Antes de salir de España, en el 79,
comencé a cambiar mi dieta, exclusivamente carnívora (carne con algo), a
vegetariana, tratando de preparar mi organismo a comer verduras en India y
siguientes países, de la ruta que seguiríamos Víctor y yo en nuestro viaje, por
la peligrosidad de comer carne y pescado en la calle, por India, Nepal, el Sudeste Asiático.
Al llegar a
Japón, con una dieta básicamente vegetariana, algunas veces cuando iba a algún
restaurante comía carne o pescado ocasionalmente. Un día tras la meditación, le
dije a mi Maestro que había tomado la decisión de ser vegetariano. Me preguntó
el por qué de esa decisión, le expliqué que por la relación y la vida que le concedíamos
a los animales que nos comíamos. Me dijo que si pensaba que los vegetales, al
criarlos en monocultivos, empujados por abonos, asfixiados por pesticidas,
cortados y empaquetados para ser comidos, consideraba que era un trato adecuado
y por eso los comía, mi respuesta fue que tampoco estaba de acuerdo con nuestra
relación con las plantas, pero que había tomado la decisión de comer
vegetariano, porque tenía que comer y había tomado una decisión desde mi responsabilidad.
Hablamos de
los niveles de alimentación: el hombre piensa y es de mi propia especie, los
animales piensan, sienten y se mueven en la vida, los vegetales no se movían,
sujetos por sus raíces al lugar donde crecen. Su respuesta: Si la Vida es Una, ¿qué diferencias entre
animales o vegetales?, ¿Piensas que hay diferencia entre comerse a unas u otros?,
¿No será que discriminas, no será que sigues tu ego?
El Pescado Fresco.- “Una
vez, un Maestro budista fue invitado a una fiesta en la casa de un rico
propietario. Muchos otros monjes budistas estaban también presentes y alguien
de la casa decidió gastarles una broma. A todos ellos se les sirvió pescado
fresco, que les estaba prohibido comer. Los monjes se abstuvieron de hacerlo,
excepto el Maestro, quien se lo comió todo como si no supiera lo que era. Uno
de los monjes, disimuladamente, le tiró de la manga y le dijo:
l Maestro eso es pescado fresco.
l Maestro eso es pescado fresco.
l El
Maestro miró al monje y replicó: —Bueno, ¿y cómo sabes tú que es pescado
fresco?”
Pero era mi
decisión, ¿de qué se puede alimentar la Vida, sino de Ella misma?, ¿De qué se
podía alimentar mi vida, si no era de la vida de otros seres?, pero hay que
tomar la responsabilidad de lo elegido para alimentarse, porque estamos tomando
la vida de los seres que comparten la Humanidad, el planeta, la manifestación
de la Vida, con nosotros.
Son una parte
de la misma Vida que se manifiesta en nosotros, no es la agresividad, la
supervivencia, la necesidad de alimentarnos, lo que determinará el resultado de
nuestra comida, de nuestra alimentación, de cubrir nuestra necesidad.
No son las
filosofías, las enseñanzas, la opinión de los Maestros, ni tan siquiera la
legitimidad o seguir las reglas más estrictas acerca de lo que nos alimenta lo
que determinará, si nuestra dieta o los alimentos que ingerimos son los
adecuados, si es la dieta que debemos seguir.
l Maestro eso es pescado fresco.
El discípulo, mirando las reglas, los votos realizados en la ordenación, en su
promesa de vivir como Bodhisatva, vio al animal, la carne, al ser vivo, que habían
prometido no comer, muerto y cocinado en un plato. Sintiendo la culpabilidad de
una mirada de los ojos que no podían verle.
l El Maestro miró al monje y replicó: —Bueno,
¿y cómo sabes tú que es pescado fresco?” ¿Por qué te guías por
las apariencias?, lo que había en el plato era un pescado muerto, que si no era
comido, habría entregado su vida inútilmente. Rechazar una ofrenda, le está prohibido
al monje, pues no debe discriminar lo que le es ofrecido. Desperdiciar una
vida, es lo último que puede desear un monje. Mirando que lo que comemos solamente
puede ser parte de nuestra Vida, por qué rechazar lo que esta cocinado en el
plato.
El Maestro, nunca come ni sabe lo que
come. Acepta lo que el plato le ofrece, siendo plato y ofrenda de lo que le
alimenta, Consciente de que es la misma Vida que es, la que le está alimentando.
Porque lo que está alimentando es la Gratitud a la Vida, que le permite manifestarse,
como alimento de lo que come. El Maestro, come al mismo tiempo que es comido. Porque
es alimento de la Vida por la que es alimentado.
Cuando se es consciente de que
alimentas y eres alimentado por la misma y única Vida, comienzas a conocer al
Maestro. Pero solamente cuando eres el alimento que no puedes alimentar a Nada,
eres Maestro.
Todavía no he contestado a las
preguntas, sigo siendo vegetariano y me sigo alimentando cada día, a mi ego, a
mi discriminación, al mi, porque alimentar la Vida, es alimentar Todo, sin que
haya algo que alimentar.
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