Buscamos en
los libros, en el estudio, en los sabios que nos rodean, la Verdad que alivie
nuestras inquietudes, nuestros temores, nuestra falta de amor. Vagamos por los
caminos mendigando una respuesta a nuestras dudas, que nos permita conocer la
Verdad.
Un buscador
de hace mucho tiempo, se encontró a un monje descansando en su siesta, del tórrido
sol del mediodía, protegido por la fresca sombra de un árbol de la ribera. Sumido
en sus dudas, hambriento de conocimiento, le pidió unas migajas, una respuesta
que satisficiera su mente.
ANÉCDOTA DEL BUDA.-
Descansaba
una vez Buda bajo a un árbol cercano a un estanque. Cuando vino a él un joven y
le pregunto.
MAESTRO ¿que debo hacer para encontrar la Verdad? -sin responder,
el Buda se le acerco y de un empujón lo arrojo en el estanque, manteniéndole
después sumergida la cabeza.
Lucho el joven infructuosamente por liberarse y cuando ya daba
muestras de desvanecimiento.
El Maestro le permitió salir. Una vez repuesto de la sorpresa, El
Buda le inquirió: Cuando estabas bajo el Agua, ¿pensaste en bellas mujeres?
- NO, dijo el joven.
¿Pensaste en ricos manjares o en viajes por el mundo?
Una vez más la respuesta fue negativa.
Cuando anheles hallar la Verdad con la misma vehemencia con que
deseabas respirar, cuando lo anheles tan profundamente en tu Alma, agregó el
Buda, ese día seguro la encontrarás.
Cómo poder
responder a quien está lleno de su yo. Lleno de Compasión el Buda trató de
señalarle que en tanto cargara con un yo tan vivo y controlador, no podría
comer con serenidad del manjar de la Sabiduría. “Le mantuvo
después sumergida la cabeza”, hasta que había comprendido lo que
era vivir en la libertad del yo, cuando la respiración falta y solamente
podemos vivir gracias al cordón umbilical siendo uno con nuestra Madre.
Abandonado todo deseo del ego,
solamente nos queda expresar la Vida que somos.
Es solamente cuando abandonamos todo
deseo, toda ambición, todo el ego, las metas, poderes, discriminación, cuando
lo único que nos alimenta es el deseo de respirar la Verdad, cuando nuestra
Alma solamente tenga como único anhelo, expresar la Vida que somos. Cuando hemos
olvidado la búsqueda, ligeros sin el peso de la duda, sumergidos en las
preguntas y las respuestas, hemos olvidado preguntar por la Verdad, en su
Compasión Buda le anima al decirle que la encontrará, cuando sabía que no hay
nada que encontrar para quien busca la Verdad.
Inesperadamente Buda encontró, que no
había cabeza sumergida en el estanque, que el estanque al no haber agua había
dejado de ser estanque, al no haber estanque, ni agua, ni cabeza, ni pregunta,
ni nadie a quien sumergir, Buda se diluyó también en la Verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario