Es difícil encontrar
una dieta que sea totalmente equilibrada. Unas veces son los carbohidratos, las
proteínas o las vitaminas, las que son excesivas o deficitarias. La mayoría de
las veces el problema es que la evolución y modificación de la estructura proteínica,
ha cambiado más deprisa que nuestras enzimas, por lo que no podemos abrirlas y
aprovecharlas, no importando que tengamos lo necesario, somos incapaces de
aprovecharlo.
A nivel
mental hemos llegado a determinar lo que necesitamos para un buen desarrollo
del cuerpo, incluso podemos cambiar la dieta para conseguir algunos resultados.
Lo que no hemos podido comprender todavía es: “qué es lo que realmente nos alimenta”. Vemos que hay tribus y
civilizaciones antiguas que han tenido dietas deficitarias, y que por una razón
u otra se han desarrollado equilibradamente. Vemos otras que la equilibran con
insectos, sangre de animales que permiten seguir viviendo, comiendo arcillas,
al final mirando alrededor y no solamente nuestra dieta, podemos recordar que
las ballenas que por ser grandes comían personas y barcos, observadas más de
cerca vivían sin comer, hasta que se pudo descubrir el plancton.
Hay quien ve
que la energía presente en los alimentos, es mejor usarla antes de que la
muerte la modifique demasiado, por lo que lo mejor es comer cosas crudas, recién
cortadas o muertas, para que la energía sea más pura y mejor.
Lo que realmente
nos alimenta, es la Vida que hay en cada ser, no las partes o componentes que
podemos observar y aislar. Por ello hay tantas y diferentes formas de
manifestarse la Vida, en la que hasta que algo no alcanza individualidad,
solamente aparece y se diluye en la propia Vida.
En diferentes
filosofías y religiones, se habla de entidades etéreas, que viven en formas de
protoplasma, o en energía pura, que conforma una individualidad. Su alimento es
las energías, las entidades que se suponen existir en la Tierra o sus
alrededores, se alimentan de dos energías principalmente: las energías
emocionales y las mentales. Su individualidad está formada por energías de esos
tipos. Energías de pensamientos y emociones, repetidas miles de millones de
veces, hasta condensarse en individualidad. Un pensamiento, se diluye en el Vacío,
dos también, una necesidad se diluye en el Vacío, dos también. Pero repetidas
millones de veces, se desarrolla el ADN, el almacenamiento de la información,
recogida para formar individualidades en la Vida.
Que solamente
podamos leer en esta información, la parte de lo físico, es porque es lo que
podemos percibir, lo que no quiere decir que sea la única información recogida.
Parte de esta información podría ser la que da vida y forma a las
individualidades de las entidades y que tienen que alimentarse, de lo que le es
propio: emociones y pensamientos.
Su campo de
cultivo es también la Tierra y tienen cuidado que nuestras emociones y
pensamientos, crezcan grandes, sanos y fuertes. No distinguen entre buenos y
malos pensamientos, o emociones de amor u odio, son como carne, pescado,
frutas, cereales, etc. para estas entidades. Es indiferente el cultivo de
movimientos de guerras, religiosos, de amor, de paz, lo importante es que se
produzcan en grandes extensiones (multitudes), que sean extremos y continuados,
para una mejor cosecha.
Al ser las
energías pránicas, los éteres, la propia Vida que hay en cada individualidad y
de la que nosotros somos manifestación, el alimento. Nuestra dieta, nuestra alimentación
debería de ser algo más complejo para nuestra mente y más simple para nuestra
individualidad. Nos hemos centrado tanto en la alimentación del cuerpo, que
solamente pensamos en los alimentos que hemos decidido como necesarios. Sin darnos
siquiera cuenta, que lo más importante no es comer sino respirar, incluso el
beber nos es más necesario que comer. Pero nos hemos centrado tanto en el
cuerpo y la mente, que hemos olvidado lo que somos: Vida.
Nos parece
imposible que una persona pueda vivir sin alimentos sólidos, sin zumos, sin
alimentarse de alimentos vegetales o animales. Al igual que en los océanos hay plancton,
en el aire hay: prana, éteres, Vida, polens, minerales, humedad, energías de
sol, luna, estrellas, luz, oscuridad y cuanto es necesario para alimentar una
vida que se haya adaptado y evolucionado a vivir de él.
El que no
haya nada imposible, no es por nuestra capacidad de esfuerzo o adaptación, sino
porque somos al igual que el resto del Universo: “Vida”. El mismo Todo
simplemente es manifestación de la Vida Única, por lo que no hay nada que pueda
ser alimentado, aparte de la Vida. Que no hay ningún alimento aparte de la Vida.
Como decía
Buda: “Un solo grano de arroz, puede alimentar el mundo”.
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