No pretendo molestaros

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Yui Shin

sábado, 9 de abril de 2016

MI DIETA


          Antes de salir de España, en el 79, comencé a cambiar mi dieta, exclusivamente carnívora (carne con algo), a vegetariana, tratando de preparar mi organismo a comer verduras en India y siguientes países, de la ruta que seguiríamos Víctor y yo en nuestro viaje, por la peligrosidad de comer carne y pescado en la calle, por India, Nepal, el Sudeste Asiático.
          Al llegar a Japón, con una dieta básicamente vegetariana, algunas veces cuando iba a algún restaurante comía carne o pescado ocasionalmente. Un día tras la meditación, le dije a mi Maestro que había tomado la decisión de ser vegetariano. Me preguntó el por qué de esa decisión, le expliqué que por la relación y la vida que le concedíamos a los animales que nos comíamos. Me dijo que si pensaba que los vegetales, al criarlos en monocultivos, empujados por abonos, asfixiados por pesticidas, cortados y empaquetados para ser comidos, consideraba que era un trato adecuado y por eso los comía, mi respuesta fue que tampoco estaba de acuerdo con nuestra relación con las plantas, pero que había tomado la decisión de comer vegetariano, porque tenía que comer y había tomado una decisión desde mi responsabilidad.
          Hablamos de los niveles de alimentación: el hombre piensa y es de mi propia especie, los animales piensan, sienten y se mueven en la vida, los vegetales no se movían, sujetos por sus raíces al lugar donde crecen. Su respuesta: Si la Vida es Una, ¿qué diferencias entre animales o vegetales?, ¿Piensas que hay diferencia entre comerse a unas u otros?, ¿No será que discriminas, no será que sigues tu ego?

El Pescado Fresco.-  “Una vez, un Maestro budista fue invitado a una fiesta en la casa de un rico propietario. Muchos otros monjes budistas estaban también presentes y alguien de la casa decidió gastarles una broma. A todos ellos se les sirvió pescado fresco, que les estaba prohibido comer. Los monjes se abstuvieron de hacerlo, excepto el Maestro, quien se lo comió todo como si no supiera lo que era. Uno de los monjes, disimuladamente, le tiró de la manga y le dijo:
l   Maestro eso es pescado fresco.
l  El Maestro miró al monje y replicó: —Bueno, ¿y cómo sabes tú que es pescado fresco?”

          Pero era mi decisión, ¿de qué se puede alimentar la Vida, sino de Ella misma?, ¿De qué se podía alimentar mi vida, si no era de la vida de otros seres?, pero hay que tomar la responsabilidad de lo elegido para alimentarse, porque estamos tomando la vida de los seres que comparten la Humanidad, el planeta, la manifestación de la Vida, con nosotros.
          Son una parte de la misma Vida que se manifiesta en nosotros, no es la agresividad, la supervivencia, la necesidad de alimentarnos, lo que determinará el resultado de nuestra comida, de nuestra alimentación, de cubrir nuestra necesidad.
          No son las filosofías, las enseñanzas, la opinión de los Maestros, ni tan siquiera la legitimidad o seguir las reglas más estrictas acerca de lo que nos alimenta lo que determinará, si nuestra dieta o los alimentos que ingerimos son los adecuados, si es la dieta que debemos seguir.
          l   Maestro eso es pescado fresco. El discípulo, mirando las reglas, los votos realizados en la ordenación, en su promesa de vivir como Bodhisatva, vio al animal, la carne, al ser vivo, que habían prometido no comer, muerto y cocinado en un plato. Sintiendo la culpabilidad de una mirada de los ojos que no podían verle.
          l  El Maestro miró al monje y replicó: —Bueno, ¿y cómo sabes tú que es pescado fresco?” ¿Por qué te guías por las apariencias?, lo que había en el plato era un pescado muerto, que si no era comido, habría entregado su vida inútilmente. Rechazar una ofrenda, le está prohibido al monje, pues no debe discriminar lo que le es ofrecido. Desperdiciar una vida, es lo último que puede desear un monje. Mirando que lo que comemos solamente puede ser parte de nuestra Vida, por qué rechazar lo que esta cocinado en el plato.
          El Maestro, nunca come ni sabe lo que come. Acepta lo que el plato le ofrece, siendo plato y ofrenda de lo que le alimenta, Consciente de que es la misma Vida que es, la que le está alimentando. Porque lo que está alimentando es la Gratitud a la Vida, que le permite manifestarse, como alimento de lo que come. El Maestro, come al mismo tiempo que es comido. Porque es alimento de la Vida por la que es alimentado.
          Cuando se es consciente de que alimentas y eres alimentado por la misma y única Vida, comienzas a conocer al Maestro. Pero solamente cuando eres el alimento que no puedes alimentar a Nada, eres Maestro.

          Todavía no he contestado a las preguntas, sigo siendo vegetariano y me sigo alimentando cada día, a mi ego, a mi discriminación, al mi, porque alimentar la Vida, es alimentar Todo, sin que haya algo que alimentar.


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