Hay
sucesos que conmueven nuestras conciencias, suceden con bastante frecuencia,
pero cada vez parece la primera que los percibimos.
Suceden
los actos de terrorismo, y nos escandaliza, la impunidad y el cómo pueden
actuar sin ser descubiertos. Vemos las migraciones masivas, con sus muertos y
sufrimientos, sus niños tirados en las playas o los caminos, el hambre, la
enfermedad, sin que dejemos de crear guerras. Suceden los grandes accidentes
con cientos o miles de muertos y heridos, escandalizándonos el cómo no se ha
visto venir, cómo no han sido evitados. Vemos cómo el fuerte esclaviza o
destruye al débil, cómo una parte de la sociedad sufre, mientras otra vive en
la opulencia. No hay sociedad o tiempo, en la que no hayamos sido
escandalizados por sus sucesos o manifestación.
En
cuanto percibimos o intuimos estos hechos, lo primero que buscamos es a los
culpables: “¿Cómo es posible que los poderes, que
las sociedades secretas de poder, que las sociedades que quieren imponer el
mal, que los poderes que deben protegernos, gobernarnos, que deben velar por
una sociedad justa, libre y humana, no lo han evitado?.
Miramos
la responsabilidad de los gobiernos, la avaricia de los mercados, a los Iluminatis,
a los grupos satánicos o que defienden el mal, el club Bilderberg, los sabios
de Sión, que los servicios secretos no descubran lo que va a ocurrir, que los gobiernos y las empresas no eviten los
accidentes.
Tratamos
con tanta vehemencia el encontrar algún culpable que no seamos nosotros, para
evitar lo que ha ocurrido y por tanto es inevitable, que olvidamos ser
conscientes que todo esto tiene como origen: “La Libertad”.
Todo esto sería en gran medida evitable, si no tuviésemos la capacidad de elegir,
si lo único que se nos permitiese elegir y hacer, fuese lo correcto.
Como
se dice vulgarmente: “Todo parece fácil de solucionar a toro
pasado”, todos somos lo suficientemente
inteligentes para saber por qué ha sucedido algo y lo habríamos evitado, pero
la triste realidad es que ya ha ocurrido.
Quizás
el mayor culpable de lo que sucede sea Dios, al menos es al que se culpabiliza
de todo en última instancia: ¿Por qué creó el mal?, ¿Cómo se le
ocurrió crear a Satán?, ¿Cómo es posible que no evite las muchas cosas que
suceden, y que exista tanta gente mala, dañina e inhumana?, ¿Por qué suceden
tantos cataclismos, permite la muerte de los niños, la miseria y el hambre, los
abusos, ….?.
Sería
tan fácil crear un Universo donde solamente existiese el bien y la felicidad. A
Él que es Todopoderoso y puede hacer lo que desea.
La
única razón para la existencia que nosotros hemos creado, se llama Libre Albedrío,
el origen de la Libertad. Esta solamente es posible en la libre elección. No
puede manifestarse la Libertad eliminando el Yin o el Yang, o con la existencia
de uno de ellos, es en lo que aparentemente separa y divide, donde reside el
Espíritu de Unión, del Uno existiendo en Libertad. Es precisamente el poder
crear la injusticia, lo que hace Justa a la Vida.
Un
día buscando el origen del sufrimiento, Shakyamuni percibió que la salida, el
poder no entrar tan siquiera en él, era posible por medio del Camino Óctuple. Podríamos
escribirlo como Céntuple, Cuádruple o Infinitódruple, porque la parte
importante no es lo que se puede hacer, sino que esto sea “Correcto”, vivir
eligiendo lo correcto, es alcanzar los resultados de la Humanidad, en Libertad,
con la capacidad de elegir libremente desde la responsabilidad personal e
individual, porque solamente hay una forma de evitar las cosas y no es
encontrando culpables fuera, sino ejerciendo la Libertad Correctamente.
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