Cuanta miseria hay en nuestros políticos.
No están satisfechos con no poder aceptar cuando pierden, pues nunca han
perdido, es suficiente que hayan conseguido vencer y quedar delante del último,
para haber ganado.
No hay mayor ceguera que mirarse el
propio ombligo y verlo con mirada panorámica, no nos cabe nada más en el campo
de visión.
Ni importa que el resultado conseguido
sea de miseria, ni que los ciudadanos les hayan expresado su insatisfacción con
su actuación en Diciembre, cuando estaban dispuesto a comprar y venderse, a
quien consiguiera darles los escaños suficientes para sentarse en el poder. Solamente
el que los otros no les dijesen las cosas en público como necesitaban, para
engañar al pueblo y el que Podemos pensase que conseguiría un mejor resultado
en las nuevas elecciones, impidió que tuviésemos un gobierno para olvidar y sentir
vergüenza.
No sirve que los que están gobernando
estén arreglando al menos un poco, el desaguisado que dejó Zapatero. Siempre
encuentran disculpas para echarle las culpas a los mercados, a los que pasaban,
al desplome de la bolsa en el extranjero o que Zapatero dejó cientos de miles
de millones de euros de deuda, pero dejó unos cientos de millones en la Caja de
la Seguridad Social.
Desde el primer día, huelgas y
manifestaciones por toda decisión que tomase el gobierno, los palmeros
sindicalistas moviendo lo público y la educación, protestando porque no sabían
si lo que se cambiaba iría mejor, aún sabiendo que lo que había no funcionaba o
iba mal.
Rivera dice que hay que hacer un pacto
por la educación, que la culpa de los fracasos de los estudiantes españoles es
por culpa del PP y del PSOE, por sus leyes de educación. Parece mentira que un
político y sus acólitos, no sepan que todas las leyes de enseñanza de la
democracia han sido impuestas por el PSOE, que la única que iba a entrar en
funcionamiento del PP, fue derogada en los primeros días de gobierno
socialista.
Las actitudes para formar gobierno de
Pedro Sánchez y de Alberto Rivera, en mi opinión son miserables, no les importa
que los ciudadanos les hayan dado su opinión claramente, bajando ambos su número
de diputados de forma ostensible, quieren imponer sus opiniones, quieren que
otro gobierne con sus imposiciones, que no tienen por qué ser buenas, imponer a
la persona que dirija el gobierno, porque quieren a quien ellos decidan sin
importarles lo que les ha dicho el pueblo.
Me recuerdan una historia antigua, en
la que un rey herido por una flecha ponzoñosa, decide que quiere saber todo
sobre: el arquero, el arco, la flecha, el veneno, obviamente antes de encontrar
las respuestas se murió.
Cualquiera sabe que hay que hacer
cambios en España, pero probablemente sería mejor arreglar un poco más la
situación, antes de dedicarse a repartir subvenciones, aumentar el gasto público,
dar ayudas a todo tipo de necesidades, viviendas para los pobres, comida gratis,
aumentos salariales por decreto, es fácil pedir dinero para ayudar a los
necesitados y a los vagos, es algo necesario, pero probablemente siendo los
españoles los que tenemos que dar el dinero, estando con salarios no muy
boyantes, quitando a los que pertenecen a sitios estratégicos públicos. Pienso que
no me importaría que no me prometiesen nada hasta que salgamos un poquito más,
al menos para respirar un poco.
Señores Pedro Sánchez y Alberto
Rivera, tráguense sus egos, su ambición desmedida de poder, sus miserias,
escuchen lo que les han dicho las urnas y ayuden a mejorar la situación del
pueblo.
Lo único que no es necesario es la
demagogia, no se trata de imponer sus opiniones, al menos hasta que vean si es
posible hacer lo que quieren, esperen para cambiar la Constitución y ponerla
para contentar a los independentistas y a los nacionalistas, no quieran cambiar
la vida del pueblo desde la letra, porque lo más fácil para hacerlo, es que en lugar de
ambiciosos fuesen ustedes políticos.
Trabajen lo mejor que puedan ayuden a
gobernar a quien ha sido elegido por la mayoría de los españoles, no pongan
palos en las ruedas y dentro de cuatro años si lo han hecho bien, posiblemente
podrán gobernar a su gusto.
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