hambre suficiente, para descubrir la Humanidad en nosotros
mismos.
Todos esos
muros, dificultades, puertas, miserias, odios, que crea hambre y sentimiento de
inanición en la mente, para que no dejemos de buscar nuestra Verdad, nuestro
Ser, el Vacío.
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