Si mirásemos
nuestro gran nivel intelectual, al poder realizar tantas preguntas y conocer
tantas respuestas. El ser capaces de ampliar el conocimiento de cuanto nos
rodea. El basar nuestro crecimiento en lo que nuestra mente aprende de las
experiencias vividas, es lo que nos ha hecho pensar que somos la imagen y
semejanza de Dios, su obra cumbre, el único ser creado para reinar en el Paraíso,
en la Tierra y desde ella conquistar el Universo.
Queremos conocer
la vida, cómo se manifiesta y desarrolla, para dominarla, para controlarla. Es nuestro
desarrollo, nuestra evolución natural, no es necesario que lo deseemos,
simplemente dudamos y desconfiamos de que esto sea lo mejor, lo importante, para
ser lo que una parte de nosotros piensa que somos, o, ¿podríamos decir incluso
que lo sabe?.
Es en la búsqueda
de lo que somos, en ese: ¿Quién soy, o quién
soy yo?, donde está el origen de nuestra
problemática. Sabemos que todo esto solamente es posible en una manifestación
dual, en la que lo primero es la percepción propia, no por percibirnos a
nosotros, sino percibiendo a los demás. Creemos saber quienes son los demás,
entonces surge la pregunta: ¿Quién soy yo?.
Pero el yo
que pregunta, solamente puede buscar al que percibe, solamente puede encontrar
a aquel con el que se identifica, al cual ve como en un espejo creado por sus
ojos, sus sentidos y su mente. Incluso conociendo todas las partes, no podemos
saber la realidad del resultado. Pero cada parte es resultado de otras partes,
lo que siempre será sumar datos desconocidos, para saber lo que es algo que no
podemos conocer. ¿Una locura verdad?
Shakyamuni,
y otros Maestros anteriores y posteriores, nos hablan del Aquí y Ahora, del Ser
como Seidad y no como entidad, nos han hablado del Todo, del Uno, del Vacío, de
un Dios que no es dual pero que es explicado como si lo fuera, porque si le
ves, le conoces, le explicas y sabes lo que te dicen, es que estás en la
dualidad.
Pero ese
run-run, de los Maestros nos inquieta en algún punto de nuestro yo olvidado,
con ese que es el que pregunta, y comienza una dualidad no manifestada todavía.
Por lo que nos preguntamos: ¿Cómo sería el
vivir siendo todo?, ¿Cómo sería manifestarnos siendo Uno?, ¿Cómo sería vivir
siendo Vida?, ……………
Pensamos que
responder las preguntas satisfactoriamente, permitirá aumentar el conocimiento
de todo lo que añoramos, nos permitirá tener más consciencia de lo que somos,
de lo que es la Vida y nuestro Ser en la realidad
Pero la
simple percepción de algo, ser conscientes de algo, nos encadena a la dualidad.
Nos impide salir de ella, ¿Cómo ser Todo, si
percibimos o somos conscientes de que hay algo más, o tan siquiera de nosotros
mismos siendo Uno?.
Existir en la dualidad, sin vivir en ella, solamente es
posible: “Siendo Dualidad”, porque no puede percibir lo dual, por serlo.
Ser el que
pregunta: “¿Quién soy yo?, elimina la pregunta, porque hay que Ser Uno con la
pregunta para ser el preguntador.
Por eso lo
que elimina la dualidad, lo que elimina las preguntas, las respuestas, es
Siendo, el Ser, podríamos preguntar qué, pero la respuesta es obvia lo que
somos.
Es la existencia en la Seidad, lo que elimina el poder
ser conscientes del yo o de la existencia de algo, del fuera y el dentro, de la
Dualidad, porque en ella, se Es Dualidad.
Es nuestra
búsqueda, saber quiénes somos, o quiénes son, pero ¿Quién soy?, se responde con:
“quien soy”, ¿quiénes son?, “son quienes son”, y quien soy no puede preguntar,
ni responder, ni percibir, ni tener consciencia de ser “Yo”, porque:
“Yo soy el que soy”.
Tratando de saber, hemos olvidado ser;
buscando el encontrar, hemos olvidado lo que somos; buscando el conocer, hemos
encontrado la separación interminable.
Hemos buscado la
Humanidad, el amor, la religión, a Dios, nos hemos llamado: humanos, amantes,
enamorados, religiosos, creyentes, hijos de Dios. Olvidando serlo, crearlo como
realidad: Siendo.
Vivimos alejados del: “Amor,
la religión, la humanidad, de Dios, simplemente para poder buscarlos”. No
importa que creamos haber encontrado algo, porque seguiremos separados de Ser
la Seidad.
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