Tenemos muchas prácticas para alcanzar
la Consciencia, la buscamos en unos niveles en los que pensamos que esa
Consciencia nos permitirá saber, ser sabios, ser conocedores de los misterios
de la Vida.
En el diccionario conciencia y
consciencia, tienen definiciones parecidas, siendo intercambiables en muchas
ocasiones cuando escribimos acerca de ellas. La conciencia es algo que nos
permite diferenciar las cosas: lo bueno de lo malo, el sueño de la vigilia,
saber lo que está sucediendo separándolo de lo que no lo está. Ser conscientes
de algo puede muchas veces no ser tan obvio, al no ser diferenciar las cosas,
sino el percibirlas, sin necesidad de comparar, diferenciar o discriminar.
Es quizás el punto más importante para
entender lo que queremos encontrar al buscar la Consciencia del Ser, del Todo,
de la Vida. ese no diferenciar es lo que permite que la consciencia pueda
existir en un mundo donde la dualidad no tiene que estar manifestada, al
contrario de la conciencia, que tiene que haber algo que percibe y sabe que
está percibiendo.
Recuerdo cuando estaba con mi Maestro,
un día que fui a “dokusan”: “Me postre las tres
veces, me presenté y comencé a hablar con Él. A su primera pregunta o
respuesta, contesté con algo que me sorprendió, pues no era lo que quería
decir, ni lo que estaba pensando. Por más que lo intenté, fui incapaz de
responder o pronunciar las palabras que pensaba y deseaba decirle”. A lo
largo de la charla me esforcé, me recriminé, estuve escuchando las respuestas,
pensando que decía tonterías fuera de toda razón, pero seguí respondiendo sin
saber qué o quién hablaba.
Él simplemente sonreía burlón, en esos momentos
lo que yo pensaba es que por las tonterías que estaba diciéndole. Durante semanas
estuve dándole vueltas a la situación, pero me volvió a ocurrir, pasado el
tiempo descubrí que las respuestas eran correctas, que las tonterías que decía,
comenzaban a cobrar sentido.
Buscamos ser conscientes de la
Realidad de la Vida, es a lo que se encamina nuestra práctica, nuestros
esfuerzos. La Vida no puede ser consciente, de que para resolver el problema de
las formas de vida, que al principio no podían ver, tenía que crear los ojos,
no puede ser consciente ni tan siquiera de que hay formas o vida.
La evolución no es algo premeditado,
programado o que la Vida tenga consciencia de lo que tiene que hacer o de los
problemas que surgen. Ser conscientes del aíre o del viento, no es pensar que
lo estamos percibiendo, es la percepción del aíre o del viento sin estar
separado de nosotros,
La Consciencia con mayúscula, no puede
ser consciente de algo que percibe, pues no existe en la dualidad. No puede ser
consciente de ser, porque no puede al igual que el resto de los Conceptos o Existencias,
percibirse a Sí misma.
La Consciencia permite el Cambio,
permite la Evolución, permite la manifestación de la Vida y su consciencia,
pero no puede ser consciente de ello.
Si miramos las definiciones de lo que
nosotros llamamos energías en la filosofía china: El Chi, el Jing, el Shen,
vemos que el Chi nos dicen que es el origen de la energía, pero no es energía,
aunque a veces lo es. Ello es lo que nos hace decir que hay diferentes tipos de
Chi. El Yin y el Yang, siendo diferentes son iguales dentro de la Unidad, pues
no puede determinarse lo que es Yin ni lo que es Yang, si no hay comparación.
La Consciencia, es una parte de la
Vida, una de las infinitas potencialidades que existen en el Vacío, pero no
tiene manifestación propia, o puede ser consciente de algo. La Consciencia al
igual que la existencia fuera de la dualidad, solamente se muestra como
Absoluto, en donde la única opción es la Seidad.
Que nosotros en la dualidad podamos
ser conscientes de nuestro entorno, es por la existencia de la Consciencia,
pero ser consciente de algo o de nada, está fuera de las posibilidades de la
Consciencia de la Vida.
Ser Consciencia, es perder toda
consciencia, porque ser conscientes de lo que somos, nos impediría Ser
Consciencia, que es lo que tratamos de alcanzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario