Dicen algunos que el Camino del Zen es
aprender a percibir lo obvio, si bien obviamente, es innecesario percibir lo
obvio.
Tras casi una vida dedicada a la práctica del budismo, viajar a
China en busca del Maestro que le ayudase a encontrar la Iluminación, noches,
semanas sin dormir meditando en su esfuerzo y dedicación a encontrar la Verdad,
un día el Maestro le dijo que había encontrado la puerta, que estaba listo para
entrar. Poco después Dogen, regresaba al hogar, a Japón.
Al regresar los buscadores de sus prácticas en China, tratando de encontrar el espíritu
de la enseñanza de Shakymuni, el Espíritu de Buda. Traían nuevos Sutras, imágenes
sagradas y las nuevas ceremonias que se habían instaurado en los templos
chinos. Dogen retornó a Japón y según sus propias palabras, llegó “con las manos vacías”, y todo lo que podía decir de lo aprendido
era que: “los ojos
están horizontales y la nariz vertical. Día tras día, el sol sale por el este y
el gallo canta al alba. Cada cuatro años el mes de febrero tiene veintinueve
días.”, mas no obstante, “con una pesada carga sobre los hombros”.
Obviamente había encontrado lo obvio, las
cosas son lo que son, pero las palabras solamente pueden decir lo que es
explicable, lo que es perceptible y puede ser definido y relacionado.
Cuando alguien de pie frente a ti te
pregunta, sus ojos son horizontales, su nariz vertical, siempre y cuando lo
relaciones con algo entendible para los demás, por ejemplo en este caso el
suelo. Dogen sabía obviamente, que los ojos son ojos, que su posicionamiento
era infinito, porque dependería del observador y de con qué fueran relacionados. También
sabía que si no hubiese algo con lo que relacionarlos, simplemente serían
no-ojos, no importaría que fuesen unos ojos perfectos, al no haber nada con lo
que relacionarlos, obviamente no habría alguien o algo que pudiese hacerlo, por
lo que no habría ojos, podríamos decir que serían no-ojos.
Con respecto al tronco del árbol los ojos
serían perpendiulares, pero complicaríamos las palabras si los relacionásemos con
las ramas o las hojas.
Aún sería más complicado, relacionarlos
con el propio portador del ojo y de la nariz, puesto que la nariz no puede
verse y los ojos obviamente tampoco. Aún pudiendo verlos, dependería de lo que
se considerase el portador y con respecto a que parte los relacionase.
Obviamente los ojos no sabrían que había
ojos, aún conociendo gran parte del cuerpo, la nariz no pudiendo ver, conocería
los diferentes olores del cuerpo.
Pero el Camino del Zen, es la ceguera de
Ser Ojo, es no poder saber del olfato, no percibir aromas u olores por Ser
Nariz.
Dicen que el Camino del Zen es aprender a
percibir o conocer lo obvio, Dogen transmitió lo obvio de las palabras,
engañando a todos, acerca de lo que había traído de China.
¿Cómo decirles que él nunca había estado
en China?, que no-sabía si sabía, que no sabía tan siquiera si había olvidado
algo, pero que no sabía nada Ahora.
¿Cómo encontrar una carga más pesada para
nuestros hombros, que el Vacío?, nadie quien cargar, nada que cargar, ni
hombros donde ser cargado el Vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario