No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 22 de agosto de 2016

GALGOS O PODENCOS


        Cuántas veces nuestra búsqueda se traduce en una pregunta: “Son galgos, no son podencos”. En un lugar donde solamente hay galgos y podencos, o es Yin o es Yang, cuanto viene o se va. Es el Yin y el Yang lo que queda, porque lo que no cambia es que si tú eres galgo, yo soy podenco.
        Varias veces en dokusan, la entrevista con el Maestro, me abrieron la cabeza como respuesta a nuestros diálogos. Tratando de argumentar acerca de la Naturaleza de Buda, de lo que Es Vida, o de si eran “galgos o podencos”, el Maestro al no poder argumentar con mi maravillosa mente y amplio conocimiento, probablemente desesperado al no encontrar respuestas, me golpeó aprovechándose de su poder, abriéndome la cabeza.
        Una de las veces sucedió en Hosshinji, con Daigaku-san como traductor, las otras en Bukkokuji a solas con el Rosshi. Todo iba bien, probablemente en la mejor traducción que he tenido de mis palabras, acercándolas a lo que quería decir. Al contrario que el Rosshi de Bukkokuji, el de Hosshinji no era tan rápido, así que: “Me miró, se levantó, se acercó a mí, golpeándome con un símbolo de madera que tienen los Maestros y que no recuerdo su nombre. Se sentó de nuevo, me miró, continuando la conversación al responderle a su pregunta”.
        Pasado el Sesshin, la semana de silencio y Meditación, me preguntó si la reacción del Maestro había sido debida a su traducción, pues en unos 20 años traduciendo, nunca había visto algo semejante. El Rosshi era bastante paciente y le parecía todo bien, por lo que no era normal esta respuesta.
        Incluso en esos momentos, cuando no entendía la pregunta que me estaban realizando, cuando mi comprensión no alcanzaba a la profundidad de la respuesta a mis preguntas, lo viví como una simple conversación. Antes y después de esas respuestas, había saltado al menor movimiento del Rosshi, quizás no necesitando o rehuyendo la respuesta directa.
        Hoy, todo lo que recuerdo es que era agradable charlar acerca de las cosas profundas del budismo, de la Verdad, de la Naturaleza de Buda, de la dualidad Universal, pero tarde o temprano la hora de la comida llegaba y había que dejar de dilucidar si lo que teníamos o nos perseguía eran galgos o podencos, pues era el momento de comer.
        Al final, preguntándonos por la raza o naturaleza de lo que nos rodea, nos persigue, nos domina, nos obedece, lo bueno o malo de todo ello, no encontraremos la respuesta de lo que realmente nos inquieta: ¿Quién soy?.
        Preguntando si son galgos o podencos, nunca podremos ser perros. Porque realmente y por muy agradable que sea el buscar lo que somos, es lo único que no podemos ver cuando viene o se va. Lo que viene o se va siendo lo que somos, no pasa de ser el reflejo de la luna, el reflejo del espejo.
        Preguntado el Maestro, ¿Cuál es la Naturaleza de Buda?, su Compasión señaló directamente a mí, el que siente el dolor, el que ha preguntado, el que ha respondido.
Preguntado el Maestro, ¿Cuál es la Naturaleza de Buda?, su Compasión mostró directamente mi sangre, mi Vida.
        La conversación continuó, hasta olvidar el mi.
        Galgos o podencos, inglés-japonés, no hay entendimiento en la Verdad.


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